El precio de la independencia


Un estado puede prescindir de un trozo de “su territorio” prácticamente solo bajo dos premisas. Que no le interese mantener cierto territorio bajo su dominio si los costos económicos y políticos son superiores al beneficio que saca o que se vea forzado “a abandonarlo”.
Siguiendo esa lógica, el proceso para que una nación abandone un estado que no respeta el derecho de autodeterminación se reduce a que ese estado finalmente acepte el derecho de autodeterminación (forzándole a ello) o mediante un proceso que produzca unos costos que haga ingobernable e inasumible mantener esa ocupación, creando una ruptura de facto y bloqueando todo intento de recuperación territorial. En cualquier caso, siempre va a existir un choque y un enfrentamiento.
En la inmensa mayoría de los casos donde el estado se negaba en redondo a una secesión de “su territorio”, la independencia se ha logrado mediante lucha armada e insurrección popular. La historia del estado español es una prueba contundente de ello.
Por lo tanto, la primera pregunta que se tiene que hacer el pueblo vasco y el catalán es ésta: ¿Le interesa al estado prescindir de Euskal Herria y Catalunya?. La respuesta es bastante obvia. Sería lo último que hicieran porque desde el punto de vista imperial significaría el colapso político, económico y simbólico del proyecto español fascista y capitalista. Las burguesías regionalistas más reaccionarias llevan tiempo engañando al pueblo afirmando que es posible que el estado acepte de buena fe un acuerdo porque saben que nunca lo aceptará y eso hace que se mantengan en el centro de referencia del poder regional. Puro interés de clase. El PNV sería el vivo ejemplo.
Descartada entonces la viabilidad de un acuerdo amistoso y si se descartan por las razones que fueran las únicas formas de presión probadas históricamente que pueden forzar la independencia. ¿Qué queda?.
Realmente no mucho. Y lo mas perturbador: Ninguna experiencia histórica exitosa hasta el día de hoy.
Por lo tanto, las perspectivas se reducirían a una declaración unilateral de independencia aun estando bajo dominio del estado y tener la esperanza de que “la comunidad internacional” realice la presión de expulsar la influencia estatal de alguna manera. Lo que ocurre es que no existe comunidad internacional más allá de imperialismo e inter-imperialismo y eso nunca ha ocurrido en toda la historia. Ningún estado homologado en el bloque capitalista (y mucho menos en la OTAN) se ha visto forzado a aceptar condiciones en “asuntos internos territoriales”. Al contrario, han recibido apoyo en los temas vitales.
Eso nos lleva a lo comentado al principio y dos opciones.
Instalarse en la credulidad del oprimido donde se evapora la certeza de los intereses irreconciliables de estados y clases contra el pueblo, en la confianza en la burguesía internacional, encharcados en el cerco del marco político impuesto sin rebasarlo y en la interpretación de negociaciones y acuerdos no como una extensión del conflicto sino de una voluntad abstracta. En resumen; “ya llegará la independencia cuando las condiciones nos caigan del cielo”.
O llevar a cabo un proceso que produzca unos costos inasumibles para el estado, para su gobernabilidad en territorio ocupado, creando una ruptura de facto mediante una hoja de ruta hacia la autodeterminación y bloqueando todo intento de “recuperación territorial”. En resumen; “Vamos a por la independencia con un plan trazado y a crear las condiciones”.
Estas dos perspectivas son incompatibles entre sí. Una lleva al bloqueo permanente con un alto peligro de asimilación. La otra puede abrir una ligera opción aunque sea muy difícil de llevar a cabo por todo lo comentado hasta ahora. Sobre todo si nadie está pensando en ella.
Declaración unilateral
Promover un proceso de independencia sin mirar a los estados ni pedir su permiso. Aplicar la autodeterminación por la vía de los hechos. Ya sea desde las instituciones autonómicas convirtiéndolas en nacionales o desde instituciones o estructuras propias ajenas al entramado extranjero.
Probabilidades: Es una vía con posibilidades pero que necesariamente necesita un nivel de organización y determinación muy elevado que tendría por una parte que resistir a los embates de los estados y plantear desde ya mismo una preparación concisa y acumulación necesaria. Sería en definitiva un proceso a construir con sus etapas y preliminares.
Confrontación-represión-confrontación
Básicamente sería la misma vía usada históricamente por el MLNV en diversas etapas solo que sustituyendo las herramientas de confrontación clásicas por un proceso en espiral de desobediencia e insumisión hasta hacer inestable la ocupación extranjera forzando una ruptura negociada o siendo el preliminar de una declaración unilateral.
Probabilidades: Es una vía con posibilidades pero requiere un nivel de lucha de alto voltaje y una preparación teórica y práctica en cuanto a las herramientas que a día de hoy no se ha hecho en toda su extensión.
Esas son dos de las vías generales que podrían activarse , sin entrar en otras que también existen, que pueden servir para desatar el núcleo de la opresión nacional ,que es la forma que toma la lucha de clases en Euskal Herria. Obviamente todo proceso debe contar paralelamente con un proceso de construcción nacional y social, con una lucha por la hegemonía más gramsciana que burguesa y pegada a la realidad vasca, con una unidad de fuerzas importante( también en lo nacional, y en derechos democráticos mínimos) , con una doble vía de lucha nacional y socialista coordinada y con un proyecto integral de liberación con especial importancia de la lucha de clases para acelerar las contradicciones y todo unido a un gran esfuerzo movilizador.
Inestabilidad, subversión, aumento de masa crítica, aumento electoral, intensificación de dinámicas del movimiento popular… son algunos de los elementos necesarios de cara a la ruptura. Y es que en resumen se podría decir que no hay ninguna vía factible que no pase por esa ruptura, y por consiguiente por una revolución. Ese es el precio que han puesto los estados por la liberación.