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Nacionales E.Herria :: 10/03/2016

Abian. Organización. Propuesta organizativa

Borroka garaia da!
Hoy le empiezo a entrar a abian y voy a empezar fuerte por uno de los huesos duros. Los criterios para reflexionar sobre organización.

 Ehunzangoa

Ehunzango izenez ezagutzen badugu ere,gehienek, 30 hanka besterik ez dituzte: 15 alde bakoitzean, baina 100 hanka dituztela dirudi. Egia esan, izena asmatu aurretik inork ez zuen hankak zenbatzeko lana hartu. Ehunzangoen artean ezpesie desberdinetakoak aurkituko ditugu; Horietako batek 300 hanka ditu. Oso azkar ibiltzen dira.

Hoy le empiezo a entrar a abian y voy a empezar fuerte por uno de los huesos duros. Los criterios para reflexionar sobre organización. Este es un tema de vital importancia porque si la estructura organizativa no está a la altura de los retos planteados y objetivos requeridos sería como utilizar un destornillador para clavar un clavo. Por lo tanto, partes de este texto o al completo si cualquier lector o lectora que lo lea y comparta, o aunque no lo comparta le parece adecuado que se lleve a cabo su debate, le extiendo la invitación a usarlo en la asamblea de abian de su pueblo en el apartado de organización.

En primer lugar hay que partir de la situación actual para saber que es lo que existe y si es adecuado. La primera constatación es que la izquierda abertzale funcionando con la triada Sortu, Ernai y LAB no abarca los retos venideros, no es eficaz en la aglutinación y cohesión mínima de la masa social de la izquierda abertzale junto a todo su caudal tanto histórico como actual y está reproduciendo exactamente un modelo vanguardista en el que Sortu a modo de partido institucional dirigente cortocircuita debido a una sobrecarga de tareas y funciones el buen funcionamiento estructural de la izquierda abertzale lo que ha llevado a la pérdida del carácter de movimiento de liberación por un esquema clásico de partido institucional con tendencia a la endogamia y a atenazar al resto de la izquierda abertzale. Este centralismo de partido junto al carácter institucional lógico que le corresponde a Sortu ha propiciado tanto que la izquierda abertzale tome cada vez más un carácter institucionalista global y al mismo tiempo ha dado pie a cierto autoritarismo que también ha derivado en burocracia.

El origen de estas deficiencias más allá de la actitud personal que puedan llevar adelante los y las militantes (nadie es perfecto) se encuentra en la propia definición de Sortu, que ha ido perdiendo su carácter de unidad popular por lo que se ha demostrado con creces durante los últimos años que una organización como Sortu con sus responsabilidades lógicas de dinamización institucional y de trabajo en EH Bildu está incapacitada por definición y carácter para ser la dinamizadora global de la izquierda abertzale en todos los ámbitos y de su estrategia general. Tiene que ser la propia izquierda abertzale en su conjunto y en todos los diferentes ámbitos la encargada no ya solo de dinamizarse así misma sino de dinamizar a la clase trabajadora vasca hacia los retos requeridos y objetivos estratégicos.

Teniendo en cuenta estos retos y estos objetivos estratégicos, tanto la lucha institucional, como la lucha popular y movilizadora, así como la lucha desobediente, internacionalista o feminista pasando por la activación social junto a la construcción nacional y social de cara a un poder popular requieren estar en un plano que en ningún caso pueden estar en grado de dependencia o subsidiariamente a la lucha institucional porque impiden en alto grado su libre desarrollo y expansión.

Ese grado de dependencia ha sido una de las características principales de los últimos años a nivel organizativo y los resultados y carencias están a la vista, siendo una de las grandes preocupaciones de la masa social.

La propuesta organizativa que se va a plantear aquí busca una serie de objetivos diversificados. Por una parte que sea la adecuada tanto para el reforzamiento de la izquierda abertzale como movimiento de liberación nacional y social, que sea adecuada al futuro y los retos que están por venir y que al mismo tiempo supere en flexibidad, diversidad y eficacia incluso al modelo de movimiento de liberación nacional que se ha ido perdiendo. Por otra parte, que sirva para ir aunando mediante un modelo de gestión adecuado las diversas divergencias existentes para que puedan encauzarse de una forma sana abriendo los cauces de participación y empoderamiento, haciendo de la discrepancia y el intercambio de propuestas e ideas un valor y una oportunidad de crecimiento mediante la critica / autocrítica a modo de motor revolucionario, en vez de un supuesto lastre.

En el documento abian, apartado 5, el cual trata sobre modelo organizativo se lanzan una serie de reflexiones, algunas posiblemente adecuadas, algunas otras no tanto y otras más demasiado abstractas e incluso contradictorias. En cualquier caso, el modelo organizativo llevado hasta ahora de a 3 (Sortu, LAB y Ernai) no se pone en reflexión ni cuestión pese a que a lo largo del propio documento y en las aportaciones recogidas sea un modelo bastante contestado.

En el documento abian no se concretiza ningún tipo de modelo estructural y organizativo mas allá de lo conocido, y diversas orientaciones pero remarca un punto especial: “La dinamización política de la estrategia general del proceso de liberación es responsabilidad de Sortu”.

La propuesta siguiente  viene a contradecir esa tesis y forma de funcionamiento y aportar un nuevo modelo organizativo estructural definido y concreto (aunque abierto).

Teniendo en cuenta lo escrito hasta ahora de cara al punto de antolaketa – organización, propongo que se tenga en consideración esta propuesta organizativa:

– La dinamización política de la estrategia general del proceso de liberación es responsabilidad de la izquierda abertzale en su conjunto organizativo, de toda su militancia y de toda simpatizante que quiera aportar en ello.

(Es decir, la dinamización política y la estrategia general debe estar en manos del conjunto de la izquierda abertzale, todas las organizaciones deben contar con autonomía y marcos de colaboración con el resto y los mecanismo de orientación y decisión globales de cara a la estrategia general deben ser similares en filosofía a mecanismos flexibles y expansivos como el del propio proceso abian).

– La izquierda abertzale a nivel estructural puede constar de:

Sortu: Unidad popular de masas. Dinamizadora de la lucha institucional para la acumulación de fuerzas heterogéneas y puente receptivo entre las instituciones y el movimiento popular. Sortu no debe ser el centro de nada sino el receptor de las diferentes expresiones y sensibilidades de la izquierda abertzale.

Ernai: Organización revolucionaria. Dinamizadora del movimiento juvenil.

LAB: Sindicato de masas. Dinamizadora de la clase trabajadora asalariada en los centros de trabajo.

Org. internacionalista: Organización revolucionaria. Dinamizadora de la lucha internacionalista.

Sindicato estudiantil: Organización revolucionaria. Dinamizadora del movimiento estudiantil.

Organización anti-represiva: Movimiento de masas

Org. feminista: Organización revolucionaria. Dinamizadora del movimiento feminista.

Org. revolucionaria / poder popular: Organización revolucionaria

EPPK / EIPK: Lucha en las cárceles. Exilio.

(.)

Esta estructuración asegura la diversidad organizativa, tiene la capacidad de aunar todo el caudal histórico de la izquierda abertzale además de ampliarlo, pone las bases para una fábrica de militantes, nivela la importancia estratégica de los diversos ámbitos de lucha sin dar preponderancias que puedan derivar en la visión de embudo y da pie a crear marcos donde se puedan gestionar las contradicciones y resolverlas mientras flexibiliza de manera expansiva el propio despliegue del movimiento de liberación.

* Este modelo en ningún caso sería cerrado y concluyente sino siempre abierto a la expansión y a sumar, aún desde la diferencia. En el caso de Països Catalans por ejemplo nos podemos encontrar en la izquierda independentista dos organizaciones revolucionarias generales y estratégicas (Endavant, y Poble Lliure). Otro punto que debería llevar a una reflexión profunda es la separación estructural entre Ipar y Hego Euskal Herria.

Anexo 1: Tanto el movimiento histórico ekintzale como referentes comunistas o de cualquier corriente organizada tendrán derecho tanto a formarse como a ser partícipes de la unidad popular y de la estrategia general de la izquierda abertzale si así lo desean en igualdad de condiciones que cualquier militante.

Tanto la Org. Internacionalista como el Sindicato estudiantil y la Org. feminista en la práctica ya existen tanto en baremos abertzales como socialistas estratégicos, el cambio supondría elevar su posición para ponerla en igualdad de importancia y condiciones con el resto y acabar con el sectorialismo minimizador de movimientos y luchas indispensables y estratégicas de cara al estado socialista vasco.

La organización anti-represiva a parte de ser una necesidad podría ser producto de un debate y una confluencia que debe llevar a cerrar ciertas heridas.

Anexo 2: Me reservo por ahora un añadido a la  aportación de este debate  organizativo concreto pero que tiene su importancia. En cualquier caso la influencia puede ser extraída de la lectura de “Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión” Victor Serge 1925) ()

Anexo 3: Obviamente una organización no nace por el mero hecho de que se escriba su posible definición sino que es parte de un desarrollo a llevar a cabo.Debido a la importancia estratégica del movimiento popular, el despliegue del poder popular y el socialismo revolucionario abertzale como una parte del caudal histórico de la izquierda abertzale estas serían algunas de las razones para las que creo en su necesario resurgimiento y las razones por las que no debería ser temido.

¿Por qué se tiene miedo a las organizaciones revolucionarias?

Términos como organización revolucionaria o términos como vanguardia son temidos. Y hay razones para ello. No simplemente desde la óptica del que teme la revolución, que también. Entender la vanguardia revolucionaria como un grupo de iluminados auto-eregidos que tienen como misión el dirigismo del rebaño hacia el paraíso es una de ellas. Entender la vanguardia como “el que manda” es otra.

La vanguardia no se puede auto-eregir, ni estar encerrada en sí misma, ni ser una autocracia. Se funde con el pueblo, es pueblo y se interpreta, no para acomodarse en él sino para activarlo hacia el cambio. Es un rango que ese pueblo ofrecerá. Surge como una necesidad y aparece en su momento sin ser forzada. Crece en fuerza si se lo merece y es débil si se lo merece.

Tiene sus características. Debe tener una teoría revolucionaria, debe tener una auto-crítica radical, ser transparente en sus intenciones, debe crear protagonistas y no serlo, debe blindarse frente al enemigo. No existe revolución posible sin ella. Si el objetivo no es la revolución no es (son) necesarias.

¿Por qué se tiene miedo a las organizaciones revolucionarias en Euskal Herria?

No hace falta explicar porque teme el enemigo a las organizaciones revolucionarias porque es obvio. Sin embargo ese temor puede darse en las masas populares si esa organización puede caer en el dirigismo o darse  en cuadros dirigentes externos a la organización revolucionaria temerosos de perder influencia. En cualquier caso, una organización revolucionaria con el norte claro no cae en ninguno de esos errores ya que su praxis le llevará a crear protagonistas y no a serlo, partiendo siempre de la humildad y del ejemplo, no de la imposición.

Otras fuentes que crean temor están relacionadas con el contexto político actual ya que puede existir la creencia de que organizaciones de ese tipo “puedan dinamitar el proceso” como si fuera algo inmovil o lanzarse con excesiva ligereza a una línea política que pueda traer la derrota. Hay que decir que son comprensibles estos temores pero que no son nuevos. Se han producido en todos los procesos revolucionarios.

¿Por qué la unidad popular no es “organización revolucionaria”?

– La izquierda abertzale y su espectro sociológico y político es plural. Comunistas, socialistas, libertarios, libre pensadores y socialdemócratas… Gentes honestas abertzales y de izquierda con diferentes intensidades ,tendencias y experiencias de los sectores populares de este país. De ahí surgió la unidad popular. De la unidad en torno al proyecto independentista y socialista.

– La unidad popular, ha sido, y como no podía ser de otra manera, un mero acompañamiento del movimiento popular. Imposibilitada en alto grado para generar, sustentar y alimentar a éste. El movimiento popular es clave de cara al desarrollo del proceso del liberación nacional y social. La unidad popular ha sido alimentada por el movimiento popular y no al revés. Lo cual es perfectamente lógico e imposible de revertir porque precisamente unidad popular significa eso; Receptor de los diferentes ámbitos de lucha. La unidad popular es fuerte si el movimiento juvenil, obrero, estudiantil, feminista,ecologista, cultural y popular es fuerte y no en sentido inverso. El mantenimiento de la izquierda abertzale como movimiento con diferentes expresiones organizativas como la organización revolucionaria y su autonomía correspondiente, siendo la unidad popular un punto de encuentro de las diferentes luchas y sensibilidades asegura entre otras cosas la capacidad de incidencia del movimiento popular y la pluralidad de la izquierda abertzale imposibilitando volverla monolítica y endógena.

– La unidad popular no puede abarcar ni centralizar la lucha obrera sindical, el movimiento juvenil, el sindicalismo estudiantil, la lucha feminista, la lucha internacionalista etc… Se necesitan herramientas organizativas autónomas para tal labor. De la misma forma no puede abarcar y centralizar la lucha revolucionaria global del movimiento popular, ni darle perspectiva estratégica exógenamente, ni igualarse , sea acaparando o inversamente suprimiendo el recorrido histórico del socialismo revolucionario para lo cual también se requiere herramientas organizativas autónomas. Eso no significa que la unidad popular no tenga discurso ni práctica en todos los frentes pero sería absurdo plantear por ejemplo que iniciativas de cara al ámbito juvenil realizadas por la unidad popular pudieran suplantar a la organización revolucionaria juvenil. Serían complementarias en todo caso.

– La unidad popular no es igual a izquierda abertzale. La izquierda abertzale es un movimiento político de liberación nacional y social con trabajo en diversos ámbitos, con diversas organizaciones. Romper la flexibidad organizativa y seguir un modelo clásico burgués de partido aunque se tengan buenas intenciones y se intente abarcar trabajo fuera de los ejes de partido clásico está abocado a ser parásito de las dinámicas populares y centrado en un ombliguismo institucional y electoral siendo el camino directo más rápido hacia la integración en el sistema.

– Buscar la cohesión ideológica global en la unidad popular hace que los mínimos común denominadores a acordar se conviertan a la larga en máximos para todos. Desplazando a los amplios sectores socialistas revolucionarios (u otros) en el caso de que no estén organizados. Una unidad popular endógena a todos los niveles pondría al servicio de una estrategia institucional limitada por el sistema el caudal de lucha popular y la energía del movimiento popular en buena parte neutralizandolas.

– Recordemos que hablamos de una organización revolucionaria, y no de un partido de masas electoralista que debe llegar a amplios sectores sociales. La organización revolucionaria debe activar a la sociedad sin partidismo y dar cuerpo a ese “eco-sistema” donde se recogen los frutos además de gestionar tanbién altos niveles de compromiso.

¿Por qué se necesita una nueva organización revolucionaria?

– Las organizaciones de “combate” ( en el sentido amplio y no necesariamente literal de la palabra) y estratégicas (esfuerzo constante de análisis de como derrotar al estado y alcanzar los objetivos estratégicos resumidos en la consecución del estado socialista vasco), que dinamicen y refuercen el tejido asociativo, que estén diseñadas para un enfrentamiento ideológico frontal contra el sistema y que se muevan cómodas en aguas turbulentas han sido los pasaportes que han asegurado un victoria estratégica en multitud de procesos de liberación nacional y social.

– A primera vista, es más factible una organización menos exigente que otra más exigente con sus miembros, pero la efectividad de cada una de ellas se empezará a demostrar cuando concluyan las fases de “normalidad social” y vuelvan las decisivas fases de crisis, de luchas, de urgencias y de tensiones, en las que se demuestra la valía de una militancia preparada, crítica, versátil y polivalente, virtudes humanas que exigen años de entrenamiento y aprendizaje.

– Las características concretas de la organización revolucionaria dependen de la coyuntura, del futuro requerido, no tiene dogmas. Ni siquiera que solo sea necesariamente una. Realmente la vanguardia de múltiples cabezas es la más peligrosa y la que hoy en día puede enfrentarse a la vanguardia reaccionaria con sus múltiples cabezas y vencerlas. Es necesaria una organización revolucionaria y socialista independiente pero partícipe de la unidad popular y la izquierda abertzale para por una parte mantener la llama histórica del socialismo revolucionario que es parte de la unidad popular aunque no lo es todo, ya que la unidad popular es plural, y para generar, sustentar y alimentar al movimiento popular y al poder popular.

– Existe una descompensación en la situación de Euskal Herria donde el independentismo de izquierda cuenta con unas bases fuertes pero donde la estrategia no acaba de despegar a nivel movilizador y de iniciativas potentes que puedan sacudir la coyuntura política y donde el movimiento social va perdiendo peso y equilibrio en relación a la centralidad que está tomando el institucionalismo.

– El trabajo institucional y el contra-poder, al mismo tiempo, cuentan con muchísimas dificultades debido a que los límites de la legalidad jurídico-política unida a los intereses electorales se suelen superponer a los intereses y necesidades de la lucha popular dejándolos subordinados del institucionalismo si no existe cierta tensión. Además el trabajo institucional requiere una dedicación que impide invertir en profundidad en la lucha popular y en una estrategia rupturista. Es por ello que es necesario liberar la capacidad organizativa revolucionaria.

– La verdadera energía y “secreto” de la izquierda abertzale reside en los barrios, pueblos y ciudades. Si se va perdiendo el “punch” ahí, siendo sustituido por titulares de prensa o macro-política, quizás aparentemente abarquemos mucho pero de tanto abarcar al final no quede potencia para apretar. Es una constatación que un partido de masas electoral pierde progresivamente su conexión con la lucha popular de no existir puentes.

– Una izquierda abertzale totalmente “legalista” es el pasaporte directo a su derrota estratégica e ideológica. Una izquierda abertzale sin organizaciones revolucionarias que junto a otras de diferente perfil puedan convivir está condenada a la quiebra ideológica, quedaría subordinada a la estrategia amenazadora y violenta del estado, y totalmente desprotegida a futuras amenazas y ofensivas que el estado no dudará en utilizar según sigan aumentando las contradicciones históricas y aumente la crisis política y económica . La necesidad de organizaciones den diferentes espacios y planos es una constante histórica del movimiento revolucionario que de no llevarse a cabo produce asimilación directa. en el pleno legalismo  se puede producir la derrota ideológica como previo paso a la renuncia a los objetivos, ya sea por el hábito que crea el respeto a la legalidad, porque los objetivos se convierten en “utopía irreal” o porque los mecanismos de esa legalidad no están más que diseñados para asimilar, domar y condicionar.

– El ejemplo y no el dirigismo, la actitud creada al margen del sistema en la lucha popular son claves que deben acompañar todo el proceso de liberación nacional y social vasco. Esencialmente aseguran la pervivencia del proyecto revolucionario vasco hacia la independencia, el socialismo y el feminismo. Cómo se caracteriza esa vía en cada coyuntura que movimientos y que perfil tienen es un debate paralelo pero necesario. La pervivencia en todos los planos de la izquierda abertzale es el seguro que imposibilita a los estados vencer. Paso imprescindible para ponerse en situación de ganar.

– Sumar y no restar. Es evidente que progresivamente se han ido distanciando y enfriando muchos sectores populares imprescindibles en un proceso que continua a día de hoy. La organización revolucionaria es un elemento capaz de hacer recuperar parte de la confianza perdida en ese sentido. La aceptación de la crítica, el debate abierto, el derecho a disentir como muestra de riqueza debe ser re-aceptado. De lo contrario no existirá proceso de cohesión, no se curarán heridas y de cara al futuro traerá muchas consecuencias negativas que ya se pueden empezar a intuir.

– La organización revolucionaria es la única que puede hacer desplegar y dinamizar en toda su dimensión profunda la lucha popular y elementos de confrontación. No es casual las grandes dificultades que existen de cara a la activación y a la confrontación sino que tienen una relación directa con la inexistencia de esta organización. Las dificultades existentes para activar la desobediencia, la insumisión, el tensionamiento necesario de cara a tumbar el muro impositivo de los estados es un vacío atronador.

– Para que la izquierda abertzale entre en una dinámica de refuerzo ideológico (compartido), de confrontación democrática y de desobediencia que será de vital importancia en el marco de un proceso revolucionario debe haber una dinámica popular construida y debe haber una participación amplia en las estructuras asamblearias, deben existir fábricas de militantes y trabajo en el movimiento popular. La organización revolucionaria ha sido sin lugar a dudas la mayor fábrica. Y no se puede vivir eternamente de las rentas. La izquierda abertzale podrá gestionar los réditos del trabajo de hormiga, silencioso y anónimo realizado durante años y décadas pero cómo llenar esos vacíos aparece en la agenda por pura necesidad. La nueva fase política que se ha abierto en Euskal Herria que cuenta con sus potencialidades pero también con su peligrosidad puede que haya llegado a un punto final de las “rentas generadas” y sea difícil encontrar nuevos generadores de ellas. Lo cual puede hacernos entrar en una especie de realidad virtual que nos coloque con una visión de embudo y no nos haga percatarnos de la fotografía al completo.

– La credulidad en las promesas de los opresores, los límites de la lucha de mera protesta, que carezca de una visión crítica del opresor,el desconocimiento de los objetivos del opresor y de su ferocidad,la capacidad burguesa para pudrir las luchas,la tendencia a la burocratización de la izquierda, la tendencia al corporativismo economicista del sindicalismo, la tendencia a estancamiento y retroceso de los movimientos populares y sociales junto a los efectos alienadores y disgregadores del capitalismo y la efectividad de la represión confirman históricamente la necesidad de la organización revolucionaria.

– Es necesario el impulso de una teoría socialista vasca de carácter revolucionario (junto a otras teorías similares o paralelas del amplio arco de la izquierda y de la unidad popular). La desaparición de las herramientas que estaban destinadas a la tarea histórica de servir de puente entre la acumulación independentista y de izquierdas de diferente carácter e intensidad hacia el proyecto socialista neto hace que  no contar con las herramientas del socialismo revolucionario pueda abocar en relación al proyecto independentista y socialista en su faceta socio-económica la reparación del sistema, su parcheo y mejora en vez de su aniquilación/transformación y en el apartado nacional chocar contra el muro de la imposición y hacernos adentrar en la desorientación debido a la falta de teoría y acción necesaria para derribar ese muro.

– Porque lo quiere mucha gente. No es solo por cuestiones técnicas,ideológicas o estratégicas que también. Un movimiento político de liberación nacional y social no puede dar la espalda a los sentimientos de la gente. Los sentimientos son el hilo conductor de los cambios. Un movimiento revolucionario, popular, de clase, pegado a la calle y al terreno,con trabajo de hormiga, constructor y destructor, innovando para superar los errores históricos, que resuma y recoja la gran tradición de pelea de las organizaciones revolucionarias vascas históricas y que ponga las vistas al futuro desde esa filosofía revolucionaria renovada y dispuesta a crear las condiciones que nos hagan avanzar junto al resto de organizaciones y sectores populares de este país. No es pasado, es futuro.

 

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