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Nacionales E.Herria :: 27/05/2013

30M, superar la reivindicación, organizarse y construir el poder popular

Boltxe Kolektiboa
No basta con un día de huelga, la lucha debe continuar con múltiples movilizaciones. Solo construyendo el poder popular podremos acabar con la explotación capitalista

El próximo 30 de mayo la mayoría sindical, organizaciones del movimiento popualr y diversos movimientos sociales de Hego Euskal Herria han convocado la sexta huelga general desde que comenzó la actual crisis sistémica del capitalismo y la primera desde la vuelta del PNV a la poltrona del gobierno vasco.

La huelga ha sido y es una de las principales armas con las que cuenta la clase trabajadora, pero pensamos que ante esta nueva huelga se impone una reflexión sobre el uso que se está dado a dicha herramienta, sobre su utilidad y sus deficiencias.

Las anteriores huelgas generales han sido consideradas, por sus organizadores, como un éxito, y pensamos que, en general, sí lo han sido, pero ello no nos quita intentar profundizar un poco más este análisis. ¿Han sido tan exitosas como decimos? ¿Se ha conseguido lo que se quería? Pensamos que alguna cosa falla cuando la burguesía, utilizando uno de sus instrumentos más importantes, el Estado, continúa adelante con sus «reformas», es decir sus intentos por aumentar la tasa de ganancia y acelerar la acumulación del capital, que no son más que un robo a mano armada. Estas «reformas» sirven igualmente para quitarnos los pocos derechos que quedan de los que se habían conseguido tras largas y duras luchas, luchas a muerte contra el capitalismo. Ya sabemos que los capitalistas no dan nada gratuitamente a las clases trabajadoras, todo lo conseguido ha sido a través de una lucha encarnizada contra los que nos explotan, contra los que defienden a ultranza la propiedad privada.

Cinco huelgas y una sexta en ciernes y los recortes siguen aplicándose sin ningún miramiento. La única salida a la crisis profunda del capitalismo que la burguesía considera es la super explotación de las clases trabajadoras, agrandando la distancia entre burgueses y pueblo trabajador, intentando desunir la clase trabajadora, como por ejemplo enfrentando trabajadores con trabajo y trabajadores sin trabajo. Al hacer esto se intenta que la conciencia de clase trabajadora desaparezca, cada cual lucha por conseguir un trabajo o por mantener el que tiene al precio que sea. Este camino nos lleva a un individualismo exacerbado, lo que conlleva perder la centralidad de la clase obrera. Y sabemos que si la clase obrera, el pueblo trabajador vasco, no está organizado, no está unido, no puede enfrentarse a la burguesía, llegando a ser una masa sin objetivos políticos y por lo tanto quedando a la merced de nuestros explotadores. Esta situación nos lleva a situaciones como la actual en donde el derecho al trabajo no existe, como tampoco el de la sanidad, ni el de la educación gratuita, ni el de la vivienda, y así un largo etcétera.

Si tenemos en cuenta que la huelga fue un tipo de lucha que se desarrolló ampliamente en Euskal Herria durante todo el siglo pasado, tanto en la lucha obrera durante el franquismo como durante la llamada transición, la pregunta que nos planteamos es ¿qué ha cambiado en todos estos años, para que la burguesía estuviera atemorizada entonces y hoy en cambio, exhiba tal grado de envalentonamiento?

Una primera respuesta es que en los años setenta, el pueblo trabajador tenía conciencia de clase, es decir, eran trabajadores y trabajadoras que luchaban por sus intereses inmediatos dentro de una estrategia a largo plazo. La lucha por objetivos economicistas formaba parte de la lucha por el socialismo. Un pueblo trabajador vasco que utilizaba todos los métodos de lucha que consideraba necesarios y apropiados. Hoy en día, gracias a los sindicatos burocratizados y a los partidos que predican la lucha institucional como único camino, dicha conciencia de clase se ha ido perdido, haciendo que una gran parte de las clases trabajadoras caiga en el consumismo y en el individualismo.

Además, se están abandonando los conceptos de lucha, se abandona la etica obrera, para aceptar la ideología burguesa, capitalista. Este es el trabajo que han realizado y realizan todos los partidos institucionalizados. A pesar de que la experiencia y la praxis ha demostrado que es imposible cambiar el sistema desde dentro, que el sistema tiene las suficientes herramientas para transmutarse y reconvertirse en todo aquello que en cada momento necesite sus verdaderos amos, estos partidos y sindicatos, que todavía se presentan como partidos y sindicatos de izquierda, continúan haciendo una labor de zapa en favor de nuestros enemigos de clase. Y lo peor es que todavía hay muchos trabajadores y trabajadoras que les creen. Hay que abrir los ojos y comprender de una vez por todas que nada nos será dado sin lucha, que cuando nos prometen algo, así por las buenas, es que nos están engañando.

En el siglo XIX había una corriente política que predicaba que la huelga era una herramienta a emplear únicamente para lograr fines directamente ligados con la lucha economicista. Dicha corriente fue claramente superada por las organizaciones socialistas y comunistas. Actualmente se está volviendo a lo mismo, se convoca una huelga y lo único que se quiere es la foto de la gran manifestación y nada más. No se plantean qué hacer en ese día de huelga. Ya no basta con hacer piquetes que pasen por la mañana por los lugares de trabajo, que después se vayan a la manifestación y después, ya está, ya se ha acabado la huelga. No. Hay que pensar cómo hacer para que los trabajadores y trabajadoras comprendan que tienen que hacer huelga, cómo hacer para explicar a las personas que no comprenden que la lucha es necesaria, que para luchar contra el capital es necesario organizarse, salir a la calle a denunciar la opresión el día de la huelga general, y también los otros días. Hay que hacer comprender que la lucha por nuestros intereses concretos, del día a día, está íntimamente ligada a la lucha por el socialismo, a la lucha por una Euskal Herria independiente y socialista, que no hay ningún otro camino.

Queremos denunciar el sistema capitalista, queremos denunciar todos los atropellos que sufren las clases trabajadoras, y en concreto el pueblo trabajador vasco, pero no queremos quedarnos en la denuncia, queremos transformar el mundo y para ello solo tenemos un camino, acabar con el capitalismo, destruirlo. No esperar a que caiga, el capitalismo no caerá por sí solo, hay que enfrentarse a él y atacarlo por todas partes, no dejar ningún resquicio por el que pueda recomponer sus fuerzas. No dejar que los colaboracionistas, que los reformistas, nos sigan engañando. Hemos de denunciarles y sacar a la luz del día todas sus artimañas y sus embustes.

El 30 de mayo hay convocada una huelga general, empecemos preparándola bien, hablando con la gente, explicándole la necesidad de esa huelga, ayudándole a comprender que es necesaria. El día de la huelga continuemos con ese trabajo directo con los y las trabajadoras. No nos pongamos por encima de ellos y ellas. Trabajemos para que la huelga general sirva para avanzar en la organización y concienciación del pueblo trabajador vasco. Las organizaciones, sindicatos, movimientos, comités de huelga, no podemos conformarnos con una foto. No basta con un día de huelga, la lucha debe continuar con múltiples movilizaciones. Solo construyendo el poder popular podremos acabar con la explotación capitalista, y la base de ese poder es el movimiento popular.

Euskal Herria, mayo de 2013

 

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