Colaboración entre la Sare Antifaxista e Iñaki Gil de San Vicente: Rosa la Roja en Euskal Herria

Como se explica en el título de este escrito, el objetivo de este texto es la presentación y divulgación del trabajo escrito por Iñaki Gil de San Vicente en colaboración con la Sare Antifaxista sobre Rosa Luxemburg y algunas de las conclusiones que pensamos que se pueden extraer de los trabajos de Rosa para ser aplicadas en el proceso de liberación nacional de Euskal Herria.

Lo que leeremos aquí será un pequeño resumen del escrito de Iñaki Rosa la Roja en Euskal Herria, centrándonos en las ideas de Rosa sobre la lucha institucional en paralelo con el proceso de emancipación de los pueblos y su actitud hacia dichas ideas, en un pequeño ejercicio de memoria histórica de una gran militante comunista, maltratada por la historia tanto en vida como tras su asesinato.

Rosa Luxemburg veía y valoraba la utilidad de la lucha institucional, pero únicamente como una herramienta que ayudara en el crecimiento del proceso revolucionario, nunca como un fin en sí mismo y por supuesto, valoraba en su justa medida los logros que se podían conseguir en dicha lucha institucional. Como se puede leer en el párrafo con el que Iñaki abre su escrito, Rosa escribía en su texto titulado Una vez más el experimento belga:

«El terreno de la legalidad burguesa del parlamentarismo no es solamente un campo de dominación para la clase capitalista, sino también un terreno de lucha, sobre el cual tropiezan los antagonismos entre proletariado y burguesía. Pero del mismo modo que el orden legal para la burguesía no es más que una expresión de su violencia, para el proletariado la lucha parlamentaria no puede ser más que la tendencia a llevar su propia violencia al poder. Si detrás de nuestra actividad legal y parlamentaria no está la violencia de la clase obrera, siempre dispuesta a entrar en acción en el momento oportuno, la acción parlamentaria de la socialdemocracia se convierte en un pasatiempo tan espiritual como extraer agua con una espumadera».

En este párrafo Rosa deja claro que la lucha institucional debe ser el campo de batalla en el que el partido que represente al proletariado debe sacar todas las contradicciones que existen entre el proletariado y la burguesía.

En el caso de Euskal Herria mostrar esas contradicciones implica incidir en los antagonismos de clase y de género que se dan y unido a lo anterior, a las contradicciones nacionales. El partido debe ser el representante de ese proletariado con conciencia de clase y de nación, denunciando la opresión que sufren las personas que vivimos en Euskal Herria.

En el caso de nuestro pueblo, Rosa es una contradicción en sí misma. ¿Cómo pudieron los gudaris vascos de la década de los 30 del siglo pasado que defendieron su tierra del ataque fascista internacional nombrar a uno de sus batallones con el nombre de una comunista que relativizaba la importancia de la independencia de los pueblos? ¿Qué escritos habían podido leer dichos luchadores, teniendo en cuenta que la revolución espartaquista fue derrotada y sus principales dirigentes asesinados de forma brutal? En principio, debemos suponer que las respuestas a esas dos preguntas es que no habían tenido oportunidad de leer los escritos de Rosa, pero que debido a su praxis, es decir, a su papel de liderazgo en la Revolución de Octubre en Berlín y a la manera en que fue asesinada, se la consideraba una referente mundial.

Aquí además, debemos nombrar al Partido Comunista de Euskal Herria, con sus pronunciamientos claramente a favor de la nación vasca y que chocaban de forma frontal con sus tres negacionistas: el PNV, partido anticomunista que intentaba, y continúa, en su cruzada de silenciar por todos los medios el pasado de lucha de este pueblo, el Partido Comunista de España y sus purgas y persecución contra todo lo que oliera a nacionalismo no español y por último, el Eurocomunismo obsesionado por aniquilar cualquier recuerdo de revolución.

Rosa Luxemburg aportó entre otras muchas cosas, dos cuestiones decisivas: la cuestión nacional en 1896 y la crítica radical contra el reformismo de Bertein en 1899.

Sobre la primera, que es la que nos ocupa, Rosa opinaba que el contexto de finales del siglo XIX había cambiado con respecto al de la época en la que Marx y Engels defendían la independencia de Polonia del Imperio ruso. Según ella, el desarrollo capitalista había convertido a Polonia en la industria más potente de la Rusia zarista creando una dependencia entre la burguesía polaca y la rusa pero también entre los proletarios ruso y polaco. En el nuevo proceso de lucha de clases, reivindicar la independencia de Polonia conllevaría el romper la unidad de clase del proletariado en beneficio del Capital. Este argumento sería posteriormente retomado por las izquierdas españolas en su pelea contra la lucha de liberación vasca en los años 70 y 80 del siglo pasado, catalogando a dicha lucha de “pequeño burguesa”.

Pero a diferencia de las diferentes izquierdas española que basaban su crítica, y lo continúa haciendo después de todos estos años, en el nacionalismo español, Rosa no niega los derechos nacionales de los pueblos oprimidos, es más, los defiende con ahínco, a pesar de llegar a la conclusión de que la época progresista ya había acabado al llegar el desarrollo del capitalismo a un grado alto y que por dicha razón, los derechos de los pueblos sólo podrían verse garantizados profundizando el avance de esas sociedades en el socialismo. Únicamente se podrían garantizar los derechos de esos pueblos cuando las culturas e idiomas nacionales fueran respetados sobre la base de una democracia obrera, mientras los Estados y el propio capitalismo se irían disolviendo hasta su desaparición, conllevando ello la eliminación de todo tipo de opresión. Hasta ese momento, las clases trabajadoras de los Estados opresores y de los pueblos oprimidos, tengan estos últimos Estado propio o no, según Rosa Luxemburg, deberían luchar en una unidad revolucionaria contra la unidad contrarevolucionaria del Capital.

Rosa no comprendió que la opresión nacional era, y continúa siéndolo actualmente, una de las fuerzas sociales más contradictorias que existen, al poder hacer que la lucha de clase se convierta en revolucionaria o contrarevolucionaria, dependiendo dicho cariz de los objetivos que se marquen, de las estrategias que se empleen y de la clase dirigente que se ponga a la cabeza de dicha revolución.

Las últimas palabras que se le adjudican a Rosa Luxemburg fueron tras el fracaso de la revolución de Octubre y como siempre fueron para mostrar su confianza total en la actitud revolucionaria del proletario:

El liderazgo ha fallado. Incluso así, el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y esto es por lo que la victoria futura surgirá de esta derrota.

- Mikel Olalde de Sare Antifaxista, compartió la ponencia de Iñaki Gil De San Vicente realizada y presentada para el 100 aniversario de su asesinato (Rosa gorria Euskal Herrian 100 Urteurrena)

Fotos / Argazkiak: Rosa Luxemburg konferentzia (Bilbao) 
https://www.flickr.com/photos/txeng/albums/72157703583365892 

Exito de participacion en la V. Conferencia Rosa Luxemburg (Bilbao)
http://sareantifaxista.blogspot.com/2019/02/exito-de-participacion-en-la-v.html

Rosa la Roja en Euskal Herria PDF
http://lhblog.nuevaradio.org/b2-img/GilRosaEH.pdf