Acerca del proceso de paz
El propio Xabier Arzallus, en unas declaraciones en el Plateruena Kafe Antzokia de Durango durante una charla el pasado día 16 de septiembre, daba por sentado la inminencia del inicio del proceso de paz. No obstante, su propio partido, el PNV, ha reiterado en sucesivas ocasiones, la última el día 18 de septiembre (en boca de su presidente, Josu Jon Imaz), que no están dispuestos a participar en esa mesa mientras se siga ejerciendo la violencia, haciendo una clara alusión a los actos de violencia callejera. Tampoco José Blanco, en nombre del PSOE, dejó pasar la ocasión para exigir el cese de este tipo de actos. Ambos partidos estiman el horizonte de inicio del proceso a «medio plazo». Se habla de noviembre, diciembre
Por su parte, la izquierda abertzale insiste en que la creación de la mesa de partidos es la única salida a la situación de bloqueo actual.
Todo esto viene unido a una situación en la que la represión está sufriendo un repunte importante. Como afirmó recientemente Arnaldo Otegi, es incomprensible que exista más represión tras el alto el fuego de ETA que durante el periodo anterior. A las detenciones hay que sumar la situación de la represión en las cárceles. Además, se da la circunstancia de que a ciertos presos se les han alargado injustificadamente condenas ya cumplidas. Para denunciar esta situación, un preso político de ETA (Iñaki de Juana) lleva 46 días en huelga de hambre (a 20 de septiembre).
La realidad es que hay ciertos partidos que se ven cómodos en este «limbo» político. La rentabilidad que puede sacar el PSOE de este proceso es alta, y, desde luego, en absoluto se plantea como agente impulsor. Intentarán liderarlo, en la medida de lo posible, pero nunca acelerar el proceso. Otro tanto se podría decir del PNV. Parece que sectores de la dirección están barajando seriamente la opción de un pacto con el PSE-EE, en contra de la opinión de históricos como Xabier Arzallus o Joseba Egibar, que lidera el sector perdedor del último congreso (no tan minoritario), partidarios de aliarse con partidos abertzales. Josu Jon Imaz lo anunció nada más entrar en vigor el alto el fuego de ETA: «La lealtad del PNV con Zapatero está asegurada y no tiene contrapartidas» .Sería ésta una manera de condicionar el proceso de antemano, puesto que la alianza con sectores del PSE y del PSOE se basa en un mismo interés de debilitar a la izquierda abertzale, en un escenario que podría pasar por un gobierno vasco PNV-PSE, del que quedarían excluidas otras fuerzas como EB y Aralar y quién sabe si también EA. También el PSE-EE entraría en este juego, ávidos de poder tras demasiados años en la oposición. Parece que Madrid ve en principio con buenos ojos este pacto, puesto que necesita que autonomías fuertes apoyen su gestión en el parlamento español para legitimar su política.
Frente a todo este juego, nos encontramos al PP, que interpreta que su retorno al Gobierno se dará sólo si el proceso de paz fracasa. Por eso, los esfuerzos del PSOE de intentar llegar a un pacto de Estado con el PP sobre el proceso de paz, buscando tranquilizar a los sectores más españolistas del PP y los votantes tradicionales del PSOE, parecen condenados al fracaso. El PP prosigue con su estrategia de oposición frontal y movilización extraparlamentaria y judicial, intentando sabotear el proceso como sea, utilizando todas las armas a su alcance, desde la utilización de jueces o elementos de las FSE de su órbita, al empleo de los medios de comunicación. El PP no desea acabar con ETA si no es ahogándola por la vía policial, de forma que su fin aparezca como una victoria y no como el resultado de una negociación. Las movilizaciones recientes del PP demuestran el temor que siente este partido ante el posible inicio de un proceso de negociación, de cuyos entresijos estaría al corriente gracias a sus topos en los aparatos policiales y de seguridad del Estado. Según declaraciones de Arzallus, «en el PP están aterrorizados y quieren hacer algo para detener el proceso».
Intentan por todos los medios poner zancadillas al proceso tergiversando la realidad, como en la campaña mediática que están orquestando desde el inicio de todo este proceso, en la que afirman que no se sentarán a hablar con ETA hasta que no deje las armas, cuando es evidente que si alguien se sienta a hablar es precisamente porque tienen armas.
Para avanzar en el proceso de paz, hay que derrotar la ofensiva reaccionaria del PP en Euskal Herria y en el resto del Estado. Sólo desde la movilización es posible cambiar esta correlación de fuerzas. En este sentido, entendemos que las declaraciones de Otegi del día 7 de septiembre en las que afirma que los estados español y francés han de respetar la voluntad del pueblo vasco son el camino por el que ha de avanzar el proceso. Esta voluntad ha de ser labrada en el seno del pueblo, encaminando el proceso hacia la autodeterminación, no dejando al pueblo el papel de validar la decisión que los partidos políticos tomen, sino avanzando más allá poniendo al pueblo al frente, para detener el avance de la reacción encarnada por el PP y su aliado en Euskal Herria, UPN (marca electoral del PP en Navarra), que, cada vez más, atacan todo aquello que represente a nuestro pueblo. Hemos de exigir el fin de la represión que hasta este momento se ejerce desde el Estado, sobre todo derogando esa ley injusta y fascista como es la Ley de Partidos, así como exigir el derecho, que como pueblo nos corresponde, a decidir nuestro futuro.