Contra la reforma laboral y de pensiones

Son dos pactos a la medida de los intereses de la gran burguesía y contra el pueblo trabajador en general. En el caso de la reforma laboral, la excusa es reducir la alta temporalidad realizando más contratos indefinidos, pero también más baratos. En el caso de la reforma de pensiones es combatir el déficit de la caja de la seguridad social que nos vienen prediciendo desde mediados de la década de los noventa la gran burguesía de las empresas de seguros y a los que se han sumado tanto UGT como CCOO.

Tanto un caso como el otro son falacias, porque las distintas reformas laborales que ha habido ni han combatido la temporalidad ni el desempleo, y en cuanto a la quiebra de la seguridad social, ¿cómo es posible que se diga que cada vez tiene más afiliados con el aumento de trabajadores inmigrantes y se siga insistiendo en ello? La respuesta es sencilla y es que, aparte de los intereses de la gran burguesía monopolista a los que sirve el gobierno de turno, están los dos grandes sindicatos con sus intereses en empresas de seguros que cubren a sus afiliados.

Expliquemos a continuación las claves de las dos reformas y la posición de Kimetz como comunistas revolucionarios ante ambos casos. La reforma laboral es una nueva vuelta de tuerca de la realizada en 1997, que redujo las causas de despido improcedente y amplió las del despido objetivo, que dejó a la clase obrera indefensa frente a la elevada temporalidad los contratos en fraude de ley, abaratando el despido de 45 días a 33, que antes afectaba sobre todo a mujeres y mayores 45 años y ahora se extenderá a todos los contratos.

Un aspecto importante de la reforma laboral que tiene relación las pensiones es la reducción de las cotizaciones empresariales, lo cual perjudica al sistema público de pensiones.

En cuanto a la reforma de pensiones, se establece entre otras cosas el alargamiento de la vida laboral de forma voluntaria hasta los 65 años y la necesidad en el caso de las pensiones de viudedad de llevar al menos dos años casado y tener hijos. En el primer caso no nos creemos lo de la voluntariedad de alargar la vida laboral cuando se van a penalizar las prejubilizaciones, además de que perjudica el acceso al empleo para las personas jóvenes. En el segundo caso, una vez más se demuestra que el sistema beneficia a la familia como institución nacida con la aparición de las clases y, por tanto, de la propiedad, reproduciendo la ideología dominante.

Frente a estas reformas, Kimetz se posiciona en contra y hace un llamamiento a la clase obrera y al pueblo trabajador en general a no retroceder ni un paso poniéndose al frente de la sociedad y desafiando a los sindicatos colaboracionistas y burocráticos que participan de estas agresiones contra el pueblo trabajador.

*. Aquí los sindicatos nacionalistas ELA y LAB echan en falta siempre un marco vasco de las relaciones laborales que teniendo en cuenta la correlación de fuerzas favorables a un sindicalismo combativo mejorarían las reformas respectivas. Sin embargo, aun cuando no nos oponemos sin más a ello, lo entendemos como marco nacional de lucha de clases, por tanto soberano en lo nacional y económico y no como gestionado por el Estado.