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Nacionales E.Herria :: 24/12/2015

20 maneras de reforzar a la izquierda abertzale

Borroka garaia da!
No solo hace falta reforzar a la izquierda abertzale sino una reconsideración total y absoluta de lo que se está haciendo y de lo que no se está haciendo.

 Hace prácticamente cuatro años, en enero del 2012, escribí un post titulado 20 maneras de cargarse a la izquierda abertzale. Pasados estos cuatro años voy a darle la vuelta a la tortilla, a re-escribirlo en su negativo literalmente. Ya que justo su inverso creo que es lo que con cada vez más evidente urgencia hoy puede poner algunas bases no solo para reforzar y revitalizar a una izquierda abertzale con escasa energía y con graves signos de aniquilosamiento sino que al mismo tiempo para poner las bases para romper el punto muerto donde ha llegado el proceso de liberación nacional y social con la desaparición del “problema vasco” sin que haya desaparecido.

1. Volver a convertir el MLNV en un movimiento político

El MLNV fue un movimiento político de liberación nacional y social con trabajo en diversos ámbitos, con diversas organizaciones. El haber roto la flexibidad organizativa y seguir un modelo centralizado de partido clásico ha debilitado las dinámicas populares centrándose en un ombliguismo institucional y electoral de política profesional. La refundación del MLNV debería ser una construcción sofisticada que construya sobre la experiencia de décadas para estar ajustada a las necesidades del hoy y el mañana, evitando verticalismos y burocracia innecesaria y al mismo tiempo siendo un ejemplo vivo de poder popular. El MLNV se agotó estructuralmente pero la solución no es un partido del siglo XIX sino un movimiento revolucionario diversificado que otra vez esté adelantado a su tiempo. Reconfiguración total de la unidad popular abriéndose a toda la izquierda abertzale. La mejor aportación a EH Bildu será una izquierda abertzale sana no su disolución. La fuerza de la unidad es la diferencia y las diferentes singularidades, no el rodillo.

2. Que las dinámicas a nivel local sean prioritarias a las nacionales

Las manifestaciones nacionales, los votos y el trabajo en las instituciones deben ser la guinda de todo el trabajo de base que debe empezar en los barrios. Trabajo totalmente fundamental para que no se caiga la casa encima estructural e ideológicamente debido al delegacionismo. Volver al barrio, la militancia, el contacto con la gente y retomar las calles.

3. Reconstruir y repensar toda organización revolucionaria, socialista y de clase

La existencia de organizaciones revolucionarias y en este caso que mantengan la llama histórica del socialismo revolucionario, base ideológica de la izquierda abertzale, es una necesidad y un valor importante para enriquecer a la unidad popular y fortalecer la pluralidad. En mi opinión este es uno de los puntos vitales de cara a la acción directa / poder popular / autogestión /desobediencia / fábrica de militantes y el fortalecimiento del movimiento popular. Ha pasado ya un tiempo más que prudencial para hincar definitivamente el diente a este tema y darse cuenta del error cometido por lo que los interesados e interesadas deben ponerse en marcha ya.

4. Utilizar la transparencia a nivel interno

La falta de transparencia lleva al corporativismo ya que impide el debate por falta de información haciendo extremas las posturas, lo cual imposibilita el entendimiento. La opacidad busca moldear opiniones en vez de contrastarlas y que las propuestas crezcan y se refuercen en auzolan ideológico. La opacidad moldea voluntades no ideas y propuestas que son las moldeables. Cartas sobre la mesa y reparto equitativo de la baraja.

5. Hacer lo que se dice

Se puede decir algo y hacerlo mal con lo cual se abre la posibilidad de la evolución hasta hacerlo bien. Sin embargo decir algo de forma retórica mientras no se crean las condiciones para llevarlo a cabo quiebra la confianza y afecta a todas y cada una de las parcelas de trabajo.

6. Potenciar la innovación mediática

El que se mueve no sale en la foto. El discurso único genera un miedo escénico al debate y a la confrontación de ideas. La repetición permanente de ideas base sin crítica impide oxigenar procesos de pensamiento colectivo y coloca en una foto estática permanente lo que debería ser fluir de ideas. Hacen falta nuevas formas y medios nacionales para este país construidos y gestionados desde los más profundo de la clase trabajadora vasca.

7. No hacerse amigos de quien no se lo merece

Creer erróneamente que dorando la píldora, además injustificadamente, en vez de la confrontación, es lo que crea las condiciones de avance y cambios de posicionamiento. Nunca ocurre así. Ver historia del PSOE para más información. Sirve también con el PP.

En el caso de los seguidismos en cualquier sentido solo puede desdibujar la propuesta de la izquierda abertzale y llevarle a la ruina. Son los demás sectores los que tienen que reaccionar ante la iniciativa de la izquierda abertzale y no al revés.

Las alianzas sociales no se hacen en despachos entre partidos y políticos sino que la sociedad misma desde sus entrañas tiene que producirlas evitando el delegacionismo que empieza y termina en las cuatro paredes de los despachos. Si el seguidismo al reformismo nacional del PNV ha hecho estragos los últimos años en el proceso de liberación nacional y social, hacer seguidismo del reformismo social o cualquier otra cosa no los hará menos. O la izquierda abertzale se sitúa en su sitio haciendo fuerza desde el eje revolucionario para abrir opciones o perderá su fuerza (cosa que está pasando) creyendo que las instituciones por si solas puedan producir cambio alguno.

8. No cambiar principios y pilares ideológicos por practicismo radical pragmático.

Si no existe cierto equilibrio entre principios ideológicos y práctica, la balanza puede desnivelarse de tal manera que al final la práctica no irá enfocada en unos baremos ideológicos deseados sino moldeados por agentes externos.

9. Retomar el asamblearismo popular

Pasar de movimiento político asambleario a esquemas estructurales y de toma de decisiones de partido convencional, sabiendo que los partidos políticos tradicionales son auténticas armas integradoras para las clases populares.

10. No extender la mano a la militancia para cogerle el brazo

Tomar posicionamientos tácticos o estratégicos y a partir de ahí construir otros posicionamientos haciendo despliegue de elementos previamente no acordados o bien consensuados. Agendas encima de la mesa para que se compartan desde el principio es lo que refuerza la apuesta estratégica.

11. Traer la lucha de clases al plano nacional

Las dos caras de la moneda. Conciencia nacional de clase. Cuando la independencia y el socialismo son las bases de tu proyecto, sin una pata, no simplemente se cojea sino que te caes al suelo. Tanto en lo nacional como en lo social.

12. No excesiva crítica

La excesiva crítica sin ningún aporte o la destructiva puede bloquear procesos de evolución y poner a la autodefensiva al interpelado haciendo que se pierda receptividad al mensaje. Malrollismo generalizado.

13. No falta de crítica

La falta de crítica sin ninguna reflexión puede bloquear procesos de evolución y bajar el nivel de alarma ideológica haciendo que se pierda contacto con las necesidades reales de un proceso político. Buenrollismo generalizado.

14. Hacerse confrontador no mediador

Un movimiento mediador, desideologizado y defensivo no defiende su posición con contundencia ni ataca con decisión a los elementos opuestos para erosionarlos. Eso no genera las condiciones para que luego exista la mediación y el acuerdo. Sin dejar el marco discursivo de la solución y diálogo, mantener la actitud ofensiva en todo lo demás, tensionar. No a la normalización política banal del pacto de Ajuria enea.

15. No priorizar el institucionalismo

Las condiciones políticas y sociales de avance en los objetivos no las generan las instituciones sino una sinergia de todos los frentes de lucha. Centralizar el caudal de lucha en las instituciones hace vaciar ese caudal.

16. Que el sindicalismo, el frente institucional y el movimiento popular no vayan a su aire

La mayoría sindical  vasca (¡Cuando se recomponga!) debe traducirse en una mayoría política y en una mayoría social. Y no debe haber incoherencias entre ellas. Coordinación y debate.

17. Tensionarse

La lucha por sí misma genera un tensionamiento ya que toda lucha requiere, por fuerza, un choque con los ejes que hacen que una situación sea opresiva. Es por ello que toda “lucha” que no busque esa confrontación con esos ejes es falsa.

18. No olvidar la historia

No transmitir a las nuevas generaciones la historia de la izquierda abertzale, sus debates pasados, sus contradicciones, sus elementos positivos y negativos. Si falla la correa de transmisión no se sabrá de donde venimos y por lo tanto no iremos a donde se quería.

19. No alimentar el personalismo

La izquierda abertzale es un proyecto colectivo por encima de siglas, partidismos y personalismos. Esa ha sido una de las banderas de la cultura política de la izquierda abertzale más exitosas que además ha impedido el delegacionismo. Rechazarla solo es una muestra de debilidad y falta de confianza en el proyecto colectivo cuando no de intereses ideológicos de control.

20. No sucumbir al tacticismo y a los placebos del sistema

Aún superandose la represión que ha ido poniendo el estado a lo largo de los años para dificultar el proceso de liberación nacional y social solo se estaría dando salida a una parte de las consecuencias del conflicto político. Manteniendose este intacto. Así mismo el triunfar dentro de los esquemas del sistema tampoco cambiaría per se nada.

Reforzar a la izquierda abertzale es requisito para que cualquier estrategia pueda dar frutos. Por mucho que se diga esta estrategia si, esta estrategia no, no existe una estrategia definida para la liberación nacional y social sino para otras cosas. No se va más allá de vaguedades y lo que va primando según pasa el tiempo es el mero oportunismo cual veleta mientras que las oportunidades se esfuman y no se crean nuevas. Por lo que no solo hace falta reforzar a la izquierda abertzale sino una reconsideración total y absoluta de lo que se está haciendo y de lo que no se está haciendo. Sin muchas de las bases anteriores es muy posible que ni siquiera existan instrumentos adecuados para poder hacer esa reflexión en mínimas condiciones.

 

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