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Nacionales E.Herria :: 07/01/2007

De la búsqueda de culpables a la búsqueda de soluciones

Antonio J. Torres - La Haine
El sábado pasado, 30 de diciembre de 2006, el aparcamiento de la conocidísima T4 del aeropuerto madrileño de Barajas se desplomaba debido a una fortísima explosión provocada por una furgoneta-bomba, horas antes un comunicante anónimo en nombre de la organización armada vasca ETA avisó de su colocación. Este atentado ha supuesto la ruptura del "proceso de paz" por parte del Gobierno español de Zapatero.

Este atentado ha tenido como resultado triste y trágico la desaparición y posterior confirmación de la muerte de dos inmigrantes ecuatorianos que se encontraban en los aparcamientos. Por cierto, que muy poco hablan los grandes medios de comunicación sobre como se llevó a acabo el desalojo de los aparcamientos, ya que hay ya demasiados indicios que indican cuando menos negligencia.

Durante estos días hemos sido testigos de cómo ambos bandos en conflicto se han tratado de culpabilizar exclusivamente de este atentado. En ambos bandos no hemos visto la más mínima actitud autocrítica, y eso es preocupante de cara a lo que realmente interesaa los trabajadores y pueblos que forman este invento llamado Estado español, en primer lugar al pueblo de Euskal Herria, es decir, la solución democrática al denominado "conflicto vasco".

Sin embargo, ambos bandos no son igualmente culpables; hay un hecho evidente y claro: al gesto de la organización armada vasca ETA de declarar un "alto el fuego permanente" no se ha correspondido gesto alguno del Gobierno español de Zapatero, pero ni lo más mínimo, es más, el Gobierno del PSOE se ha jactado en muchas y repetidas ocasiones de haber tenido menos gestos compensatorios con ETA que el Gobierno del PP durante la tregua del año 1998. Mientras ETA no ha actuado en estos 9 meses, el Estado si lo ha hecho: con detenciones, con malos tratos y torturas a detenidos y presos, con condenas tan escandalosas como la de Iñaki De Juana, manteniendo en la ilegalidad a las diferentes expresiones políticas de la izquierda abertzale y a diversas organizaciones sociales y populares, coactando la libertad de expresión, y manteniendo la dispersión de los presos políticos vascos.

Es claro y evidente que el Estado español no ha querido negociar una solución democrática al "conflicto vasco" sino que ha buscado una rendición, y no sólo de ETA, sino del principal foco de resistencia política y social que el Estado monárquico de la oligarquía imperialista española encuentra desde la llamada Transición para su total y absoluta dominación y legitimación, es decir, de ese amplio y para nada monolítico movimiento sociopolítico que es la izquierda abertzale, en su diferentes expresiones. En esta cuestión, PP y PSOE no se diferencian, para buscar la rendición valen el palo y la zanahoria, ambos partidos, los partidos del imperialismo español, lo saben perfectamente.

Parece ser que el Estado español está condenado por su esencia de clase a repetir siempre el mismo error: negar que existe un conflicto político en Euskal Herria. Por eso la solución será siempre policial, como si se tratase de un problema de delincuencia organizada tipo "mafia siciliana", o peor aún, con esa visión pseudoracista que retrata al vasco como un ser humano violento por naturaleza e incorregible.

En el caso vasco, negociar implica necesaria y obligatoriamente hablar de política, pero el Estado se niega.

Hay que tener presente la brillante frase del militante republicano y marxista irlandés, dirigente del Partido Socialista Republicano Irlandés (IRSP), y de su brazo armado, el Ejército de Liberación Nacional Irlandés (INLA), asesinado en 1987 por paramilitares unionistas, Thomas "Ta" Power, cuando escribió aquello de que "la pluma dirige al fusil". En ETA comprobamos lo contrario: el fusil lo dirige todo, o mejor dicho, la pistola manda, y esto, no se puede negar, y no sólo eso, sino que además es un problema muy grave. Aún me sigo preguntando en qué va a ayudar a la liberación nacional y social de Euskal Herria, a la democracia en Euskal Herria, el atentado de la T-4, donde encima han pagado con sus vidas dos trabajadores inmigrantes, totalmente ajenos al conflicto. No se pretende negar el derecho que cada pueblo tiene a utilizar los métodos de lucha que en cada momento crean conveniente, pero justamente eso implica un análisis constante y sincero de los resultados que con la aplicación de esos métodos se obtienen, y desde hace ya muchos años, cualquier análisis de la lucha armada de ETA nos dice que no está siendo efectiva, es más, que incluso esta lucha armada es utilizada por los sectores más reaccionarios de la oligarquía española para legitimarse a través de sus aparatos de propaganda, y no sólo en el resto del Estado español, sino también en la propia Euskal Herria. No es una manipulación malintencionada comparar el apoyo popular en Euskal Herria, e incluso en el resto del Estado español, a la lucha armada de ETA antes y después de Hipercor.

Pero insisto, cuando la "pipa" manda, cuando el voluntarismo manda, los análisis o brillan por su escasez o por sus deformaciones. No sé si será un error, pero parece evidente que actitudes valientes y admirables como la de Iñaki De Juana, o esa constante movilización popular en las calles de Euskal Herria, ya sea por el reconocimiento de los legítimos derechos nacionales del pueblo vasco, o por los derechos de los presos políticos, o esa gran victoria política que fue el debate en el Parlamente europeo del "conflicto vasco" son más dañinas para el Estado que acciones armadas como la de Barajas.

No es negativo que se debata sobre las responsabilidades, de hecho este artículo ha entrado de alguna forma en ese debate, pero no se puede estar eternamente debatiendo esa cuestión porque el pueblo de Euskal Herria ante todo necesita soluciones democráticas, soluciones políticas, aunque el Estado no quiera hablar de política, poniendo como objetivo prioritario a conseguir que el pueblo vasco decida libremente su futuro, le guste o no a la maldita oligarquía imperialista española, con su hipócrita, asquerosa, y más que sospechosa "solidaridad con los trabajadores inmigrantes", si estos inmigrantes hubiesen muerto en sus puestos de trabajo, cosa nada improbable, otro gallo cantaría, ¿no, Sr. Rajoy?

Por eso debemos pasar de la búsqueda de culpables a la búsqueda de soluciones.

 

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