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Nacionales E.Herria :: 12/06/2014

Aritxulegi o el derecho a la pluralidad de relatos en un suelo ético.

Antxon Gomez y Alberto Muñoz, miembros de Eusko Lurra Fundazioa
La acción de la GC en el “Bosque de los gudaris” , arrancando robles y estacas y humillando a familiares en su derecho a recordar a sus seres queridos,es éticamente demoledora

Tras la victoria franquista en la guerra del 36, el bando fascista
español ordenó no sólo arrancar de la tumbas de los vencidos
cualquier tipo de referencia a su ideología sociopolítica, sino
eliminar el propio euskera de los cementerios. Eso sí, lo hizo con la
ley en la mano. Su propia ley, por supuesto. Otros muchos miles fueron
directamente desaparecidos en fosas comunes, cunetas o el mismo Valle
de los Caídos para negar a sus compañeros de militancia y a sus
familias el derecho a honrar su memoria o de tener un mínimo espacio
donde llorar su pérdida. Delito de lesa humanidad, desapariciones
forzosas.

La acción de la Guardia Civil por orden de la Audiencia Nacional
(Heredera directa del Tribunal de Orden Público franquista) en el
denominado “Bosque de los gudaris” en Oiartzun, arrancando robles y
estacas y humillando a familiares en su derecho a recordar a sus seres
queridos con independencia de las circunstancias de su muerte, es
éticamente demoledora.

El silencio de los responsables del Gobierno Vasco para temas de
normalización política y convivencia ante lo ocurrido ha sido
clamoroso. No se puede hablar continuamente de suelo ético e ignorar
que en un conflicto como el que todavía vivimos, el aceptar la
pluralidad de relatos sobre el mismo es una exigencia inexcusable para
la normalización política. Evitar que siga aumentando exponencialmente
la lista de represaliados por mantener simplemente una versión del
relato que es compartida por centenares de miles de personas en
nuestro Pueblo, es una exigencia pre-democrática. Si existe una ley
que va en contra de los principios básicos de convivencia, esa ley ha
de ser modificada. Estas cosas sí que marcan un mínimo suelo ético, ya
que las únicas bases que pueden cimentar la convivencia pasan por el
reconocimiento “del otro” en toda su extensión. Reconocimiento
naturalmente no es aceptar su relato, sino aceptar su derecho a
tenerlo y respetarlo.

En Euskal Herria sabemos bastante de relatos únicos como el que
durante años mantuvieron los diferentes gobiernos españoles de que
Gernika fue arrasada por los propios vascos. Entonces también era
delito penado y castigado sostener lo contrario. ¿Cuántos años va a
costar ahora que se acepte que en el marco de un cruento conflicto que
empieza en el mismo año 1936 en su manifestación más moderna, existen
en nuestra sociedad concepciones totalmente antagónicas de lo sucedido
en las últimas décadas? En pleno 2014 a los vascos se nos sigue
hablando de guerra civil para denominar lo que no fue sino un
alzamiento militar seguido de un monstruoso genocidio y de décadas de
terrorismo de Estado. Frente a ello debemos soportar episodios como
los del homenaje al regimiento América 66 o el mantenimiento de la
impunidad de los policías torturadores franquistas, frente a fundadas
demandas de extradición para que den cuentas ante la justicia
universal de sus crímenes de lesa humanidad.

Existe en Aritxulegi un pequeño monolito que honra la memoria de los
800 gudaris y militantes de EAE-ANV que fueron asesinados por el
fascismo. Este monolito ha sufrido todo tipo de ataques,
ametrallamiento incluido, por parte de los que quieren seguir
imponiendo su relato. El paraje de Aritxulegi simboliza décadas de
conflicto inconcluso en suelo vasco. Desde las guerras carlistas al
36 y el Franquismo y post Franquismo. Y para borrar eso no basta con
arrancar robles o monolitos, habría que arrancar la misma Peña de
Aia, testigo de todo ello. Algunos lo harían a gusto, eso sí, con su
ley en la mano.

Se ha negado hasta la saciedad por parte de algunos que los militantes
de ETA tengan nada que ver con los gudaris del 36. Lo que resulta
innegable es que los guardias civiles, encuadrados en los ejércitos
fascistas, que combatieron los gudaris de ANV en los montes de Euskal
Herria pertenecían al mismo cuerpo armado que pervive hoy en día sin
que se diese ningún tipo de depuración en sus estructuras y bajo una
inalterable línea de continuidad desde el Franquismo. Ese cuerpo
armado y militar que arrancó el otro día cientos de robles en
Aritxulegi y arrancó durante décadas cientos de vidas en Euskal
Herria.

Antxon Gomez y Alberto Muñoz. Miembros de EUSKO LURRA FUNDAZIOA.

erria, 9 de junio de 2014.

 

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