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Estado español, Nacionales E.Herria :: 28/07/2014

La lacra de la tortura en el Estado español

Germán Gorraiz López
La entrada en recesión de las economías europeas ha implementado el estigma de la incertidumbre y la incredulidad en una sociedad inmersa en el "Estado de Bienestar"

Parafraseando a Wright Mills en su libro “The Power Elite (1.956), el
establishment del Estado español estaría formado por las élites
financiera-empresarial,política, militar, jerarquía
católica,universitaria y mass media del Estado español,herederos
naturales del legado del General Franco que habrían fagocitado todas
las esferas de decisión (según se desprende de la lectura del libro
“Oligarquía financiera y poder político en España” escrito por el
ex-banquero Manuel Puerto Ducet), e iniciado asimismo una deriva
totalitaria que habría ya convertido a la seudodemocracia española en
rehén del establishment y que tendría como objetivo último la
implementación del “Estado Tardofranquista”.

Recordar que el bipartidismo establecido en el acuerdo tácito entre
los partidos políticos tras el simulacro de golpe de mano de Tejero
(23-F del 1981), tuvo su culminación con la llegada al poder del PSOE
y el nombramiento como Presidente del Gobierno de Felipe González (
1.982), con quien asistimos al finiquito de la idílica Transición y al
inicio de la deriva totalitaria del sistema, mediante la
implementación del llamado “terrorismo de Estado” o “guerra sucia”
contra ETA y su entorno, del que serían paradigma los Grupos Armados
de Liberación (GAL) y la implementación de la Ley Antiterrorista.

La “perfección negativa” del Tardofranquismo

Tras el Tejerazo del 1.981, en el que los líderes políticos confinados
en el Congreso fueron “invitados” a aceptar un acuerdo tácito por el
que se declaraban intocables el status quo (establishment) asociado al
sistema monárquico (Juancarlismo) , al sistema político bipartidista (
implantación de las listas cerradas y de la Ley D´Hont) y a la defensa
de la “unidad indisoluble de la nación española” (pasando Navarra
desde entonces a ser considerada “cuestión de Estado”), asistimos a la
aparición en el Estado español de un escenario distópico.

El término distopía fue acuñado a finales del siglo XIX por John
Stuart Mill en contraposición al término eutopía o utopía, empleado
por Tomas Moro para designar a un lugar o sociedad ideal. Así,
distopía sería “ una utopía negativa donde la realidad transcurre en
términos antagónicos a los de una sociedad ideal”.Las distopías se
ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en sistemas
antidemocráticos, donde la élite gobernante se cree investida del
derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos
físico y virtual e incluso , en nombre de la sacro-santa seguridad del
Estado, a eliminar el principio de inviolabilidad ( habeas corpus) de
las personas, síntomas todos ellos de una posterior deriva totalitaria
del sistema plasmada en la instauración de la Ley Antiterrorista y la
práctica sistemática de la tortura, elementos constituyentes de la
llamada “la perfección negativa”, término empleado por el novelista
Martín Amis para designar “la obscena justificación del uso de la
crueldad extrema, masiva y premeditada por un supuesto Estado ideal” y
citado por Rafael Cid en su artículo “Kaos en la izquierda”.

La “espiral de silencio” de los medios de comunicación

José Manuel Bandrés en el artículo “La Ley antiterrorista: un estado
de excepción encubierto”, publicado en el diario “El País”, afirma que
“con la entrada en vigor el 4 de enero del 1985 de la llamada Ley
antiterrorista asistimos a la aplicación de facto del estado de
excepción encubierto, al servirse del artículo 55.2 de la Constitución
(que sirve de precepto habilitante para que el legislador estatal
pueda entrar a restringir los derechos fundamentales en casos
relacionados con elementos terroristas). Dicha Ley (todavía vigente a
pesar de la declaración del abandono de la lucha armada por parte de
ETA aunque con síntomas de resquebrajamiento en sus paredes), sería un
anacronismo propio de la dictadura franquista, un limbo jurídico que
habría convertido los sótanos de cuartelillos y comisarías en
escenarios distópicos de naturaleza real (no ficitica) y en
Guantánamos virtuales refractarios al control de jueces, fiscales y
abogados y que facilitarían la labor de los Cuerpos de Seguridad del
Estado para obtener evidencias delictivas mediante prácticas
inadecuadas (léase tortura), prácticas confirmadas por las
declaraciones de Luis Roldán, Director General de la Guardia Civil con
Felipe González.

Dicha Ley Antiterrorista habría sido blanco de las críticas de
organizaciones defensoras de los Derechos Humanos como el Tribunal de
Derechos Humanos de Estrasburgo, al denunciar que “la mayoría de los
detenidos no puedan identificar a los presuntos autores de los abusos
al serles vendados los ojos durante los interrogatorios”; de Amnistía
Internacional( AI) al denunciar “el escaso número de denuncias de
torturas que terminan en condenas” y de la Defensora del Pueblo al
señalar que “ los agentes implicados en los interrogatorios se dirigen
en ocasiones a los abogados de los detenidos portando capuchas”.
Esta deriva totalitaria del Estado español habría sido reiteradamente
denunciada tanto por Amnistía Internacional como por el Comité contra
la Tortura de Naciones Unidas, organismo que se pronunció
específicamente sobre el indulto a los torturadores de Kepa Urra,
señalando que “ dicha medida tendría el efecto práctico de otorgar
impunidad a la tortura y alentar su repetición” denunciado además al
Estado español por “haber infringido sus obligaciones de prevenir y
sancionar los actos de tortura”, todo lo cual sería un reflejo nítido
de la deriva totalitaria del Estado distópico amparado por la “espiral
del silencio” de los medios de comunicación de masas del
establishment. teoría formulada por la politóloga alemana Elisabeth
Noelle-Neumann en su libro “La espiral del silencio. Opinión pública:
nuestra piel social” (1977) y citada por Rafael Cid en su mencionado
artículo “Kaos en la izquierda”, que simbolizaría “la fórmula de
solapamiento cognitivo que instaura la censura a través de una
deliberada y sofocante acumulación de mensajes de un solo signo”, ( la
tortura es denunciada sistemáticamente por los presuntos etarras
siguiendo instrucciones de ETA), con lo que se produciría un proceso
en espiral o bucle de retroalimentación positiva.

La utopía factible de Podemos
La entrada en recesión de las economías europeas ha implementado el
estigma de la incertidumbre y la incredulidad en una sociedad inmersa
en la cultura del Estado de Bienestar del mundo occidental, derivando
posteriormente en un shock traumático al constatarse el vertiginoso
tránsito desde niveles de bienestar hasta la cruda realidad de la
pérdida del trabajo y posterior desahucio, inmersión en umbrales de
pobreza y dependencia en exclusiva de los subsidios sociales,lo que
aunado con la desafección política de la sociedad española motivada
por los sangrantes casos de corrupción de la élite político-económica
y el creciente descrédito de la institución Monárquica han favorecido
la irrupción en el firmamento político del fenómeno mediático Podemos
como paradigma de una utopía factible.

El término utopía (lo que no está en ningún lugar) fue empleado por
Thomas More en el siglo XVI y sería “la búsqueda incansable de la
Humanidad desde el comienzo de los tiempos de un lugar o sociedad
ideal” y a pesar de su carácter no real, permite reconocer los ideales
de una sociedad o comunidad en un momento concreto de su singladura
histórica así como los obstáculos que impiden cristalizar su sueño
idílico, con lo que la utopía así concebida, sería el camino para
alcanzar un sueño que llevaría implícito en su potencia la facultad de
devenir en acto concreto (en el camino está la meta), siendo preciso
transitar por la senda marcada por el pragmatismo político: “Comienza
haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente
estarás haciendo lo imposible”.

Podemos presentó el pasado 14 de julio en Estrasburgo por medio del
ex-fiscal Anti-corrupción Carlos Jiménez Villarejo una declaración en
la que denuncia la intensificación “en los últimos meses y años de las
prácticas de tortura en España por parte de las Fuerzas de Seguridad
del Estado”, basándose en una reciente sentencia emitida por la
Audiencia Nacional el 14 de mayo de este año, en la que 36 jóvenes
vascos que habían sido acusados de pertenecer a ETA, fueron absueltos
por la “invalidez de las pruebas obtenidas bajo tortura” y otra
sentencia de la Audiencia Provincial de Baleares del pasado 16 de
junio, en la que cuatro Guardias Civiles fueron condenados por cometer
“torturas graves” contra dos ciudadanos británicos. Para Podemos, es
“muy preocupante” que se produzca un hecho semejante en el seno de la
Unión Europea que “dice fundamentarse en el respeto a la dignidad
humana” a través del Art. 2 del Tratado de Lisboa y quiere saber si el
Estado español ha “incurrido en un supuesto de violación grave“de los
valores que recoge dicho Artículo.

Dicha declaración ha sido apoyada de momento por 33 europarlamentarios
provenientes de partidos como el griego Syriza, el Sinn Féin de
Irlanda, el Front de Gauche francés, Izquierda Plural y Bildu , no
siendo descartable la supresión de dicha Ley Antiterrorista en un
futuro mediato debido a la aparición de un nuevo individuo reafirmado
en una sólida conciencia crítica sustentado en valores caídos en
desuso pero presentes en nuestro código atávico como la solidaridad y
la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes y
dispuesto a quebrantar las normas y las leyes impuestas por la “
monarquía de las tinieblas” del establishment del Estado español.

GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista

 

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