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Nacionales E.Herria :: 18/02/2014

Azkuna y su galería de alcaldes franquistas

Mikel Arizaleta
Nada extraño que no les molesten los cuadros de alcaldes de la dictadura, ni tampoco, otros signos franquistas en las calles de su municipio

Desde 1835 ha habido en Bilbao 83 alcaldes diferentes. En el S. XX y lo que llevamos del XXI 37. El actual es el Sr. Azkuna. Algunos, muy pocos, de estos 83 tienen cuadro en el Ayuntamiento de la Villa.

Algunos, que hoy están en los pasillos del Ayuntamiento antes dormitaron en algún sótano municipal. Y con algún alcalde a partir del 78 alguno desapareció de la vista o estuvo cara a la pared para no herir al visitante. El republicano Ercoreca, por ejemplo, fue alcalde por dos veces, del 31 al 34 y del 36 al 37, y entremedio estuvo en la cárcel por orden del gobierno del estado español y del gobernador civil de turno; alcalde que por decisión del pleno ordenó retirar el monumento al sagrado corazón de la Gran Vía. Y otro alcalde, Federico
Moyúa, de 1910 al 13 y de 1924 al 30, fue quien mandó grabar en el sagrado corazón de Jesús de Bilbo aquel famoso eslogan de “reinaré en España”.

No todos los alcaldes de Bilbao han sido iguales: ni en su trato, ni en su ideología ni en la ayuda a las gentes. Durante la dictadura franquista fueron alcaldes: Areilza, González de Careaga, Félix de Lequerica, Oriol Urquijo, Zuazagoitia, Hurtado de Saracho, Javier Ibarra, Pilar Careaga y Berasategi. Todos ellos de FET y de las JONS.

Todavía recuerdo como siendo Robles alcalde del Botxo nos visitaron algunos hijos reclamando justicia para sus padres, que siendo funcionarios del Ayuntamiento fueron despedidos por los alcaldes de la dictadura arriba citados por ser republicanos, socialistas, comunistas o abertzales, y cómo con su firma y su certificado avalaron su castigo estancia en la cárcel. No, no todos los alcaldes de Bilbao fueron iguales.

También después de la dictadura siguió habiendo presos bilbainos en las árceles y la conducta de sus alcaldes fueron muy diferentes.

Presencié el interés y la disputa del alcalde Robles con el jefe de la guardia civil del cuartel de La Salve, recriminando con palabras duras su conducta ante la denuncia de tortura de un bilbaino. Ha habido alcaldes que han denunciado sin tardanza la tortura y han avalado con su firma derechos humanos vulnerados en las cárceles. Ha habido alcaldes a los que han repugnado comportamientos gubernamentales, actuaciones policiales brutales y vulneraciones de derechos a
prisioneros bilbainos. Y otros, como el Sr. Azkuna, con su grito de demócrata guardado en el bolsillo de su chaqueta nunca, que yo sepa, se ha manifestado en contra ni se ha molestado ni ha movido un dedo ante la denuncia de tortura o la vulneración de derechos a prisioneros bilbainos. Así pues nada extraño que no les molesten los cuadros de los alcaldes de la dictadura cerca de su despacho ni, tampoco, otros signos franquistas y de dictadura colgados en su municipio en calles, plazas y edificios. Es la historia, comenta. Hoy leo en los periódicos que el Tribunal Supremo de Justicia de Castilla y León ha emitido una
sentencia que obliga al Ayuntamiento de Valladolid a retirar los símbolos franquistas de la ciudad, en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica

En Bilbao ha habido en los últimos tiempos alcaldes con puertas abiertas como Robles y Gorordo, pero también ha habido alcaldes con puertas atrancadas como el Sr. Azkuna, que viene a ser un sopapo sonoro a la reivindicación, al otro, al no ante su sí, un golpe de autoritarismo de su dedo índice. Subrayado sobre todo cuando el otro es otro con personalidad y convicción como la concejal de Bildu en Bilbao Aitziber Ibabarriaga.

El señor Azkuna mostró nítidamente su talante en su inconcebible actuación ante aquel ejemplo de actividad juvenil y de vida de colores que fue Kukutza de Rekalde con gran apoyo de la gente. A quien no piensa como él le pinta y embadurna de pez infernal, le incrimina, y si el otro no se achica, tiene garra y le planta cara le insulta, le rebaja, le zarandea, le criminaliza, le echa los perros y firma su condena en la medida que puede. Muy de dictadura. Nada extraño sus migas con los pendejos franquistas.

Fue presidente de la Caja de Ahorros Municipal, viejo Monte Pío, nacido para ayudar a las gentes y que hoy, convertido con su firma en Kutxabank, manda al desahucio y a la calle con su silencio y aprobación a personas sin recursos al grito de nosotros, los demócratas.

Es uno de estos demócratas, Wendehals, denominan los alemanes, ante el grande y pecho acerado ante el humilde, duro con el insumiso y amigo del “ejército humanitario”

 

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