Eusko-exoesqueletos para el ejército
Resulta al menos inquietante cómo empresas vascas, financiadas con dinero el dinero de nuestros impuestos, están fabricando productos de alta tecnología para la guerra. Pero aún sorprende más que sean corporaciones creadas para dedicarse a la investigación y desarrollo de tecnología robótica aplicada a la salud, supuestamente dedicadas a ayudar a las personas. Es el caso de Gogoa Robotics, empresa ubicada en Abadiño, creada inicialmente para facilitar la vida a quienes tienen disfuncionalidades físicas o a quienes se dedican a emergencias, como son bomberos o equipos de rescate. Sin embargo, ahora, ampliando su volumen de mercado y traicionando sus objetivos fundacionales, también trabajan para el ejército y, no nos olvidemos, que si algo provocan las guerras son problemas físicos, para los que inicialmente se diseñaron esos productos: mutilaciones, derrames cerebrales, parálisis, etcétera.
Esta entidad desarrolla el prototipo GUDEX que se ha presentado públicamente como un exoesqueleto de tipo wearable (se viste) que “permite levantar y transportar cargas pesadas, a la vez que mejora la precisión en el tiro y monitoriza el estado físico del soldado”. Y esto se lo vende a la unidad de paracaidismo del ejército español. Una vez más el progreso al servicio de la barbarie. Paradojas de la vida, en la solución a menudo está el problema.
Esto no es nuevo. Hemos visto como, por ejemplo, empresas sociales dedicadas al reciclaje de ropa, al final tienen su mayor volumen de negocio en destruirla. O en este caso, cómo empresas dedicadas a hacer más fácil la vida a personas con graves problemas de salud en los países enriquecidos, se dedican a la vez a mejorar la tecnología para herir y matar en las guerras organizadas en países empobrecidos. Eso sí, vendiendo luego su tecnología para enriquecerse con la asistencia a las víctimas. Negocio perfecto. La cuestión está una vez más en preguntarnos dónde queda la ética a la hora de hacer negocios y en porqué los lobos siempre se disfrazan con pieles de cordero.
César MANZANOS BILBAO. Doctor en Sociología