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Nacionales E.Herria :: 08/04/2015

[Cast/Eusk] La nada no es meta ni camino, es nada ( II de IV )

Petri Rekabarren
Presentamos la segunda parte de la serie de cuatro en la que pretendemos analizar la deriva de Sortu y la situación de una parte de la Izquierda Abertzale

Primera parte del texto

http://boltxe.info/?p=71000

Castellano

Presentamos la segunda parte de la serie de cuatro en la que pretendemos analizar la deriva de Sortu y la situación de una parte de la Izquierda Abertzale. En la anterior y primera insistimos en el demoledor efecto destructivo que supone la negación del derecho y de la necesidad de la militancia de Sortu a conocer el resultado definitivo del debate sobre las bases ideológicas, sobre los objetivos históricos irrenunciables, sobre la estrategia y las tácticas para alcanzarlos; y también hicimos referencia al incumplimiento de los plazos oficiales para realizar la segunda parte de la Asamblea Fundacional de Sortu, postergada indefinidamente por lo que parece. Decíamos, por último, que estas y otras decisiones de la actual dirección de Sortu confirman que su grupo dirigente se ha enrocado en el burocratismo, no así bases militantes de Sortu y menos aún la Izquierda Abertzale en su conjunto.

 II

 La primera víctima del secretismo burocrático es el pensamiento crítico y libre.
La segunda víctima es el desplome de la calidad del pensamiento aprisionado por la censura y el silencio. Y la tercera víctima es la ilusión participativa de la militancia que, lenta o rápidamente, va desanimándose y lo que es peor, va debilitando sus defensa teóricas y políticas ante el infeccioso virus del reformismo.

Que nadie se lleve a engaño. La experiencia histórica sobre los procesos de burocratización de las organizaciones revolucionarias y sobre sus efectos negativos es tan incuestionable como las lecciones teóricas y políticas que se extraen de ella. Y una cuestión decisiva a calibrar es la velocidad de la burocratización: si ha llegado a ser irreversible o si por el contrario todavía es posible volver atrás recuperando el funcionamiento democrático. Pero es una tarea difícil porque la propia burocracia se encarga de dar una imagen opuesta, de libertad de debate. Por ejemplo, los tres últimos documentos de Sortu tienen, entre otros objetivos, también ese objetivo concreto.

 Por orden cronológico, primer documento: La Geopolítica del Neoliberalismo y Euskal Herria, enero de 2015, Iratzar Fundazioa; segundo documento: Consecuencias del Capitalismo en Euskal Herria, febrero de 2015, Sortu; y tercer documento: Ezker Abertzalearen egokizapena, febrero de 2015, Iratzar Fundazioa.

 Mediante estos textos se aparenta libertad de debate crítico, pero es un debate amañado porque no hay ningún documento colectivo y oficial previo que fije la opinión común, lo que permite a los redactores centrarse en las cuestiones que les interesan olvidando y marginando otras que tal vez sí interesan a la militancia. Volvemos así a los desastrosos efectos que tiene la ocultación de las bases ideológicas: en ellas debieran aparecer las fundamentales inquietudes y necesidades de la militancia sobre las que hay que debatir realmente, pero como esas bases han sido censuradas, la militancia desconoce lo que ella ha decidido y la dirección puede decir entonces lo que le apetezca.

 Incluso en la hipótesis de que la actual dirección haya elegido escribir sobre problemas apuntados y recogidos en el debate hurtado a la bases, incluso aceptando esta posibilidad, tampoco se resuelve el problema sino que se agrava.
En comentarios anteriores a esta serie hemos desvelado la técnica de marketing comercial empleada para dirigir el debate ideológico de hace tres años hacia los intereses de la dirección de entonces, y no vamos a repetirnos. La dirección actual recoge los frutos buscados: conocer algunas inquietudes de las bases y manipularlas mediante el monopolio de la palabra.

 Estudiando los tres documentos encontramos las siguientes constantes:

 La primera es que ninguno hace un planteamiento histórico del tema que aborda, excepto retroceder muy pocos años para justificar lo que luego se afirma. Incluso el tercer documento que se inicia con una reivindicación de la historia de lo que entiende como Izquierda Abertzale, se limita sin embargo a unos cuantos tópicos y lugares comunes que anuncian el altísimo nivel de divagación abstracta que le sigue. El primer documento expone el origen del liberalismo desde comienzos del siglo XX, tema al que volveremos; cita una vez la crisis de 1929, cita en dos líneas el contexto de 1945 para la creación de la Comunidad Europea, cita 1947 como el inicio de las ideas neoliberales, pero nada más, para un tema de trascendencia de libre comercio en la naturaleza e historia de capitalismo desde el siglo XVI.

 Que ninguno de los documentos pretenda basarse en una sucinta pero suficiente explicación histórica, o al menos se remita a la consulta de otro texto asequible en la que se detalle el proceso que ha desembocado en la cuestión que se analiza, esta constante que recorre a los tres, muestra que sus autores, los que fueren, cuando menos quieren cortar todo lazo con el pasado o reducirlo a lo que les conviene, y cuando más, tienen miedo a un debate histórico.

 La segunda constante es el desarrollo en gravedad de la primera: en ninguno existe una coherencia metodológica y teórico-conceptual que estructure la obra y le dote de perspectiva histórica. Esa coherencia sólo puede lograrse desde el marxismo. Sin embargo sucede todo lo contrario. Los documentos primero y tercer presentan una caótica e irreconciliable mezcla de teorías opuestas, y el segundo ni siquiera eso, aunque sí tiene el mérito de proponer parte de un programa mínimo.

 En el primer documento la mezcla se decanta a favor de un progresismo asumible al reformismo burgués, si es que sigue existiendo. La pregunta es inmediata ¿qué interés existe en dar una versión embellecedora del liberalismo como opuesto al neoliberalismo, sin a la vez citar las fundamentales corrientes no ya de la economía burguesa -clásica, neoclásica o marginalista, y neolibera-, sino sobre todo el choque mortal entre la economía burguesa y el marxismo? ¿Se puede decir algo de Keynes sin citar siquiera de pasada a Marx y, seguidamente, a la economía planificada soviética del momento? ¿Se puede dar la «neutral» definición del «Estado del bienestar» y loar al «liberalismo social» sin decir una palabra de sus atrocidades? ¿Se puede explicar la postura del PNV y UPN a favor del TTIP sin hablar de la clase burguesa en Hegoalde?

 En el tercer documento la mezcolanza parece ser deliberada porque, por ejemplo, se cita al menos tres veces a Marx pero se hace una referencia de necesidad a Mannheim, que evolucionó al reformismo y cuyo concepto de planificación social no tiene nada que ver con el de Marx. También en el segundo documento se identifica a Marx con una sociología del conocimiento basada en la ideología, la psicología y el sentido común, lo que no tiene nada que ver con Marx. Es en los apartados sobre hegemonía, independencia, democracia y socialismo en donde la nada teórica pretende llenar el vacío conceptual: ¿cómo lograrlo si por ninguna parte aparece el concepto clave de propiedad de las fuerzas productivas?, ¿cómo es posible hablar de socialismo, democracia, independencia y hegemonía sin referirse a la propiedad burguesa y a los ejércitos que la protegen? Por no extendernos, el tercer documento cae en la bajeza de la descalificación política, psicológica y hasta personal de quienes simplemente exigen respeto a sus derechos de conocer las bases ideológicas, de exigir rigor y seriedad teórica, de criticar y debatir con libertad. Estos compañeros no insultan a nadie, pero sí son insultados; no excluyen a nadie, pero sí son excluidos de la izquierda abertzale.

 El segundo documento es una descripción superficial y cuantitativa de la realidad inmediata vasca. No explica por qué se ha llegado a esta realidad, ni plantea un programa revolucionario máximo y mínimo para salir de este agujero, sino que se limita a describirlo. Pero a diferencia de los otros dos, en este sí se ofrecen algunos puntos correspondientes a un programa mínimo, lo cual es de agradecer: sistema público fuerte, radical reforma fiscal, sistema financiero propio, banco público y social, servicios públicos dignos…, pero este innegable paso adelante se ve empañado por expresiones reformistas como la de «poner en marcha la transición hacia un nuevo modelo económico y social basado en el respeto de la clase trabajadora». Como en los otros documentos, en el segundo documento tampoco aparecen los conceptos de lucha de clases, revolución social ni mucho menos revolución socialista, etcétera, por lo que esa porción de programa mínimo queda muy deteriorada: ¿cómo, con qué poder popular movilizado permanentemente se van a imponer las medidas anteriores?, ¿cómo se va a evitar, por ejemplo, el boicot empresarial y la huida de capitales ante esas medidas si no es avanzando en la planificación socialista? El segundo documento no dice nada de esto.

Y la tercera y última característica es que ninguno hace referencia alguna a la teoría histórica y a la historia teórica: desde finales del siglo XIX el socialismo lleva chocando siempre con la economía, la política y la ideología burguesa. Un choque de trenes que en aislado afectan a cada uno de los vagones -el económico, el político y el teórico- pero que en conjunto, el tren completo más la locomotora -la dirección socialista o la burguesa-, significan los grandes momentos de crisis sociopolíticas que se yerguen sobre las socioeconómicas, de las que nacen.

 La diferencia entre práctica reformista y práctica revolucionaria se expresa en las respuestas que demos a esas tres cuestiones: ¿existe explotación asalariada, plusvalía, ley del trabajo? El socialismo dice que sí, la burguesía dice que no. ¿El Estado es el instrumento de la clase capitalista o es neutral y puede servir a la clase obrera? El socialismo dice que el Estado es del capital y que hay que destruirlo, la burguesía dice que es neutral, de todos, y que hay que mantenerlo. Y ¿existe la unidad y lucha de contrario, o sea, la dialéctica materialista, o existe la armonía y el equilibrio, o sea la metafísica idealista? El socialismo dice que el materialismo dialéctico es el método teórico de la revolución, la burguesía, además de negar la dialéctica, dice que el sentido común es el método que demuestra que nada cambia, las cosas están aisladas y no existen contradicciones antagónicas en unidad y lucha permanente.

 Las tres cuestiones son eminentemente prácticas y enfrentan en los hechos la revolución con la reacción: el reformismo pretende quedarse pacíficamente en la mitad, pero antes o después se posiciona por un bando o por su contrario, y casi siempre lo ha hecho a favor del capital.

 Los documentos de Sortu analizados huyen con espanto de estas cuestiones decisivas en la historia real: como si no existieran ni en los hechos ni en la teoría.
Pero cerrar los ojos a la realidad es uno de los síntomas más graves de la enfermedad senil de reformismo.

 Petri Rekabarren


Euskera

Honakoan lau iruzkin saileko bigarren zatia aurkeztuen dugu, asmoa da Sorturen deriba eta Ezker Abertzalearen zati baten egoera aztertzea. Aurrekoan (saileko lehenean) hurrengo kontu hauek jorratu genituen batik bat: Sorturen militantziari oinarri ideologikoen inguruko azken emaitza jakiteko eskubide eta beharra ukatu izanak eragin duen efektu suntsitzaile larria, utziezinezko helburu historikoak eta haiek lortzeko estrategia nahiz taktikak, era berean, aipatu genuen Sorturen Sorrera-biltzarraren bigarren zatia gauzatzeko epealdi ofizialak bete ez direla (antza denez, mugarik gabe atzeratua). Genioen, azkenik, Sorturen oraingo zuzendaritzak hartutako erabaki horiek eta beste batzuek baieztatzen dutela buruzagi-taldea burokraziari atxiki egin zaiola, baina ez dela halakorik gertatu, ordea, Sorturen oinarrizko militanteen kasuan eta, are gutxiago, Ezker Abertzale osoan.

 II

 Pentsamendu kritiko eta librea dugu sekretismo burokratikoaren lehen biktima Bigarren biktima, zentsura eta isiltasunpean izatearen ondorioz, pentsamenduaren kalitatearen hondoratzea.
Militanteen ilusio parte hartzailea da hirugarren biktima, izan ere, azkarrago edo beranduago, desanimatuz doa eta, are gaizkiago, defentsa teoriko eta politikoak ahuldu egiten dira erreformismoaren birus kutsagarriaren aurrean.

 Ez dadila inor nahas. Esperientzia historikoak dioskunez, ukaezinak dira, burokratizatze-prozesuetatik erakunde iraultzaileek ateratako eragin negatiboak, bai eta, hango lezio teoriko eta politikoak ere. Edonola ere, ezinbestekoa da burokratizatzearen abiadura neurtzea, hau da, dagoeneko atzeraezina ote den edo, berriz, oraindik atzera egiteko aukera ote dagoen, funtzionamendu demokratikoa berreskuratze aldera.
Alabaina, ez da zeregin erreza, burokraziak berak kontrako irudia ematen duelako, alegia, eztabaidatzeko askatasunarena. Adibidez, Sorturen azken hiru dokumentuek, besteak beste, helburu zehatz hori hartzen dute barne.

Kronologikoki, lehen dokumentua: Neoliberalismoaren geopolitika eta Euskal Herria, 2015eko urtarrilekoa, Iratzar Fundazioa; bigarren dokumentua: Kapitalismoaren ondorioak Euskal Herrian, 2015eko otsailekoa, Sortu; eta hirugarren dokumentua: Ezker Abertzalearen egokitzapena, 2015eko otsailekoa, Iratzar Fundazioa.

 Aipatu testuek eztabaida kritikoaren askatasun-itxura ematen dute, baina iruzurrezko eztabaida da, aldez aurretik, iritzi komuna islatzen duen inolako dokumentu kolektiborik eta ofizialik idatzi ez delako, horrek haien intereseko gaietan arreta jartzea ahalbidetzen die txostengileei, militantziarentzat interesgarri izan litezkeen bestelako kontu batzuk ahantzi eta alde batera utziz. Modu horretara, berriz ikus ditzakegu oinarri ideologikoak erakutsi ez izanaren efektu negargarriak, izan ere, han militanteen funtsezko kezkak eta premiak adierazi beharko lirateke, benetako eztabaidagune izateko, alabaina, oinarriak zentsurapean jarri direnez gero, militanteek ez dakite zer erabaki duten eta zuzendaritzak nahi duena esateko aukera du.

Halaber, nahiz eta oraingo zuzendaritzak, oinarriei ostutako eztabaidan apuntatu eta jasotako arazoei buruz idaztea aukeratu (halako hipotesia onartuz), arazoa konpondu beharrean, larriagotu egiten da. Sail hau idatzi baino lehenagoko iruzkinetan agerian utzi dugu duela hiru urteko zuzendaritzak eztabaida ideologikoan erabilitako marketin komertzialeko teknika, haren interesak aintzat hartuz, hortaz, ez gara berriro horretaz ariko. Oraingo zuzendaritzak bilatutako fruituak jasotzen ditu, alegia, oinarrien kezka batzuk jakin ondoren, hitzaren monopolioaren bitartez, haien manipulazioa egitea.

 Hiru dokumentuak aztertzean, hurrengo konstanteak ikusten ditugu:

 Lehendabizi, jorratutako gaiari dagokionez, ez da egiten inongo planteamendu historikorik, atzera egiten da urte gutxi batzuk besterik ez, geroago diotena justifikatze aldera. Hirugarren dokumentuaren hasieran Ezker Abertzalearen historia gisa ulertzen dutenaren aldarrikapena egiten da, hala ere, zenbait topiko eta leku komunetara mugatzen da, jarraian datorren dibagazio abstraktuaren maila handiaren atarikoa dena.
Lehen dokumentuan liberalismoaren jatorria (XX. mendearen hasieraz geroztik) azaltzen da, berriz jorratuko dugun gaia delarik; 1929ko krisialdia behin aipatzen du, bi lerrotan Europako Erkidegoa sortzeko 1945eko ingurumaria, 1947.
urtea ideia neoliberalen hastapen gisa, besterik ez, merkataritza askea garrantzi handikoa izanik, XVI. mendeaz geroztiko kapitalismoaren izaeran eta historian.

 Dokumentu bakar batek ere ez du oinarrizko azalpen historikorik ematen, laburra bada ere, edo ez du egiten beste testu kontsultagarri baten aipamenik, halako aztergaiak plazaratzeko prozesuaren nondik norakoak jakiteko. Hiruretako konstante horrek erakutsitakoaren arabera, txostengileek, direnak direla, gutxienez, iraganarekiko lotura oro moztu nahi dute edo komeni zaienera murriztu, eta, gehienez, eztabaida historikoaren beldur dira.

 Bigarrena lehen konstantearen garapena da larritasunari dagokionez: dokumentuetan ez dago inolako koherentzia metodologiko eta teoriko-kontzeptualik, lana egituratu eta perspektiba historikoa izateko. Horrelako koherentzia marxismotik abiatuta lortu daiteke soilik. Baina guztiz alderantzizkoa gertatzen da. Lehen eta hirugarren dokumentuek kontrako teorien nahaspila kaotiko eta bateraezina agertzen dute, eta bigarrenak ezta hori ere, hala ere, programa minimo baten zatia proposatzeko meritua dauka.

 Lehen dokumentuko nahaspilak aurrerakoitasun mota baten alde egiten du, erreformismo burgesarentzat onargarria dena, baldin eta oraindik existitzen bada. Galdera berehalakoa da: zer-nolako interesa dago neoliberalismoaren aurrean liberalismoaren bertsio edergarria emateko, funtsezko korronteak aipatu gabe, hots, ekonomia burgesari dagozkionak -klasikoa, neoklasikoa edo marginalista eta neoliberala-, eta batez ere, ekonomia burgesaren eta marxismoaren arteko talka hilgarria? Keynes-en inguruko zerbait esan al daiteke Marx ezta azal-azaletik ere aipatu gabe eta, segidan, uneko sobietar ekonomia planifikatua? Eman al daiteke «ongizate-estatuari» buruzko definizio «neutralik» eta egin al daiteke «liberalismo sozialaren» laudoriorik, haren ankerkerien inguruko txintik ere esan gabe? Azaldu al daiteke EAJ eta UPNren TTIPren aldeko jarrera Hegoaldeko klase burgesaz hitz egin gabe?

 Hirugarren dokumentuko nahaspila propio egindakoa bide da, izan ere, Marx, adibidez, hiru aldiz, gutxienez, aipatzen bada ere Mannheim-i buruzko halabeharrezko aipua egiten da, erreformismoa eboluzionatu egin zuena izanik, horrez gain, planifikazio sozialaren gaineko kontzeptuak ez dauka Marxenarekin zerikusirik. Era berean, bigarren dokumentuan Marx identifikatzen da ideologian, psikologian eta zentzu komunean oinarritutako ezagutzaren soziologiarekin, Marxekin zerikusirik ez duena. Bestalde, hegemonia, independentzia, demokrazia eta sozialismoari buruzko ataletan ezereza teorikoa da hutsune kontzeptuala bete nahi duena: nola lortu hori baldin eta produkzio-indarren jabetzaren kontzeptu-giltzarria inon agertzen ez bada? Nola da posible sozialismoz, demokraziaz, independentziaz eta hegemoniaz hitz egitea, baldin eta jabetza burgesa eta bera babesten duten armadak aipatzen ez badira? Luze ez jotzearren, hirugarren dokumentuak, modu doilorrean, deskalifikazio politiko, psikologiko eta pertsonala darabil oinarri ideologikoak jakiteko eskubideak errespetatzea, besterik ez, eskatzen dutenekiko, bai eta, zorroztasun zein seriotasun teorikoa eta askatasunez kritikatu nahiz eztabaidatzea eskatzen dutenekiko ere. Kide horiek ez dute inor iraintzen, baina irainak jasotzen dituzte; ez dute inor baztertzen, baina ezker abertzaletik baztertzen dituzte.

 Bigarren dokumentuan hurbileko euskal errealitatearen deskripzioa egiten da azaletik eta modu kuantitatiboan. Ez du azaltzen errealitate horren zergatia, ez du planteatzen zulotik ateratzeko programa iraultzaile maximo edo minimorik, aldiz, deskripzio batera mugatzen da. alabaina, beste biek ez bezala, programa minimo bati dagozkion zenbait kontu eskaintzen ditu, eta eskertzekoa da: sistema publiko indartsua, zerga-erreforma erradikala, finantza-sistema propioa, banku publiko eta soziala, zerbitzu publiko duinak…, dena dela, adierazpen erreformistek lausotu egiten dute ukaezinezko aurrerapauso hori, kasu baterako: «langile-klasearen errespetuan oinarritutako eredu ekonomiko eta sozial berrirantz trantsizioa abiatzea». Beste bi dokumentuetan bezala, bigarrenean ere zenbait kontzeptu uzten dira alde batera, hala nola, klase-borroka, iraultza soziala eta, are gehiago, iraultza sozialista eta abar, hortaz. programa minimoaren zatitxo hori hondatu samar gelditzen da: nola, zein herri boterek, iraunkorki mobilizatua, ezarriko ditu aurreko neurriak? Nola ekidingo dira, adibidez, enpresarien boikota eta kapital-ihesa halako neurrien aurrean, baldin eta planifikazio sozialistan aurrera egiten ez bada? Bigarren dokumentuan ez da halakorik aipatzen.

 Azkenik, hirugarren ezaugarria da, hirurek teoria historiko eta historia teorikoari buruzko inolako aipamenik egiten ez dutela: XIX. mendearen amaieraz geroztik, sozialismoak beti egin du talka ekonomia, politika eta ideologia burgesarekin. Trenen arteko talka da, banaka, bagoi guztietan eragina duena -ekonomikoan, politikoan eta teorikoan-, baina multzoka izanez gero, tren osoak gehi lokomotorak -zuzendaritza sozialista edo burgesa-, krisialdi soziopolitikoen unerik larrienak adierazten dituzte, krisialdi sozioekonomikoetan jatorria dutenak eta horien gainean zutitu direnak.

Praktika erreformista eta praktika iraultzailearen arteko aldea adierazteko, hurrengo hiru galderei emandako erantzunen arabera adierazten da: ba al dago soldatapeko esplotaziorik, gainbaliorik, lanaren legerik? Sozialismoak baietz dio, burgesiak, ordea, ezetz. Klase kapitalistaren tresnarik al da estatua, edo neutrala ote da eta baliagarri izan daiteke langile-klasearentzat? Sozialismoak dio estatua kapitalarena dela eta suntsitu behar dela, burgesiak, ordea, neutrala dela, guztiona eta bere horretan utzi behar dela. Azkenik, ba al dago aurkako-batasunik eta -borrokarik, hau da, dialektika materialistarik, edo ba ote dago harmoniarik eta orekarik, hau da, metafisika idealistarik? Sozialismoak dio materialismo dialektikoa iraultzaren metodo teorikoa dela, berriz, burgesiak dio, dialektikari uko egiteaz gain, zentzu komuna dela aldaezintasuna erakusten duen metodoa, gauzak isolaturik daudela eta batasun eta borroka iraunkorrean kontraesan antagonikorik ez dagoela.

 Hiru galderok bereziki praktikoak dira, eta egitateek aurrez aurre jartzen dituzte iraultza eta erreakzioa: erreformismoak erdibidean gelditu nahi du patxadaz, baina azkarrago edo beranduago bando batean edo kontrakoan kokatzen da, eta ia beti kapitalaren alde egiten du.

 Aztergai izan ditugun Sorturen dokumentuek ikaraz ihes egiten dute historia errealean erabakigarri diren gai horietatik, egitateetan eta teorian existituko ez bailiran. Hala eta guztiz ere, errealitatearen aurrean itsuarena egitea da erreformismoaren gaixotasun senilaren sintomarik larrienetako bat.

 Petri Rekabarren

 

 

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