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Nacionales E.Herria :: 30/08/2017

La espiral reaccionaria

Borroka garaia da!
Una cosa es oponerse a la violencia del oprimid@ o rechazar la historia de la insurgencia vasca,otra muy diferente es legitimar la violencia de estado y sus cuerpos policiales

Barcelona no queda demasiado lejos ni geográfica ni políticamente. Por lo que todo lo que allí suceda tendrá cierta repercusión en Euskal Herria. Ni que decir tiene que los recientes atentados yihadistas la ha tenido.

Hace tiempo el gobierno vascongado del PNV entregó 800 millones de pesetas a las autoridades kurdas en el exilio de ayuda humanitaria. Noble gesto internacionalista seguro que afirmarán muchas personas al tener constancia de ello. Claro que, igual no saben que la ayuda humanitaria era requerida por la catástrofe producida mediante bombas de marca expal (explosivos alaveses). La maniobra de “caridad” tenía como objetivo tratar de maquillar los nuevos contratos de expal, de exportaciones de armas para el gobierno turco. O sea, que mientras se hace campaña por la paz y la caridad, el gobierno vascongado estaba subvencionando a las empresas vascas de armamento que era usado luego en los ataques imperialistas. Por lo que si se restan esos 800 millones de los miles de millones en ganancias sale bien la jugada. Un parlamentario jeltzale al calor de estas subvenciones llegó a decir que “las armas en sí no matan, mata quien las usa”.

Hay que decir que mientras las escenas de pánico se sucedían por la rambla de Barcelona, miles de toneladas de explosivo han partido de Euskal Herria en los últimos meses con destino a Oriente medio. Rumbo a Arabia saudí, la meca ideológica del yihadismo ultraderechista que supone el wahabismo. La burguesía vasca y sus representantes políticos que promocionan y subvencionan la industria militar que opera en Euskal Herria no pueden decir que son ajenos al conflicto en Oriente medio, pues su industria no solo está haciendo la guerra (confeccionan y trasladan explosivos) sino sacando beneficio de ella y sin mancharse sobre terreno. Al mismo tiempo poniendo en peligro a la sociedad vasca al participar de unas guerras que nunca hemos declarado ni querido.

Es por esto que cuando la burguesía vasca ve que los atentados yihadistas empiezan a acercarse hablan de mejorar y reforzar la policía. Nunca de eliminar su colaboración armada del conflicto de Oriente medio ni de una práctica democrática básica de dejar en paz a los pueblos del mundo ni mucho menos de una práctica internacionalista de solidaridad. Y es que la no colaboración con la guerra imperialista ni sus ramificaciones yihadistas, la defensa de la autodeterminación e independencia de todos los pueblos y unas relaciones internacionales basadas en la solidaridad y no el lastimoso y explotador lucro a cualquier precio es el camino y no la policía. La policía solo es una extensión armada para defender precisamente ese lucro sacado fuera o dentro.

Este bucle infame que crea problemas mientras se saca beneficio económico para después vender soluciones militares o policiales que no solucionan nada al pueblo sino que agravan las condiciones de la clase trabajadora vasca o de cualquier otro lugar es el que hay que romper para garantizar no solo la seguridad sino unos mínimos de libertad.

Ante el atentado yihadista había una oportunidad desde Euskal Herria para ir rompiendo ese bucle. Pero la clase política una vez más ha hecho la del avestruz y la de “esto no va conmigo”. Sin embargo, lo más significativo ha sido ver a EH Bildu plegarse a la ola reaccionaria del discurso policial, incapaz de salirse del “guión anti-terrorista” del estado lo que le ha llevado a aplaudir a las FSE, a la policía autonómica española y a legitimar los valores “constitucionales” mientras hacía apología de la violencia de estado y de la ejecución extra judicial. Tantas veces cometidas por las FSE en Euskal Herria.

Y es que una cosa es oponerse a la violencia del oprimido y oprimida o rechazar la historia armada de la insurgencia vasca pero otra muy diferente es además de eso legitimar a la violencia de estado y sus cuerpos policiales. EH Bildu podrá decir que desprecia la violencia del oprimido y oprimida pero lo que nunca podrá decir más es que hace lo mismo con la violencia de estado. O eso es lo que se desprende de los documentos que firma.

Las consecuencias que buscan los que están tras los atentados yihadistas, que no solo son los yihadistas, es imbuir a las sociedades en espirales reaccionarias. Y es una espiral reaccionaria dejarse llevar por la reacción española.

Claro que todo tiene su sentido. Serán relativamente pocas las personas simpatizantes de EH Bildu que apoyen muchos de los manifiestos que firman sus teóricos representantes. Como es el caso de la reciente firma de la declaración reaccionaria y policial del congreso español, pero cobra su verdadera dimensión cuando en realidad estos “guiños” continuados a ciertos poderes del estado y autonómicos están enmarcados en ganar puntos para que les dejen gestionar a la policía autonómica española y las cárceles en Euskal Herria junto al PNV. Para ello hay que hacerse “respetable” y “democrático”. Lo que parece que no se da cuenta EH Bildu es que legitimar a la ertzaintza o al “sistema” deja a gran parte de sus bases inactivas y desorientadas sin contar que esa supuesta estrategia ya la inventó el PNV y EE hace décadas y desde luego que su camino no estuvo ni está en la dirección de la independencia y el socialismo sino en el de la integración.

 

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