Desmitificar la Amnistía, fortalecer sus escenarios de lucha | #LH_DebateAmnistia
Julen Larrinaga es ex-preso político vasco y fue portavoz y responsable en Bizkaia de Gestoras Pro-Amnistía
Independentzia, Sozialismo y Amnistia son ideas que pertenecen al imaginario colectivo de la Izquierda Abertzale. Las citamos en textos políticos y las oímos en debates, mítines y movilizaciones.
Tenemos, sin embargo, una idea difusa y poco concreta de ellas, limitándonos a proyectarlas siempre hacia una especie de deseado día “D”. En términos políticos podemos decir que dichas ideas constituyen el final de un largo proceso ó camino político culminado con éxito. En términos de táctica-estrategia, sin embargo, más que la idea y concepto en sí mismo, lo importante es cómo se va a hacer dicho camino. No soy taoísta, y en lugar del término “camino” prefiero hablar de “escenarios” y de la forma en que hay que promoverlos y fortalecerlos. Así, por ejemplo, prefiero pensar la amnistía en forma de escenarios en los que políticamente sea factible su aplicación y recorrido. Del mismo modo, entiendo la lucha pro-amnistía como la forma de promover, acercar y fortalecer dichos escenarios. Convengamos, en todo este análisis, que un escenario ha de tener decorado, tramoyistas, actores, diálogos y, sobre todo, una trama general en torno a la cual pivote todo lo demás.
Si hablamos de amnistía, hablamos de resolución integral del conflicto político que enfrenta a Euskal Herria con los Estados Español y Francés. Hablamos de abordar consecuencias (presos, exiliados, desmilitarización, legislaciones de excepción, memoria y víctimas), pero también hablamos de solucionar causas (reconocimiento de Euskal Heria como nación). ¿Cómo se sitúa entonces la amnistía en un escenario? En primer lugar, es conveniente subrayar que la reivindicación de la amnistía no es un objetivo estratégico en sí mismo, sino una parte más del decorado. Para la Izquierda Abertzale, la lucha pro-amnistía siempre ha tenido un carácter táctico, un papel de supeditación a la estrategia del momento y a través del cual se han ido articulando diferentes tipos de luchas políticas y reivindicaciones. A veces, luchas de pura y simple confrontación, otras de movilización y acumulación de fuerzas, también como vehículo para la lucha ideológica, o incluso para la articulación de consensos y grandes mayorias. Así lo ha entendido también históricamente la organización armada ETA si se analizan sus diferentes posturas y lecturas sobre la resolución del conflicto en los diferentes procesos negociadores que ha mantenido con los Estados Español y Francés.
Si hacemos un repaso histórico podemos comprobar con exactitud todo lo anteriormente afirmado:
I.- Hasta 1977, en el contexto de la estrategia insurreccional impulsada por ETA, la amnistía se sitúa en un escenario de fin del régimen franquista. La lucha pro-amnistía, por tanto, tenía una clara función revolucionaria y liberadora, que queda muy bien recogida en aquel lema de la época: “Espetxeak Apurtu”.
II.- Entre 1978 y 1994, en el contexto de la estrategia negociadora sobre la Alternatiba KAS, la amnistía se sitúa en un escenario de ruptura democrática en el Estado Español. La lucha pro-amnistía, por tanto, tenía una doble función: como mecanismo ideológico de confrontación para fortalecer dicho escenario rupturista y como mecanismo político de acumulación de fuerzas en torno al programa de la Alternatiba KAS, todo ello para forzar una negociación ETA-Estado que materializase los contenidos fácticos de la amnistía.
III.- Desde 1995 y hasta fechas actuales, ya en el contexto de la estrategia desarrollada por la Alternativa Democrática y con base en el concepto del derecho a decidir, la amnistía se va a situar en un escenario global de proceso democrático impulsado por los agentes políticos, sindicales y sociales de EH. Dicho escenario de proceso democrático, como veremos a continuación, se ha intentado impulsar de diferentes formas:
a.- Mediante la apertura de un proceso constituyente en la época del pacto de Lizarra-Garazi, dando mayor énfasis a los acuerdos políticos en materia de construcción nacional y buscando un desbordamiento del Estado que le llevase a una negociación técnica sobre “consecuencias del conflicto” y democrática sobre “garantías mútuas de respetar lo que decidiese la sociedad vasca”. En dicho diseño, aparentemente, la lucha pro-amnistía quedaba relegada a un segundo plano por las prioridades políticas marcadas en el plano de construcción nacional. Pero, paradójicamente, es en dicho periodo cuando se realiza la mayor teorización y actualización tanto del concepto de amnistía (ligándolo a un escenario de proceso democrático en clave de frente social activo) como de la propia lucha pro-amnistía (ligada ya totalmente a la resolución política e integral del conflicto vasco en todas sus vertientes y derivadas).
En efecto, es Gestoras Pro Amnistía quien sitúa la amnistía en un escenario de frente social activo, mínimos democráticos para Euskal-Herria, participación de todos los vasc@s (presos y refugiados incluidos), sin injerencias externas (Alde Hemendik) y en el respeto a todos los derechos, humanos, civiles y políticos (Libertades Democráticas). “Curiosamente” fue la represión y la ilegalización de Gestoras, las que impidieron el desarrollo político de dicho programa.
b.- Mediante la apertura de un proceso llave de doble negociación (Proceso de Anoeta), donde la amnistía se situaba en un escenario de negociación sobre negociación (mesa política y mesa técnica) como antesala a la puesta en marcha del proceso democrático. En este diseño, la lucha pro-amnistía queda otra vez relegada a un segundo plano (esta vez a la espera de acuerdos en las conversaciones de Loiola) y sin poder desarrollar toda su potencialidad.
c.- Mediante la apertura de un nuevo escenario político tras el cese de la lucha armada de ETA (Proceso de Aiete), donde la amnistía se situaba en un escenario multipolar de acuerdos y con una hoja de ruta de pasos graduales. En este diseño, la lucha pro-amnistía tenía el importante papel de activar la implicación social en sus capas más amplias, buscando siempre su empuje como acelerador y colchón del proceso. Ahí es donde hemos de entender lo que la Izquierda Abertzale ha intentado realizar en estos últimos cuatro años. Pero no sólo entender, sino también analizar, pues es evidente que dicho diseño no ha funcionado (ó se ha gestionado mal) y que, por ende, ha lastrado gravemente a la Izquierda Abertzale. A algunos igual les sorprende lo que voy a decir a continuación: en mi opinión, uno de los errores cometidos por la Izquierda Abertzale en esta fase ha sido situar la amnistía como llave ó iniciador del proceso democrático y como antesala también de un posterior proceso independentista (“primero encarrilar la resolución de las consecuencias del conflicto armado y luego arrancar el proceso independentista”). El Estado Español, que siempre tendrá la llave respecto a la amnistía, lo único que ha tenido que hacer ha sido bloquear cualquier avance para, por defectos del propio diseño de la Izquierda Abertzale, quedar bloqueado todo lo demás. Lo preocupante, más que el diseño rígido de la Izquierda Abertzale, ha sido la tardanza en reaccionar y en ponerse a reflexionar. Ni se han movido los estados en el carril de resolución, ni se ha movido tampoco el PNV en el carril soberanista.
Un doble cero para la Izquierda Abertzale si hablamos de computar resultados en torno a los principales objetivos marcados hace cuatro años. No obstante, ésa ha sido la apuesta de la Izquierda Abertzale en el momento actual y con la honesta creencia de que era el mejor diseño para obtener resultados. Desde esta perspectiva considero un error la postura de erosionar y cuestionar dicho intento con argumentos tan peregrinos como que la reivindicación de la amnistía ha sido abandonada (¿?) por la Izquierda Abertzale ó como que denunciar la situación de los presos desde el plano humanitario es una especie de ardid para esconder ó hurtar su carácter político.
Una cosa es criticar, incluso con dureza, que la línea política no nos acerca al escenario buscado y exigir cambios ó reflexión; otra muy diferente es situarse en posiciones destructivas. A no ser, claro, que el problema no sea realmente ni los presos ni la amnistía y sí el cambio aprobado por las bases de la Izquierda Abertzale en Zutik EH. Añado aquí una reflexión de fondo. Zutik EH, en contra de lo que creen muchos, no es un cambio global de estrategia en el proceso de liberación, sino de táctica. La estrategia sugerida por ETA en la Alternativa Democrática sigue hoy plenamente vigente, al menos en cuanto a su filosofía política de articular amplias mayorías en torno al derecho a decidir mediante un proceso democrático que culmine en la construción de un Estado Vasco. Lo único que ha cambiado realmente es el cese de la lucha armada, cese que tiene como objetivo abrir nuevas oportunidades a los procesos de acumulación de fuerzas y situar la confrontación con los estados en el terreno donde, aparentemente, son más débiles: el plano político y democrático.
Tras este largo repaso histórico, quiero repetir una idea base que enunciaba al principio del escrito. La amnistía ni es un objetivo estratégico ni se puede contemplar como escenario aislado y autocompleto. Hay que entenderla como parte de un escenario donde lo importante es la estrategia general y la línea política que se defina a tal efecto. La lucha pro-amnistía, por tanto, ha de ir encaminada siempre a fortalecer, de forma coherente, la consecución de dicho escenario global.
En el momento actual, tras el agotamiento del diseño de estos últimos cuatro años, es evidente que va a ser necesario definir un nuevo escenario donde situar la amnistia. Pero para ello, primero, será necesario extraer conclusiones de lo acaecido en el inicio de esta nueva fase y debatir en profundidad. Al respecto, propongo las siguientes ideas y elementos de coyuntura para el debate:
- Agotamiento de los diseños políticos cuya llave principal resida en procesos de negociación con los Estados.
- Invalided del concepto de amnistía como palanca, llave ó proceso impulsor de otros procesos.
- Necesidad de adecuar la lucha pro-amnistia a un diseño de proceso democrático que, de una vez por todas, se active en clave social y popular, con una agenda política que aborde dos puntos esenciales:
1.- La denuncia del carácter antidemocrático del Estado y la exigencia de resolución integral del conflicto.
2.- La puesta en marcha de una lucha global contra la imposición política y por el derecho a decidir, basada en la desobediencia y la insumisión.
- Necesidad de adecuar la lucha independentista en un diseño de construcción del estado vasco desde abajo y desde la izquierda, siguiendo una clara estrategia de contrapoder y de confrontación de modelos sector a sector (soberanía energética, alimentaria, financiera, educativa, productiva, cultural…).
- Articulación junto a otros pueblos y fuerzas políticas del estado de un eje popular que situe en la agenda política del Estado la reivindicación de ruptura democrática y fin de régimen, todo ello en un contexto (el estatal) de futura reforma constitucional con aroma a fraude.
- Política de alianzas que sume por la izquierda, pero también que sume desde el lado de la ruptura democrática con ó en el Estado a través de procesos constituyentes de amplia base social. Los ejes de emancipación social y emancipación nacional no son divisibles ni excluyentes.
Muchas veces habrá que hacer equilibrios teniendo siempre en cuenta el contexto y la correlación de fuerzas del momento.
- Política institucional que ayude a reforzar la idea de poder popular.
Todos estos elementos son, en mi opinión, los que habría que tener en cuenta para un debate serio sobre el diseño de un futuro escenario donde situar la amnistía. Salud!