Vergüenza nacional vasca
Aunque su prometedor título indique lo contrario, este artículo no trata asuntos políticos… O no es esa la intención. Aunque al final… puede ser inevitable. Lo cierto es que yo quería decir que, este año en tierras de Abando, se van a volver a torturar y matar en público, no menos de 48 toros.
Y se pretenden más, para los próximos toros de los llamados de lidia o bravos. Cuando en realidad son toros de campo, nobles, mansos, inocentes, hervíboros y medianamente felices. Pero que han tenido la desgracia de caer en manos de unos desaprensivos y avariciosos empresarios que los malcrían, los educan para la lidia, los venden a peso. Y luego enseñan en público su tortura y pena de muerte. A cambio hacen caja con las entradas y la subvenciones oficiales. Mientras algún erudito neardental dice que es tradición y cultura. El amancebamiento municipal de Bilbao, antes de despedirse por la puerta trasera, ha culminado su faena torerófila presentando su proyecto de renovación y contratación de Vista Muerte (ellos la llaman Vista Alegre).
Es decir la prórroga, por veinte de años, del permiso para torturar y matar, en público y con pasadobles cañís, a docenas de toros inocentes. Hervíboros, mansos manipulados y que solo embisten para defenderse cuando están asustados o acorralados. Mientras algunas docenas de sádicos psicópatas, fieles a la fiesta nacional española, transportados del fondo de la Edad Media, ríen las gracias amaneradas del «diestro». O aplauden, puro en boca y bota en ristre, la estocada ventajista del matarife. Pagada a precio de oro con el dinero del contribuyente. La presentación de este denuesto ha corrido a cargo del despedido concejal Tomás del Hierro. Más conocido como «gorrilla» o «Esperanza Aguirre». Por su habilidad aparcando en zona prohibida. Este señor, que se despedía de su trabajo (?) en el despacho de Seguridad después del éxito conseguido al incrementar la delincuencia, en Bilbao (metro incluido), en mas de un 10%, ha brindado a los torerófilos, la posibilidad de seguir disfrutando muchos años más con la misma tortura y la misma calamidad en Vista Muerte.
Que para eso es, además, presidente in-pectore, de la aberración. Acompañado, esta vez, del caciquete de Abando, señor Pérez y Gil, encargado, con su españolísimo saxo, de los pasadobles entre toro y toro. Beligerante y asiduo de las plazas de la muerte, desde los tiempos de sus antepasados cro-magnon, ha repetido su apología torerófila, con más entusiasmo que nunca. Para lo que se entrena, todos los años, en la brutalidad alcoholizada de los sanfermines. Una vela al santo y otra al alcohólico Hemingway. Faltaron, en la comedia de la muerte, los representantes de las comparsas. Cobardes de suyo, que como su nombre indica, sirven para acompañar los caprichos de los munícipes. Haciéndose cómplices y colaboradores necesarios de estas masacres repetidas. Comparsas que no parecen capaces de diseñar una fiesta alternativa. Sin cebarse de comer, trasegar alcohol a raudales o acuchillar animales impunemente. Tampoco estuvieron de cuerpo presente, los grandes beneficiados, los hosteleros invictos de cercanías, que también hacen caja. Con estas y otras tropelías.
No me cansaré de repetir que este debate ya estaba en el Bilbao de antes de la guerra. Aunque tuviera un matiz más político, que antitaurino o animalista. Después, con la victoria de la España una, grande y sangre… se impuso la fiesta nacional española y el pasodoble rojigualdo de obligado cumplimiento.
Tal que hoy, que como dice el caciquete aquí no se discute de toros. Ni de toros, ni de política… porque ya está todo dicho, a cuatro años vista. El diseño español de Bilbao se completará ahora con la presencia de la selección de fútbol en San Mamés. ¡Qué bonito!… Así entre vivas a España y a Cagancho nos vamos a forrar. ¡Todo sea por el Bilbao fenicio! Llámame español y dame txines. Es de lo que vive y bebe este pueblo, desde siempre. Eli Gallastegi que era de Bilbao y escribía, en los años treinta, contra las fiestas de importación, ya se quejaba del tono oficialesco e institucional español que rodeaba los veranos de Bilbao.
No por nada, el caciquete de Abando dice que sin matar toros, no habría Aste Nagusia. En cambio con toros, barracas, decibelios y borrachera… una maravilla de connivencia, entre alcohol, brutalidad y sangre de toro. O sea, una verdadera vergüenza nacional. Qué es lo que pasa en los pueblos como Bilbao, donde llevamos cuarenta años votando al PNV de Sota, al PSOE de González y al PP de Fraga. Votos, que no solo votan siglas, partidos y banderas… también dicen tortura y sangre en Vista Muerte. Donde como ha escrito El Roto, «la plaza estará abarrotada… pero no se ve un alma». El diseño español de Bilbao se completará ahora con la presencia de la selección de fútbol en San Mamés. ¡Qué bonito!… Así entre vivas a España y a Cagancho nos vamos a forrar. ¡Todo sea por el Bilbao fenicio! Llámame español y dame txines.
Es de lo que vive y bebe este pueblo, desde siempre. Eli Gallastegi que era de Bilbao y escribía, en los años treinta, contra las fiestas de importación, ya se quejaba del tono oficialesco e institucional español que rodeaba los veranos de Bilbao. No por nada, el caciquete de Abando dice que sin matar toros, no habría Aste Nagusia. En cambio con toros, barracas, decibelios y borrachera… una maravilla de connivencia, entre alcohol, brutalidad y sangre de toro. O sea, una verdadera vergüenza nacional. Qué es lo que pasa en los pueblos como Bilbao, donde llevamos cuarenta años votando al PNV de Sota, al PSOE de González y al PP de Fraga. Votos, que no solo votan siglas, partidos y banderas… también dicen tortura y sangre en Vista Muerte. Donde como ha escrito El Roto, «la plaza estará abarrotada… pero no se ve un alma».
Josemari Lorenzo Espinosa
12 de junio de 2019