Cuando la barricada abre camino
El pasado año, en un informe de la OCDE, organismo internacional que agrupa a casi todos los estados burgueses principales y que es conocido como el “club de los países ricos”, mostraban su preocupación porque “la clase media” se encuentra en franco declive numérico y de influencia desde la ofensiva capitalista del 2008. De que a pesar de que las rentas más altas han mantenido y mejorado su ya de por sí buena y privilegiada situación, “la clase media” está menguando a paso acelerado.
La pregunta que puede surgir aquí es a qué viene tanta preocupación por parte de la OCDE por la “clase media”, ya que ese organismo principalmente responde a los intereses del gran capital y de oligarquías bien estabilizadas. La respuesta es muy sencilla, el respaldo político y el colchón de apoyo de la clase burguesa, siempre reside en la clase media acomodada que cuanto más amplia y estable sea, más estable será el regimen burgués estatal. Y esa es una de las contradicciones principales estratégicas del capitalismo a día de hoy; que debido a su esencia depredadora cada vez le cuesta más mantener la influencia de su bloque social de apoyo debido a la imparable proletarización de la “clase media”. De ahí que la socialdemocracia (que es la ideología natural de la clase media acomodada) sea la apuesta política del gran capital de diversos régimenes en diversas etapas temporales.
Cuando las clases medias pierden influencia, al mismo tiempo los valores generalmente pequeño-burgueses de esta clase también lo hacen al interior de la clase trabajadora y los sectores desplazados ya que la clase media acomodada es el dique de contención y control del abajo frente al gran capital. De ahí que hechos inadmisibles para la clase media acomodada como dar fuego a medio estado francés, reventar comisarias en EEUU, rebeliones recientes como las acontencidas en Chile, Grecia o Haiti, son hechos y situaciones que se están repitiendo y se repetirán con cada vez más asiduidad en numerosos puntos del planeta donde la clase media está en decadencia, de ahí que los estados burgueses se estén armando y rearmando continuamente en previsión de lo inevitable, mientras la influencia de la clase media acomodada intenta reconducir a canales controlables las protestas. Claro que al ser esta influencia cada vez menor, se puede convertir en el pez que se muerde la cola.
Otra de las características que trae el declive de la clase media y la influencia de esta en el abajo es el desencuentro y la indiferencia cada vez mayor que produce la institucionalidad burguesa y la clase política en la clase trabajadora de ahí que casi todas las protestas de nuevo cuño que han contado con explosiones de violencia popular contra símbolos y edificios del capital, al mismo tiempo no eran más que una expresión de la rabia colectiva en un mar de fondo donde se dan con profusión procesos colectivos políticos, multiplicación de asambleas territoriales, de ayuda mutua frente al estado y de una acción directa dirigida a solucionar los problemas de la clase trabajadora sin intermediarios rompiendo así el bucle de la reivindicación permanente como estilo de vida con la mera delegación de un voto partidista.
La característica final de este movimiento de masas emergente y levantisco es la semi-espontaniedad con la que se produce lo cual al mismo tiempo acota las posibilidades de cambios estructurales en ausencia de organización revolucionaria mientras la clase media acomodada todavía mantiene influencia para sus diferentes ofertas electorales centrifugadoras hacia el sistema.
Nadie sabe si en un futuro estas nuevas rebeliones y las que vendrán podrán cuadrar todas las piezas del puzzle y que las rebeliones del hambre no acaben en la primera panaderia siendo la clase trabajadora la que termine por desplazar a las clases medias acomodadas como grupo social de apoyo del capital y a la propia burguesía para abrir en masa procesos sociales y revoluciones que ciertamente es lo único que puede evitar que los y las de abajo lo sigan pagando.