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Nacionales E.Herria :: 25/04/2013

Dos pueblos una sola lucha, Kurdistán y Euskal Herria

Walter Wendelin
Coincidimos en la admiración mutua de nuestras luchas y en el respeto absoluto a las formas, estrategias y tácticas que utilizan nuestros pueblos

La lucha del pueblo kurdo siempre ha estado presente en la sociedad vasca debido a nuestro alto grado de internacionalismo solidario. Coincidimos en la lucha por nuestra libertad, por vivir y trabajar en nuestra lengua según nuestras tradiciones y nuestra voluntad, por mantener y desarrollar nuestra identidad libremente desde nuestras raíces milenarias. Coincidimos también en gran parte de las razones por las cuales sufrimos persecución, represión, encarcelamientos y muerte por parte de los Estados opresores, cuatro principalmente por parte de los kurdos, dos por nuestra parte. Y, sobre todo, coincidimos en la admiración mutua de nuestras luchas y en el respeto absoluto a las formas, estrategias y tácticas que utilizan nuestros pueblos en cada momento, ante cada situación. La razón es sencilla: ambos somos pueblo. Uno es grande con muchos millones, la nación sin Estado más grande, con muchas riquezas naturales e importancia geo-estragicamente. El otro es pequeño, con apenas 3 millones de habitantes en un territorio muy pequeño, densamente poblado, industrializado, contaminado, con apenas recursos a excepción de nuestra fuerza y capacidad de trabajo, pero aparentemente ricos, como todos los mal llamados países “desarrollados”. Hay muchas más diferencias, pero ambos somos pueblo.

Euskal Herria, el pueblo que habla euskera, la lengua vasca, es pueblo y nación que vive y trabaja en el territorio a ambos lados de los montes Pirineos occidentales entre el río Adour y el rio Ebro, es pueblo de su tierra (Ama Lurra) y del mar (Itsasoa). Las raíces de su existencia se sumergen en las profundidades de la prehistoria. Como nación es negada desde hace poco tiempo ya que a pesar de haberla arrasado a sangre y fuego por diferentes imperios (especialmente el Reino Español desde los tiempos de los Reyes Católicos, 1512) siempre se mantuvo como nación con más o menos derechos o fueros según el equilibrio de poderes.

Las características de su organización social y la idiosincrasia de sus valores, como lo son su lengua, la propiedad colectiva, el trabajo comunal, la relevancia de la mujer entre otras, son la razón tanto de no haber sido nunca un imperio colonialista o imperialista([1]) como también la causa de haber logrado resistir y sobrevivir como pueblo y nación hasta nuestros días.

La negación del pueblo vasco como nación tanto por parte de la República Francesa como del Reino español, así como la indiferencia de gran parte de la comunidad internacional proviene por un lado de su tamaño humilde y por otro lado de su capacidad de resistencia y supervivencia como nación. Esta negación no es de derecho.

El ‘derecho de libre determinación de los pueblos’ o derecho de autodeterminación es el derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno, a perseguir su desarrollo económico, social y cultural, y a estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de igualdad. Este derecho está recogido en algunos de los documentos internacionales más importantes, como la Carta de las Naciones Unidas o los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, y es un principio fundamental del Derecho Internacional Público y un derecho de los pueblos, que tiene carácter inalienable y genera obligaciones para los Estados firmantes.

La trampa radica en el hecho que la comunidad internacional omite definir quién es pueblo y nación, y quién no lo es y se deja esta competencia a los Estados establecidos en flagrante contradicción con el término utilizado de ‘auto-determinación’. Algunos Estados violadores de este derecho niegan la existencia de otras naciones y hacen de su Estado una cárcel de pueblos. La propia constitución española ([2]) niega la existencia de pueblo o nación alguna que no sea la española en lo que considera su territorio nacional. El ejército español tiene el deber constitucional (artículo 8º) de intervenir militarmente para garantizar la unidad de España por encima de la voluntad del gobierno o de la decisión de la sociedad.([3]) Así creen que aparentan cumplir con sus obligaciones. Saben que están violando los legítimos derechos que corresponde a todos y cada uno de los pueblos de la tierra a decidir si es una nación o no quiere serlo.

El pueblo vasco rechazó desde el principio y categóricamente la llamada “ejemplar Transición Democrática Española” y su Constitución, de la que fueron autores en ambos casos los seguidores del dictador Franco a la muerte de este (1975). Tanto el Partido Comunista Español, el Partido Socialista Obrero Español como también el Partido Nacionalista Vasco([4]) aceptaron y dieron por bueno el régimen continuista de la dictadura franquista ahora denominada ‘Democracia Monárquica’. La Izquierda patriótica vasca (Izquierda Abertzale) rechazó terminantemente los acuerdos de reparto y descentralización de competencias administrativas y de gestión denominados Estatuto de Gernika porque previó el callejón sin salida al que iba a llevar este negociado tramposo ([5]). El pueblo vasco se negó rotundamente entrar en la OTAN en el Referéndum que tuvo que realizar el gobierno socialista de Felipe González ([6]). Y sigue resistiéndose a las imposiciones españolas y francesas.

La lucha popular y política (así como la lucha armada, hasta hace tres años) a favor del derecho de autodeterminación, por el derecho a vivir y trabajar en lengua vasca, por el derecho de disponer y gestionar el territorio vasco con sus riquezas y administrar y distribuirlas tal como la sociedad vasca decida libre y democráticamente ha tenido en los últimos 50 años entre otras consecuencias 1.303 caídos y víctimas mortales, más de 35.000 personas detenidas y secuestradas, más de 10.000 personas torturadas, miles de personas exiliadas, refugiadas y deportadas.

Actualmente hay de 578 personas presas pertenecientes al colectivo de presos y presas políticas vascas (EPPK) dispersadas en 77 cárceles españolas, francesas y de otros países (7), además de los 25-30 presos y presas políticas que se han desligado del colectivo. Todo ello en una sociedad que cuenta con poco más de tres millones de habitantes repartidos entre el norte sometido a la República Francesa y el sur ocupado por el Reino de España.

Los 40 años de dictadura franquista con su represión, fusilamientos, tortura, desapariciones, sus crímenes de Estado para imponer sus prohibiciones de la lengua y de cualquier expresión identitaria y forma organizativa han impregnado al pueblo con miedo y terror y lo han situado al borde de la desaparición. La burguesía vasca y su gobierno (PNV) en el exilio resultaron de poca ayuda y fueron los jóvenes quienes se organizaron clandestinamente para defender con las armas en la mano el derecho a enseñar la lengua vasca a los hijos e hijas, y defender la tierra y la identidad propia.

Así surgió ETA a finales de la década de 1950. En un inicio su estrategia fue combatir como vanguardia armada con un pueblo en lucha para presionar al gobierno español a negociar y lograr el triunfo revolucionario de una Euskadi Independiente y Socialista. Cuando murió el dictador hubo una escisión entre los que creían que se daban las condiciones para dejar las armas y los que las mantuvieron. Los primeros fueron asimilados por la politiquería de los partidos socialdemócratas y el sistema. Los demás siguieron en la lucha durante la década de 1980 y hasta la actualidad.

A mediados de la década de 1990 se realizó un cambio estratégico después de analizar y socializar la caída del bloque socialista, los procesos de democratización o paz de Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Colombia,etc., los cambios en la sociedad vasca, el fracaso de las negociaciones de Argel entre ETA y el Estado español (1989). Con ello comenzaba una estrategia de aglutinación político, social y sindical para conformar un sujeto vasco unificado en base a un consenso de mínimos para la negociación política con el Estado español. Era el llamado “Acuerdo de Lizarra-Garazi”. El interlocutor de las negociaciones con el Estado ya no sería solamente la organización armada sino la sociedad vasca. Todo terminó en 1999 con el reinicio de las acciones armadas debido a la continua violación de los acuerdos por parte del partido de la burguesía vasca (PNV).

El coste político y humano de este intento fallido de lograr otro escenario que nos llevara hacia la paz justa y duradera fue enorme. El Estado español había asumido que su estrategia de lucha antiterrorista (Plan ZEN) y de de guerra sucia (Terrorismo de Estado, GAL) de la década de 1980 había sido ineficaz([7]) y buscaba nuevas formas. La nueva estrategia era la de “quitar el agua al pez”, es decir, quitar el respaldo popular y social a la organización armada. Retorciendo los principios democráticos y su propia legalidad comenzaron con los cierres de empresas y medios de comunicación, y con la ilegalización de organizaciones sociales y políticas. Intensificaron esta estrategia uniendo los cuatro poderes del Estado (ejecutivo-policial, legislativo, judicial y mediático) y bajo el paraguas del 11S del 2001 y la Patriot Act de la Administración Bush desarrollaron la estrategia de la “justicia sucia” mediante una manipulación mediática más sucia todavía.

A partir de entonces el Estado español considera que toda persona u organización que defienda los objetivos políticos de independencia y socialismo mediática, policial, legal y judicialmente forma parte de la organización armada ETA por el simple hecho de coincidir en los objetivos políticos. Era y sigue siendo la estrategia del “Todo es ETA”, del “terrorismo sin armas”.

Sin embargo, la decisión de la Izquierda Independentista Vasca o Izquierda Abertzale ante esta situación era no pasar a la clandestinidad([8]) sino intensificar las actividades políticas públicas como se pudiera. Con casi 800 luchadores y luchadoras políticas y populares en la cárcel se superaba rápidamente el número de presos políticos de los años de la dictadura de del general Franco. La base social al principio sucumbió al miedo y a la resignación al perder gran parte de la dirigencia. Pero la característica de organización del pueblo vasco es la del liderazgo colectivo, mancomunado poco eficiente pero imposible de aniquilar. Rápidamente se repusieron todas las dirigencias políticas desde la base y tras adquirir experiencia lograron hacer funcionar la estrategia. El apoyo popular crecía y crecía a pesar de toda la represión, prohibición, ilegalización, persecución, detenciones, torturas, encarcelamientos … .

En las elecciones del 15 de marzo 2004 un atentado masivo en los trenes de Madrid tres días antes de las elecciones (el 11 de marzo) fue determinante para arrancarle la presidencia al mentiroso de Aznar que había insistido e insiste todavía en que fue ETA quien perpetró el atentado (aún a sabiendas que no era así) y que también había enviado al ejército español a la guerra de Iraq para apoyar a Bush y Blair. Debido a las mentiras de Aznar, ganó las elecciones el PSOE con Zapatero porque había prometido retirar los legionarios españoles sin desvelar que los iba a enviar a Afganistán. Desde principios de 2001 se habían entablado unos diálogos entre la Izquierda Abertzale y el PSOE para preparar abrir una nueva oportunidad de resolución del conflicto en cuanto se dieran las condiciones. El atentado reivindicado por al Quaeda produjo estas condiciones al cambiar el gobierno en el Estado español.

La propuesta de la Izquierda Abertzale fue realizar la negociación en dos mesas distintas: una, la política, entre todas las fuerzas políticas electas de Euskal Herria. Como era de esperar, el Partido Popular se negaba a participar pero también el PSN([9]) y nunca se logró avanzar nadar. En la otra mesa, la de la desmilitarización, se debía negociar entre la organización armada y el gobierno español la retirada de las fuerzas policiales y militares ocupantes del territorio vasco, el desarme de ETA y todas las consecuencias del conflicto armado como son las víctimas, los presos políticos. Tampoco se avanzó ya que el gobierno español insistía en una resolución eminentemente técnica del desarme de la organización y mostraba una falta de voluntad real de resolución del conflicto en los términos en los que se había iniciado el diálogo. El gobierno español mintió y engañó.

Un atentado de la organización armada como aviso recondujo el diálogo a términos reales pero no se logró superar los problemas creados con ello ni la falta de voluntad del gobierno español. Finalmente el gobierno rompió definitivamente el proceso dos semanas antes de las elecciones municipales del 2007.

En esta ocasión había un trabajo mucho mayor y mejor tanto en el movimiento popular vasco de base como también el nivel de observación internacional. El comportamiento falso y manipulador del gobierno de Zapatero fue tan patente que el coste político por la ruptura del proceso no se pudo achacar sólo a la responsabilidad de la Izquierda Abertzale.

Pero, como era de esperar, el gobierno español intensificó la represión sobre las organizaciones populares de la Izquierda Abertzale, rompió todos los puentes y se posicionó en la estrategia anterior negando cualquier negociación, invocando una victoria exclusivamente militar y judicial aunque esto significara aumentar aún más el sufrimiento y dolor de todos. La razón principal era que tras 35 años de manipulación de la sociedad española, negociar con los vascos para lograr la paz resta votos y, por lo tanto, había que competir y mostrarse más duro que el PP de Rajoy en la “lucha antiterrorista”. Así lo hicieron.

Abocados a otra fase larga de resistencia por la cerrazón del gobierno del PSOE se inició un debate en toda la Izquierda Abertzale. Resistir no es vencer. La conclusión a la que llegó la organización armada es que dadas las condiciones objetivas y subjetivas que no se podían obviar debían dar el paso unilateral hacia un cambio de estrategia de hondo calado. Este consistiría en cerrar la fase de 50 años lucha armada para posibilitar una aglutinación política de los partidos soberanistas e independentistas (sin el PNV en esta ocasión). En aquellos momentos se daban las condiciones para ello: entre otras, la disposición de la sociedad, la crisis, la deslegitimación del PNV y del PSOE, etc. Esta alianza podía darse en ausencia de acciones armadas por parte de ETA.

Las garantías fueron dadas y confirmadas públicamente por los representantes del grupo de la comunidad internacional en diversos los encuentros de Aiete. Esto le cogió a contrapié tanto al gobierno de Rajoy como al PSOE los cuales, por diferentes razones partidarias y de razón de Estado, a día de hoy todavía se niegan a entrar en la fase iniciada unilaterlamente por la organización armada y por toda la Izquierda Abertzale. Esto significa no poder avanzar pero también supone un coste político para quienes no se adaptan a la nueva situación. Estaban mucho más cómodos y seguros con la fase anterior y anhelan la violencia que ellos dominan y de la cual se benefician políticamente.

Por eso siguen provocando como y donde pueden intentando convencer a la sociedad y a sus bases de que “no hay garantías”, “que los representantes internacionales son ignorantes y están engañados por los terroristas”, “que todo es una trampa y engaño”, “que en realidad los terroristas insisten en el proceso porque ya están vencidos”, etc., y siguen violando y torciendo el derecho y sus propias leyes, y causando dolor y sufrimiento innecesario. Dicen que han ganado y violan todos su aparentes principios democráticos y éticos para seguir aparentando su victoria. Pretenden que el pueblo vasco pierda la paciencia y cometan una imprudencia, pero no conocen al pueblo vasco. Esto es su principal debilidad.

Otros aspectos del cambio estratégico son invertir los tiempos y tratar primero las consecuencias del conflicto que ahora solo tiene una parte violenta y armada, y solo después entrar a dialogar sobre las causas de fondo que es la negación de la existencia del pueblo vasco como nación y la violación de su derecho de autodeterminación. Con el apoyo del grupo de facilitadores se intentará avanzar hacia la resolución y crear las condiciones para una Justicia Transicional como otro paso para lograr desentrañar la verdad, justicia, reparación y para que no se repitan todos los crímenes. Dado que la Izquierda Abertzale ha cumplido las recomendaciones, la responsabilidad de la falta de resolución del conflicto recae enteramente en el gobierno y los poderes fácticos españoles, con la complicidad del gobierno francés([10]). A la vez es indispensable que se organice la presión popular (el “Muro Popular”) mediante acciones de desobediencia e insumisión civil masivas. Eso será la verdadera garantía para el avance y el cumplimiento de los futuros acuerdos.

La resolución del conflicto de España y Francia con el pueblo vasco tiene una gran dificultad que a la vez es su gran potencialidad. En muchas épocas de la historia se han resuelto conflictos nacionales de forma relativamente rápida aunque nunca exenta de violencia y sufrimiento, salvo pocas excepciones. Así está ocurriendo actualmente con la creación de nuevos Estados en Europa tanto del ex-bloque socialista (Croacia, Kósovo, Eslovaquia, etc.), como los procesos secesionistas e independentistas del bloque capitalista (Irlanda, Escocia, Groenlandia, Bélgica, etc. y también Catalunya y Euskal Herria entre otros muchos).

Sin embargo, si al conflicto nacional le añadimos el factor de conflicto de clases el proceso se hace mucho más difícil, largo y costoso por ser incompatible los privilegios y el beneficio de la minoría con la justicia para la mayoría. Pero es precisamente la unión equilibrada y coordinada de ambas luchas las que posibilita, por un lado, una resistencia nacional gigantesca de un pequeño pueblo como el vasco contra los imperios español y francés garantizando la supervivencia de la identidad propia como pueblo diferenciado. Y, por otro lado, es precisamente esa identidad propia nacional la que posibilita la resistencia contra el imperialismo del Gran Capital con sus sub-imperialismos español y francés como cómplices obligados y subyugados. No hay liberación del pueblo sin socialismo ni socialismo sin independencia.

Por todo ello, la Izquierda Abertzale empuja hoy el proceso de liberación nacional mediante la aglutinación de fuerzas y alianzas entre partidos y diferentes sectores nacionales conformando así un nuevo sujeto político que no pueda ser destruido mediante represión policial y judicial. Lo que se busca con la diplomacia de los especialistas internacionales en resolución de conflictos es lograr que el gobierno español y su oposición den pasos y acepten la nueva coyuntura como irreversible, no boqueen iniciativas que normalizan la política y avancen hacia la resolución de las consecuencias que permitan finalmente tratar las causas del conflicto.

Sabemos que esto sólo lo lograremos en función de los avances de otros muchos pueblos en su liberación nacional y social. Por ello, los movimientos y acciones de la diplomacia de élite internacional aún siendo necesarios son insuficientes. Para que esta verdaderamente cumpla con su función reformadora de las condiciones necesarias para la revolución es imprescindible la solidaridad internacionalista, el internacionalismo solidario. Solo la ternura entre los pueblos obligará a los poderes fácticos internacionales a ceder sus privilegios criminales y a integrarse en la humanidad como una persona más y aportar a la construcción de un mundo mejor, tan necesario y posible.

Walter Wendelin (Internacionalista, militante de Askapena, delegado para América,

político pendiente de juicio)

Euskal Herria, 23 de abril de 2013

[1]

Muchos vergonzosos crímenes protagonizados por algunos vascos y descendientes de vascos (por ejemplo en el genocidio y explotación de América y otras partes del mundo), y que duran hasta los actuales tiempos son actos de mercenarios pagados principalmente por España o por otros poderes fácticos. Otros muchos, como Simon Bolivar, Javier Mina, Manuel Marulanda, Pakito Arriaran, etc., lucharon por la liberación del pueblo, del que los vio nacer o del que los acogió.

[2] Según algunos analistas, la Constitución Española supera incluso a la turca en su letra y espíritu fascista, antidemocrático y anacrónico de defensa de los privilegios del estamento real, militar y económico.

[3] Para los franceses el término “Pays basque” no es más que un término utilizado para el marketing de su industria turística. De hecho no existe una entidad administrativa sino que los municipios de las tres provincias del Norte de Euskal Herria (Iparralde) están integrados en el Departamento de los Pirineos Atlánticos.

[4] PNV: Partido de ideología demócratacristiana reaccionaria que defiende los intereses de la oligarquía vasca vendida al capital español pero que mantiene históricamente una amplia base social que todavía cree en las promesas independentistas del Partido.

[5] La derecha vasca (Partido Nacionalista Vasco) sí ha llegado a acuerdos con el Gobierno español. Sin embargo, según le sea beneficioso para sus negocios declara el acuerdo como “muerto” o lo reaviva. A día de hoy y después de más de 30 años faltan por transferir la mitad de las competencias acordadas y firmadas en el Estatuto de Gernika. No contentos con esto, el Partido Popular (extrema derecha española en el gobierno) va recuperando y centralizando diversas competencias rentables con el pretexto de la crisis y para su privatización.

[6] Logró cambiar la voluntad inicial de la sociedad del Estado español confundiendo y chantajeando a la opinión pública al cambiar la pregunta y hacer depender la entrada en Europa a la entrada a la OTAN. Aún así , tanto Catalunya, como las Islas Canarias y Euskal Herria votaron abrumadoramente en contra. Pero apenas 2,5 millones de habitantes en Hego Euskal Herria, 7 millones en Catalunya y 1,6 millones en las Islas Canarias frente a 38 millones de habitantes del Estado Español en su conjunto no pudieron evitar la complicidad con todos los crímenes en los que va a participar el ejército español y todos los contribuyentes del Estado.

[7] El PSOE con Felipe González perdió la presidencia a causa de la campaña electoral de Aznar y el PP contra la corrupción de los Fondos Reservados, con los que se financiaban a los mercenarios del Grupo Antiterrorista de Liberación (GAL). Gran parte de la investigación sobre las acciones terroristas de estos mercenarios lo realizó el exjuez de la Audiencia Nacional (un tribunal especial) Baltasar Garzón, despechado por haber sido rechazado por la cúpula del PSOE para el puesto del doble ministerio de Interior y Justicia.

[8] Por lógica esto no incluye a la organización ETA.

[9] El PSN (Partido Socialista de Navarra) es la sucursal del PSOE en Nafarroa, una de las siete provincias de Euskal Herria que está separada del País Vasco por la Constitución española y forma otra comunidad administrativa autónoma.

[10] El gobierno francés no sólo niega la existencia del pueblo vasco como nación en su territorio (Iparralde), sino que también niega que tenga un problema o conflicto. Por eso apoya incondicionalmente al gobierno español desde la supresión de la guerra sucia española que se practico con el GAL en el territorio del Estado francés.

 

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