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Nacionales E.Herria :: 18/05/2015

Ante la próxima cita electoral

Boltxe Kolektiboa
El Pueblo Trabajador Vasco necesita unas organizaciones y una nueva estrategia revolucionaria para avanzar en la liberación y revolución vascas

Ya han pasado cuatro años desde la vuelta a la legalidad de la Izquierda Abertzale en la forma de la coalición Bildu que consiguió los mejores resultados electorales cosechados por esta dentro del cambio de estrategia planteado en el Zutik Euskal Herria. En este nuevo contexto electoral que encontramos de cara al 24 de mayo queremos plantear varias reflexiones que aún superando el ámbito de las elecciones locales y al parlamento de Nafarroa pensamos que hay que tomar en consideración.

 El comienzo de la legislatura venía con una Izquierda Abertzale ilegal que apoya a la coalición Bildu conformada por EA, Alternatiba e independientes como via para volver a la participación institucional que había sido imposible debido a la feroz represión puesta en marcha por parte de los Estados (revocación de la participación de Bildu incluida, anulado después por el Tribunal Constitucional). Aceptando la ley de partidos, rechazando el uso de la violencia y bajando cualquier presupuesto político que pudiese suponer una ilegalización se crea Sortu como organización que estructure la Izquierda Abertzale planteando que desde la unilateralidad y alcanzando el poder político en las instituciones de Euskal Herria se puede avanzar a mayores cotas de democracia y finalmente a la consecución del Estado Vasco.

 En esta línea lo principal que ha guiado el actuar institucional de EH Bildu ha sido realizar una «buena gestión». Denunciar de casos de corrupción como Bidegi, bajada de sueldos de cargos públicos, aumento de la transparencia en la gestión y ciertos gestos de apoyo a luchas obreras como en el caso de las trabajadoras de residencias de Gipuzkoa. Muchos de estos ejemplos nos llevan a la tradición de gobernanza que ha tenido desde siempre Herri Batasuna, pero lo que en un tiempo suponía dentro de la estrategia anterior una demostración de gestión popular y de denuncia continuada de las instituciones españolas, la buena gestión de hoy en día solo legitima las propias instituciones que como se ha planteado históricamente se debían destruir por no ser válidas para las aspiraciones de libertad de este pueblo. El poder gestionar sin tener un poder dentro de los estrechos margenes de la legalidad española ha llevado a cumplir a rajatabla con la legalidad que se nos impone, los ejemplos son muchos desde poner la bandera española en los ayuntamientos, retirar las placas de los militantes caídos mientras se hablaba de reconciliación, tapar el escudo de Nafarroa en las señales impulsadas por Udalbiltza...

 La Vía Vasca de Sortu presentada en los últimos meses nos plantea que la realidad de Euskal Herria está en la existencia de diferentes «demos»[1]. Por ejemplo, Nafarroa es un demos, la CAV es otro demos e Iparralde un tercero, separados todos ellos entre sí. Tal como analiza esta realidad, desaparece la conciencia nacional de clase y las propias clases sociales y Euskal Herria queda dividida en diferentes identidades a la espera de la «aparición» de la identidad común, reconociéndose y acatándose hasta entonces la partición y por tanto, la soberanía sobre los territorios vascos de los Estados español y francés.

 Con esta idea se plantea en Nafarroa el «cambio de régimen», lo que en realidad significa plantear una mejor gestión de una institución impuesta, pero siempre dentro de la legalidad del ocupante.

 La supuesta decisión de los y las navarras (se supone que el pueblo decidirá lo que quiera ser) va condicionada a los pactos que EH Bildu pueda llevar a cabo con PSN, Podemos, Geroa bai (sucursal del PNV en Nafarroa), etc., cuya base de unión es únicamente que UPN salga del poder, siendo las contradicciones y diferencias entre ellos tan grandes, que es imposible realizar la más mínima construcción nacional de Euskal Herria con dicho punto de inicio.

 No podemos olvidar que el PSN, por cumplir siempre lo que dice Ferraz respecto a la cuestión de Estado que es Nafarroa, hizo posible que UPN se mantuviera en el poder en Nafarroa, a pesar de los gravísimos casos de corrupción que han salpicado a los regionalistas tardo franquistas.

 La democratización de Nafarroa no será posible con una coalición tipo El Olivo en Italia. La construcción de Euskal Herria sobre estas bases es completamente imposible.

 En la Vía Vasca para la Paz (que en realidad debería llamarse Vía Vasca para la aceptación de la Derrota y la Humillación), lo que nos propone EH Bildu es que los presos y presas políticas vascas en vista a una futura «excarcelación condicional anticipada» (condicional sin saber que condiciones van a ser y con una fecha indeterminada en el tiempo) «renuncien a las vías violentas y reconozcan el daño causado como consecuencia de su actuación». En Italia a esto se le llamaba arrepentimiento, en Irlanda agente de los británicos, porque en el fondo eso es lo que es. Se pide a los presos y presas políticas vascas que se arrepientan, que acepten la ley del enemigo y encima que les den las gracias, y ¿qué más? Y hemos entresacado únicamente lo más sangrante de la Vía Vasca para la Paz, porque todo el documento en sí es impresentable y rastrero, desde el punto de vista de una organización que se autodefine como independentista y socialista. Suplicando y pidiendo limosnas al Estado español, cuando dicho Estado ya ha dejado bien claro que no va a dar nada, que lo que quiere es que aceptemos nuestra derrota, que aceptemos su dominación y que nos vayamos a casa, dado que su verdadero objetivo es la destrucción de una alternativa independentista y socialista verdadera.

 La Vía Vasca para la Paz pretende sacar por la puerta de atrás, como vulgares criminales, a los presos y presas políticas vascas, mientras entran más jóvenes vascos a la cárcel a causa de su compromiso con la lucha de su pueblo. La Vía Vasca para al Paz no tiene camino.

 Esta semana hemos conocido una declaración a favor de la amnistía en la que los expresos y expresas que la han redactado y firmado afirman que ellos y ellas no son víctimas sino militantes voluntarios y conscientes por la independencia y el socialismo, que nuestro pueblo aún no ha conseguido superar la opresión nacional y de clase y que todavía no hemos conseguido nuestros objetivos estratégicos, es decir, el nacimiento del Estado socialista vasco. Este ejemplo de dignidad y lucha sí es un camino que nos marca por donde avanzar.

 La estrategia de Sortu no nos lleva a ningún sitio, es necesario que el movimiento popular se desarrolle y se organice nuevamente. El Pueblo Trabajador Vasco necesita unas organizaciones y una nueva estrategia revolucionaria para avanzar en la liberación y revolución vascas. Es ahí donde tenemos que centrar nuestros esfuerzos y no en regenerar instituciones que perpetúan la situación actual de opresión.

Entendemos que en los pueblos en los que la relación entre el movimiento popular, las asambleas y el ayuntamiento se esté avanzando en una verdadera construcción nacional y socialista se planteen apoyar a EH Bildu, pero como denuncia del reformismo que impulsa actualmente y el alejamiento al que nos lleva esta estrategia de la liberación nacional y social, el 24 no votaremos, considerando que nuestra abstención es una acción de responsabilidad política hacia Euskal Herria y hacia su historia de lucha.

 Boltxe Kolektiboa

17 de mayo de 2015

 [1] Demo, según Wikipedia, era la circunscripción administrativa básica en que se dividía el territorio de la antigua Atenas. En el DRAE encontramos esta otra definición: significa «pueblo».


 

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