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Nacionales E.Herria :: 12/07/2016

No existen instituciones vascas

Borroka Garaia
Las naciones oprimidas solo transcienden si se desquitan mediante ruptura de esa opresión nacional y ningún estado capitalista se ha transformado gradualmente en socialista

No son instituciones vascas ni el parlamento navarro, ni el vascongado ni las diputaciones ni los ayuntamientos. Todos ellos forman parte del organigrama institucional español o francés. Ni que decir tiene que no es simplemente que no sean vascas sino que obviamente tampoco son de la clase trabajadora vasca. Son instituciones españolas, francesas y burguesas. Su objetivo es gestionar la legalidad burguesa, española y francesa en grado de dependencia absoluto al capitalismo local y transnacional y a los estados constituidos español y francés.

La pregunta que surge aquí es sencilla. ¿Es posible transformar esas instituciones extranjeras en instituciones nacionales vascas e independientes? ¿Es posible transformalas en instituciones obreras?

Si nos remitimos a los teóricos de la izquierda no socialdemocráta desde la época de Marx y Engels, pasando por Gramsci hasta hoy la respuesta a estas preguntas es no. Ya que todos ellos identificaban al Estado burgués y sus instituciones no como entes neutros y moldeables sino como elementos constituidos por una clase a través de la violencia en caso de disputa. De esta manera, la ruptura invariablemente pasa por la extinción de las instituciones opresivas y el surgimiento de otras cualitativamente diferentes. Es decir, no un proceso gradual de una supuesta transformación de las instituciones ni mucho menos de su gestión, sino del surgimiento de un nuevo paradigma institucional tras la (re)constitución del Estado, de la nación y de la clase. No ha habido ningún hecho histórico que pueda contradecir estas tesis. Al contrario. Las naciones oprimidas nacionalmente solo transcienden si se desquitan precisamente mediante ruptura de esa opresión nacional y ningún estado capitalista se ha transformado gradualmente en socialista.

Puede parecer todo esto una obviedad histórica y un debate subsanado hace milenios por las mayores de las evidencias pero no es así. Hoy es el día en que una parte de la izquierda y todo el progresismo socialdemócrata en bloque mantienen la tesis gradualista y la praxis derivada de ello. Siendo las consecuencias exactamente iguales. Aburridamente iguales. Dependencia y subordinación. Me pregunto porqué se preguntarán que la “izquierda” anda perdida.

¿Qué supone una tesis no gradualista y de ruptura? En primera instancia la identificación de todo el entramado institucional como enemigo declarado y en segunda instancia el bosquejo de la nueva institucionalidad cualitativamente diferente, siendo el proceso de ruptura el paso de una a otra. Ese paso no gradual se ejecuta a través de rupturas y procesos constituyentes, no de la supuesta transformación gradual de la vieja institucionalidad. Es un proceso de conflicto.

En este proceso de conflicto, la lucha institucional en las instituciones enemigas puede tener su espacio y eficacia siempre y cuando se tenga constancia de ellas. Y eso significa por un lado la constante denigración y deslegitimización de ellas haciendo ver sus límites antidemocráticos, tener conciencia de lo instrumental de la lucha institucional (instrumental en el sentido de servir de palanca para destruirlas) estando en grado de dependencia del poder popular y el proceso de ruptura, y así mismo deconstruir el poder institucional adquirido para ser entregado directamente a los márgenes no aún constituidos, es decir, la nueva institucionalidad. Eso podría significar por ejemplo ganar el poder institucional en un ayuntamiento y transferirlo a una asamblea popular ejemplo de nueva institucionalidad y democracia directa, desconocer la legalidad para llevar a cabo políticas o potenciar la auto-organización autónoma desconociendo privilegios adquiridos. Todos estos elementos trabajando en red por toda Euskal Herria pueden ser generadores de condiciones y adhesión indispensables para el proceso de ruptura y para uno constituyente hacia la independencia y el socialismo.

La otra opción es pensar que las instituciones extranjeras y burguesas son nuestras instituciones, las instituciones de Euskal Herria y que gradualmente irán cambiando a base de votos y acuerdos entre políticos y partidos para lo cual generaremos un movimiento popular y movilización destinado y subordinado para que así sea. Lo cual ya debería estar más que claro que solo lleva a la pérdida de conciencia nacional y de clase, de movimiento popular, de movilización. En definitiva, lleva al más eudel y menos udalbiltza.

 

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