Alfonso Sastre, In Memoriam, In Bellum
Nekane Jurado, lectora de A. Sastre
“No he de callar por más que con el dedo,/ ya tocando la boca, ya la frente,/ silencio avises o amenaces miedo...” (Quevedo, recitado por Eva Forest y Alfonso Sastre)
Y ninguno habéis callado. Vuestro pensamiento ha quedado derramado en decenas de miles de folios en las que ni una sola palabra está de más. Alfonso hoy, 17 de septiembre, se ha cerrado el telón de tu gran representación pero tu obra es inmortal. No exagero, lo presiento. Toda tu ingente producción filosófica sobre la necesidad de la utopía revolucionaria será el faro que alumbre, las palabras que alimenten, a la resistencia y lucha que nos trae esta década.
“Utopía no es una quimera, utopía es lo que no hay todavía, y seria posible que hubiera, y es posible que llegue a haberlo, por medio de una practica revolucionaria de la imaginación dialéctica, y a pesar de las ideologías reaccionarias”. (Alfonso Sastre)
Hace un par de años te pregunté sobre tu testamento político y me dijiste que todo estaba recogido en tu obra “La batalla de los intelectuales” (Ed. Hiru 2003) y más concretamente en la parte de “Los Intelectuales y la Utopía” . En tu gran trilogía “Crítica de la Imaginación Pura, Práctica y Dialéctica” nos pones constantemente de relieve la necesidad de seguir imaginando la utopía y de desarrollarla en la práctica. En tus conversaciones con la sombra, esa sombra indagadora, afilada, vas pacientemente señalando las claves de construcción de la utopia revolucionaria.
Tras la caída de la URSS y el hundimiento de la Social Democracia Europea, y con ella el desmantelamiento del Estado del Bienestar, la utopía ha sido sustituida por las más terribles distopías que amenazan con engullir el presente. Pobreza, exclusión social, supervigilancia y dominio policial, deshumanización, son los ejes de la sociedad distópica que lentamente va penetrando.
Se nos presenta el futuro inmediato como una gran distopía, Frederic Jameson lo dice así “Hoy en día nos resulta más fácil imaginar el total deterioro de la tierra y de la naturaleza que el derrumbe del capitalismo….Puede que esto se deba a alguna debilidad de nuestra imaginación”
Tú, desde tu claridad de visión, nos has entregado el instrumento para anteponerlo hoy a la distopia. Tu gran obra, Alfonso, es el antídoto para regenerar la imaginación revolucionaria.
Ante la economía distópica, la distopía ecológica, la de genero, la ideológica, y todas las distopías, tú nos has dejado una potente herramienta para repensar la función filosófico-política de la utopía que consiste precisamente en interrumpir y/o romper las ideas que nos está imbuyendo el poder al respecto del futuro: romper ese futuro prefabricado. Incluso aunque no se acepten los términos de una visión utópica particular, es central para cualquier forma de imaginación política luchar, antes que nada, por la interrupción y ruptura de los futuros falsificados que hoy nos presentan como ciertos e ineludibles.
Sastre._ (..)[1] Se ve que toda utopía parte, tanto en la poesía como en la teoría y en la práctica, de un “no” a lo que hay y de un “si” a lo que podría haber; y se plantea, para empezar, imaginar/pensar como habría de ser en la realidad del futuro aquello que podría haber en ella y que no hay todavía; ese futuro en que los agentes utópicos se proponen colocar, creándola, esa realidad deseable que todavía no es (utopos). En cuanto a los modos prácticos de crear ese futuro, es un terreno en el que se han confrontado siempre posiciones dilemáticas, entre las que las más notorias son estas: reforma o revolución, justicia o libertad, socialismo o barbarie.
La sombra._ Ya hoy es, pero en el futuro va a ser más, si se afianza la “busherie”[2]en el mundo, y perdone mi atrevimiento pues no soy más que una sombra, Utopía o Terrorismo.
Sastre.- ¡ Ay, sombra, sombrita, sombrilla¡ Has dado en el clavo, y mucho me temo que has adivinado el porvenir. Aunque habría que empezar por definir eso que se llama por los poderes públicos y sus sirvientes el terrorismo, pues como hemos dicho otras veces, y no nos cansamos de repetir, se llama terrorismo a la guerra de los débiles y guerra al terrorismo de los fuertes. O como recordaba Chomsky en una ocasión, ser pirata o emperador depende del número de barcos de que se disponga.
La sombra._ Muchos barcos, emperador. Pocos barcos, pirata
Sastre._ (burlón) ¿Cómo te has dado cuenta?
La sombra._ El caso es, amigo Sastre, que hoy por hoy las cosas están como están y que no pueden seguir así, hasta el punto que ya no bastaría con tratar de “remediarlas”. ¡Otro mundo es necesario¡. En las nuevas batallas surgirán nuevas discusiones, también sobre antiguas polémicas; y se volverán a dar pasos adelante y atrás (¿dos, uno?)..Pero yo apuesto hoy, si me lo permite, maestro, no solo por la esperanza, como siempre ha hecho usted, sino por ir un poco más allá de la esperanza.(..)
Sastre._ Yo hubiera dicho lo mismo. Gracias. ¿Pero por cuanto tiempo durará la agonía? Jack London, como recordarás profetizaba tres siglos de duración para el Talón de Hierro (..)
La sombra._ ¡No será para tanto¡
Sastre._ Habrá que empezar ya por romperle las venas o las articulaciones a ese talón mortal antes de que él nos tuerza el cuello
La sombra._ El Talón de Hierro es el Imperio
Sastre._ Y los intelectuales _hoy la mayor parte colaboracionistas o silenciosos_ tendrán mucho que hacer en las nuevas jornadas.
La sombra._ ¿Nos tomamos una copa?
Sastre._ Sí
La sombra:_ A la salud de los oprimidos
Sastre._ De los condenados de la tierra.
La sombra.- Salud
Sastre.- Salud (beben jovialmente. Pausa). Bueno, y ahora puedes retirarte querida. Déjame, por favor, que voy a escribir el último capítulo (..)
Se cierra el telón. Una larga, profunda y emocionada ovación.
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[1] Dialogo extraído de la obra “Imaginación, Retórica y Utopía” (Ed. Hiru 2010)
[2] Juego de palabras con el apellido del presidente Bush y la palabra francesa bouchérie, carnicería.