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Nacionales E.Herria :: 04/12/2017

El fin de Aralar

Borroka garaia da!
Aralar se disuelve en el 2017 porque siente que la socialdemocracia abertzale ha hegemonizado todo planteamiento en la izquierda abertzale institucional

 

Aralar ha llegado a su fin como partido político que inició su andadura a principios de los 2000. Aunque Aralar como tal nació antes, conformándose como corriente interna de la unidad popular de la izquierda abertzale para posteriormente escindirse.

Como bien afirma Patxi Zabaleta, las ideas de Aralar no empezaron con Aralar ni se acabarán con ella. Pues Aralar es un fenómeno político que engarza con la trayectoria de la socialdemocracia abertzale que está presente desde los inicios del movimiento de liberación nacional vasco. Fue en los años 60, en la V asamblea de ETA, es decir, con la asunción ideológica de la independencia y el socialismo como proyecto de vía revolucionaria y el pueblo trabajador vasco como sujeto en contraposición a la burguesía y los estados cuando se podría situar el nacimiento moderno de la socialdemocracia abertzale de una forma orgánica. La socialdemocracia abertzale rechazaría tal paradigma y tacharía a los Argala, Etxebarrieta y compañía de “comunistas” desligándose no ya de la campaña militar en ciernes sino sobre todo de un proyecto ideológico que tomaba a la lucha de clases y a la revolución socialista como parte integral del proceso de liberación nacional. O las dos caras de la moneda como sería especificado por Argala. De esta manera en el campo de la izquierda abertzale se abrirían tres compartimentos de distinción aun con sus variantes internas que en esos años y los siguientes llegarían a denominarse izquierda abertzale revolucionaria (EHAS/HASI, LAIA-bai, LAIAK, KAS, los milis, CAA etc), izquierda abertzale (EIA, polimilis…) y a la derecha de todos ellos ESB, culturalistas de Txillardegi, revista/grupo Branka y demás sectores de la socialdemocracia.

La unidad popular de HB consiguió aunar cierta unidad de acción de los diferentes sectores ideológicos e intereses de clases a nivel institucional entorno a la alternativa KAS pero desde ese momento hasta nuestros días esa división ideológica y esa lucha de clases (también interna) ha estado y está presente. Algo que va mucho más allá de cualquier opción táctica en referencia a la lucha armada. Lo que a su vez ha generado una lucha hegemónica habiendo sido Aralar una expresión de ello.

Este equilibrio complejo en forma de pacto entre la diversidad del campo de izquierdas y abertzale en Euskal Herria que tenía un punto en común en la unidad popular en primera instancia se truncó con la escisión de Aralar. Siendo la primera oleada de la socialdemocracia abertzale que daría por finiquitada la unidad popular. La siguiente oleada socialdemócrata sería la definitiva, lo cual haría desaparecer a la unidad popular dando forma a un partido institucional clásico centralizado en los baremos de la socialdemocracia mientras lo que había sido la izquierda abertzale revolucionaria histórica iba liquidándose, principalmente debido a la cooptación de militantes en cargos de dirección por la socialdemocracia abertzale siendo eso el reflejo de un vació anterior en el tiempo y no solucionado.

Aralar fue un elemento acelerador de este proceso que venía ya de antes y pese a que su oposición frontal a la lucha armada fuera su banderín de enganche y la cara más visible, lo fundamental estaba detrás y era todo un planteamiento que se ha ido forjando prácticamente desde los años 60 hasta hoy en Euskal Herria. Unos planteamientos que ponían a la lucha institucional en vanguardia del proceso político, un modelo de partido presidencialista, un movimiento popular secundario y dependiente de la política institucional y un rechazo a la lucha de clases y al socialismo revolucionario en favor de la teoría del capitalismo amable y el reformismo pacifista con especial importancia de abrir puertas al interclasismo nacional de cara a una estrategia que está basada, diseñada y conformada con el objetivo exclusivo de que el PNV sea aliado del independentismo.

Aralar se disuelve en el 2017 porque siente que la socialdemocracia abertzale ha hegemonizado todo planteamiento en la izquierda abertzale institucional y las ideas que defendieron hace ya años hoy son los paradigmas que rigen en ella por lo que no ven necesaria su aportación organizativa contando ya con instrumentos, partidos, medio de comunicación e influencia suficiente para no necesitar su trabajo. Y lo cierto es que razón no les falta. Ahora otra cosa sería que a parte del éxito conseguido en hegemonizar a la izquierda abertzale institucional esto tenga traducción en algún tipo de avance del proceso de liberación. Y ahí es donde fallan todas las cuentas y donde la autocrítica no aparece por ninguna parte, pues todos los paradigmas empleados no es que no estén dando resultado sino que han hecho retroceder al proceso de liberación y Euskal Herria hoy está metida en una crisis nacional y social derivada entre otras cosas de la inexistencia del mismo proceso de liberación nacional y social. Haciendo real una vez más en la historia el axioma de que en ausencia de peligro revolucionario (sea cual sea la forma y expresión que tenga), el reformismo se desfonda y en presencia de reformismo el giro reaccionario se incuba. El cambio lento, lineal y acumulativo no ha dado en ninguna parte del mundo absolutamente ningún resultado apreciable más que enquistar el status-quo y darle tiempo a que se recomponga. Por lo que una clase y un pueblo que no se pongan objetivos altos y exista una lucha de clases determinante en todos los frentes es improbable que consiga los mínimos y muy probable que acabe en el mar pragmático de la agonía habiendo sido cambiados en vez de cambiar el sistema.

De la inexistencia de un plan integral que una táctica y estrategia en el camino hacia un estado socialista independiente, todos los huevos han estado en la misma cesta del institucionalismo en centralidad y enfocados a un pacto con el PNV con la creencia (falsa además) de que ese pacto puede abrir paso a un estado burgués vasco independiente en la UE como supuesto primer paso de una estrategia global hacia no se sabe muy bien porque no existe estrategia hacia el estado socialista. Eso indudablemente ha supuesto un colchón de apoyo al PNV. Intentar copiar mecánicamente el proceso catalán, sin haber hecho una reflexión seria de muchos de sus pormenores, empezando por la situación en la que estaba CiU al inicio de éste explica muchas cosas.

El problema en este caso es que debido a que no existe hoy por hoy peligro revolucionario que necesite un contrapeso, en general todo se ha desfondado . Por lo que resulta aún mas curioso que se insista en ese mismo paradigma. La ideología progresista / socialdemócrata ha estado muy afincada en los cuadros de dirección, y al no haberse generado además una unidad popular sino un partido centralizado clásico habiendo perdido “la izquierda abertzale” la forma de “movimiento político” esa ideología progresista se ha hecho muy preponderante. Que unido a que EH Bildu ya de por si tiene un fuerte carácter progresista debido a las demás alianzas de fuerzas pues es difícil ver retazos de izquierda revolucionaria en el trabajo institucional y de una estrategia definida que vaya a trascender el sistema, por lo que la mejora de éste se ha quedado estratégico y el camino a la independencia o el proceso soberanista inoperante. Por lo que es apreciable que el cambio paradigmático del “nuevo tiempo” no lo ha sido la existencia o no de la lucha armada sino el intento de trasvasar todo un proceso de liberación nacional y social a imagen y semejanza del progresismo creando una “ERC o BNG a la vasca” y dando carta de defunción al MLNV. Cosa que al mismo tiempo no podía conseguir, como así no lo ha conseguido, aunar ni física ni espiritualmente a la izquierda abertzale revolucionaria vasca por mucho que esta haya sido casi liquidada temporalmente a nivel estructural.

En cualquier caso y por encima de cualquier discrepancia para terminar me gustaría remarcar una cosa. Cuando surgió Aralar no recibió un trato correcto y no es paradójico que muchos de los que se destacaron ante su impotencia de no poder contrarestar argumentos en lucha ideológica sean ahora los que defiendan lo mismo que defendía Aralar. Esa reacción enérgica en realidad era la semilla del proceso que ha llevado a la socialdemocracia a muchos que aparentemente no lo estaban. De la misma manera, el exceso de celo de la socialdemocracia abertzale de hoy en día es indicativo de algo.

La socialdemocracia no va a desaparecer, tampoco lo va a hacer la izquierda revolucionaria. Luego la táctica de poner puertas al mar nunca tiene visos de futuro. Cada cual tiene que ser lo que es abiertamente y desplegarse libremente. Es después cuando pueden llegar los acuerdos de haberlos y es mas después donde la realidad de las cosas reparte suerte o quita y da razones. Aralar en mi opinión no ha tenido ni tiene razón. Pero en cualquier caso es su razón.

 

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