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Nacionales E.Herria :: 16/09/2013

Euskal Memoria: Gipuzkoa resistente

Euskal Memoria
No podemos permitir que aquella invasión militar franquista y sus herederos actuales queden sin responder por sus atropellos y crímenes

Mientras Nafarroa y Araba eran ocupadas los primeros días de la sublevación militar fascista por los golpistas, éstos no pudieron cumplir los planes que habían previsto para la ocupación de Gipuzkoa y Bizkaia en unos pocos días de Julio de 1936.

La declaración, el día 19 de julio, de la Huelga General inmediata, paraliza toda Gipuzkoa y Bizkaia. La constitución de Comités de Defensa en los pueblos del herrialde gipuzkoano que sustituyen a los ayuntamientos, con participación de representantes de las organizaciones políticas y sindicatos, tiene como primera tarea armarse. No queda ni una fábrica, armería, caserío o casa, donde existe un arma sin ser requisada. También en estos primeros días, se utilizaron contra los militares golpistas, los cartuchos de dinamita y los “cócteles Molotov”.

Son los sindicalistas de la CNT, UGT y ELA, junto a los partidos políticos de izquierda, Partido Socialista, Partido Comunista, Juventudes Socialistas Unificadas, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Ezquerra Vasca Federal, Acción Nacionalista Vasca y las juventudes donostiarras en general, quienes impulsan esta resistencia inicial. Los Diputados de las Cortes del PNV, Irujo y Lasarte, se dirigirán por radio, el día 19 de julio, a la población de San Sebastián tomando postura, a título personal, por la defensa de la República.
Varios miles de obreros, cuya única experiencia con las armas había sido su participación en la Insurrección de octubre de 1934, se presentarán como milicianos voluntarios. Contaron, eso sí, con el apoyo de algunos militares leales a la República como el Comandante Pérez Garmendia, un sector de los Carabineros, de Guardias de Asalto, Miqueletes y algunos mandos y números de la Guardia Civil.

Entre el 19 y el 28 de julio, son las citadas fuerzas de izquierda las que se movilizan haciendo frente a los rebeldes. La autoridad republicana estaba en sus manos.

El 19 y el 20 de Julio todos son dudas y vacilaciones entre los militares comprometidos con la sublevación en Donostia y no es hasta el 21 de julio, mientras una columna de milicianos va camino de Gasteiz, cuando los militares publican por radio el Bando de Guerra y emprenden una marcha desde los cuarteles hasta las puertas de la ciudad. El 22 de julio, al amanecer, saldrán otras dos columnas de militares avanzando por ambos lados de la ría, y la que lo hace por la calle Urbieta es frenada por los militantes de la CNT en la calle Larramendi, en Amara. Cuando la situación de los defensores era más apurada, llega la columna de milicianos, -reforzada con personas armadas de Arrasate, Eibar, y de otras poblaciones de Gipuzkoa y Bizkaia- que habían dado la vuelta desde Landa. Esto obliga a los militares a replegarse en el Casino, en el Hotel María Cristina, La Equitativa y La Comandancia Militar. Todos estos lugares son conquistados el día 23 de julio por los milicianos. A partir de ese momento se pone asedio a los Cuarteles de Loiola.

Los golpistas, -que ya habían ocupado Oiartzun matando a Pérez Garmendia-son frenados en su avance en Errenteria. El asedio hace su efecto en la moral de los militares y el día 28 de julio, por la mañana, se rinden a los milicianos los Regimientos de Artillería Pesada nº 3 y el Batallón de Ingenieros nº 6 con todo su armamento.

El día 29 de julio, Gipuzkoako Mendigoizale Batza, pedía en el periódico Frente Popular que se alistasen sus fuerzas. Unos días más tarde, se comunica por el mismo medio que se habían fundado las Milicias Vascas, impulsadas por el PNV.
Las armas del cuartel de Loiola son las que permiten la fuerte resistencia en el frente de Irun, hasta el día 5 de septiembre. Unos días más tarde, el 12 de septiembre, la Junta de Defensa da la orden de evacuación de la Ciudad, por el temor a quedar copados y por la escasez de municiones. El día 13, sin encontrar resistencia alguna, es cuando los sublevados entran en Donostia.

Tras la caída de Donostia, 393 personas de las que no evacuaron la ciudad, fueron fusiladas. La mayoría de los donostiarras asesinados por los franquistas lo fueron en los cementerios de las cercanas localidades de Oiartzun y Hernani o en Bera de Bidasoa, aunque también hubo ajusticiamientos en la cárcel de Ondarreta o en lugares poco habituales como el monte Ulia, el Campo de Tiro de Bidebieta (hoy Parque Allende) y algunas zonas de Aiete o el "puente de hierro".
77 años después de aquellos asesinatos todavía no se ha hecho Justicia. Ni para ellos ni para miles de mujeres anónimas que a pesar de sufrir todas las consecuencias de esta brutal represión, lucharon, tejieron y mantuvieron la vida en circunstancias inimaginables.

De ahí la necesidad de seguir exigiendo “Tolerancia cero a la impunidad del franquismo”. Porque no podemos permitir que aquella invasión militar franquista y sus herederos actuales queden sin responder por sus atropellos y crímenes. Esa es la razón de nuestra adhesión y apoyo a la Querella 4591-10, del Juzgado Nº 1 de Buenos Aires, República Argentina, que lleva adelante la magistrada María Servini de Cubría por delitos de genocidio y lesa humanidad contra los responsables de la conculcación de los derechos humanos durante el Franquismo.

Julia Monge, Félix Soto, Josu Ibargutxi, Eduardo González, Joxe Angel Ulazia, José Maria Palacio, Xabier Erauskin. (Miembros de la “Plataforma Vasca para la Querella contra los crímenes del franquismo”)

 

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