Abstenerse con ganas
Con el comienzo de la década del 2001 la abstención se situaba en el 21% en las elecciones del parlamento autonómico de la CAV. Para el 2005 ya había subido al 32%. En el 2009 llegaba hasta el 35%, y desde entonces no ha dejado de subir llegando prácticamente hasta el 40% en las últimas del 2016. Que se haya doblado el número de abstencionistas en este tramo temporal ciertamente es algo que traía mucha preocupación a la burguesía local ya que no entendía cómo era posible que el mayor “órgano de autogobierno” y pieza fundamental y principal de la institucionalidad autonómica española lograra esos niveles de desidia en la sociedad vasca. Así que se dedicaron a estudiar los porqués con sus sociólogos y encuestadores a sueldo. La primera conclusión a la que llegaron es algo que tampoco es un misterio; la mayor parte del abstencionismo se sitúa en los barrios obreros, en las zonas más castigadas y donde se concentra la mayor parte de la clase trabajadora vasca. Los políticos profesionales , incluso los que dicen ser de izquierda suelen pensar que el más abajo no les vota porque son tontos o no tienen conciencia, pero el más abajo vive la política en mayúsculas, en su propia carne y quizás por eso no voten.
La segunda es que hoy en día hay más votantes del PNV en EH Bildu (principalmente los que votaron a ibarretxe) que votantes de la izquierda abertzale clásica que nunca han votado al PNV, que han ido ingresando las filas de la abstención de manera pausada pero continuada desde hace unos años.
Para el PNV esto significaba una oportunidad. Teniendo en cuenta que el “ibarrechismo” era el sector hegemónico en la masa electoral de EH Bildu, no tenía más que hacer tracción de ello para llevar a rastras a EH Bildu durante estos años mientras al mismo tiempo y aprovechando la crisis estatal del PP y el PSOE acaparar de entre sus audiencias. De la misma forma que Podemos lo había hecho con el PSOE. Así que hoy en día tenemos una masa electoral en el PNV más derechista y regionalista que nunca, la oposición electoral mas centro-izquierdista y socialdemócrata que nunca con guiños autonomistas permanentes y un abstencionismo más independentista y socialista que nunca.
En cualquier caso y no porqué lo digan las encuestas, todo el mundo sabe que este domingo va a volver ganar otra vez el PNV. Y no es extraño, ya que ninguna fuerza podrá doblegar al PNV si casi todo el mundo sabe que si el PNV les ofreciera algo se pondrían a la cola y hablarían de momento histórico. Así que en ausencia de oposición más allá de verbalizaciones en campaña electoral hay PNV para rato.
De hecho, la única forma de acabar con esta hegemonía burguesa regionalista se encuentra fuera del parlamento y consiste en tejer una gran alianza de clase trabajadora que no mimetice a las opciones institucionales burguesas ni tome forma partidista-electoralista de político profesional de clase política. Una verdadera unión de fuerzas y no de debilidades, que esté dispuesta a darle la vuelta a todo, de palabra y acción, en todos los frentes que sean necesarios y con la firme voluntad de instalar el poder nacional de clase y no a maquillar un sistema impuesto e injusto de raíz. Por eso es importante que la abstención se mantenga fuerte este domingo como aviso de que nos vamos acercando a la falta de quorum electoral en el parlamentillo de la CAV. Lo cual puede ser un elemento de la futura crisis de legitimidad autonómica y burguesa que tendremos que crear para la ruptura donde los olvidados, las perdidas y las perfiferias de siempre se levanten contra tanta mierda.