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Nacionales E.Herria :: 26/12/2010

Absuelta la agente acusada de matar de un porrazo a M. Angeles Amador

Apurtu
La plataforma Iruñea Gu Geu señaló que lo ocurrido fue ?algo que se veía venir». ?Les grité que no pegasen a mi madre, que estaba transplantada del riñón?.

María Angeles Amador murió en la UCI del Hospital de Navarra el 5 de agosto de 2007, a consecuencia de unos hechos sucedidos en la Rotxapea el 28 de julio anterior.

Su hijo, Miguel Angel Jiménez Amador, denunció públicamente en su día que él y sus familiares -de raza gitana- acudían a una fiesta de «petición de mano» y que vieron que «había varias furgonetas de Policía Municipal debajo de la casa de mi hermana». Dijo que su padre, Paulino, se acercó a preguntar qué ocurría. Al parecer, los municipales tenían esposada a una persona a la que conocían y Paulino «les comentó que no le pegasen». Entonces, afirmó Miguel Angel, les llovieron los golpes.

«Yo me adelanté y me metí en medio, y empezaron a golpearme y a lanzar insultos racistas… Fue una paliza de para qué contar», rememoró. Miguel Angel, de 30 años, añadió que mientras sufría los porrazos tuvo tiempo de avisarles de que su madre María Antonia, que les acompañaba, estaba enferma: «Les grité varias veces que no le pegasen, que estaba trasplantada del riñón, pero siguieron…», relató compungido.

La mujer, de 52 años, sufrió una hemorragia de tronco cerebral. Su salud era precaria anteriormente. Según la versión de la familia, coherente con el parte médico emitido en el hospital donde fue atendida por traumatismo craneal, sufrió un porrazo en la cabeza. Miguel Angel, su hijo, señalaba que “por ser la Policía Municipal no tienen derecho a golpear así a la gente, somos personas y nos trataron como a perros, aunque estuviéramos enfermos». Y es que no sólo la fallecida María Antonia Amador convalecía del trasplante, sino que también el propio Miguel Angel sufre una disfunción sensitiva en media parte del cuerpo, apreciable al primer golpe de vista dado que camina apoyado en un bastón. Pero él también fue golpeado: mostró tras la rueda de prensa que en su pierna derecha, junto al tobillo, todavía tiene la marca de un porrazo: «Me rompieron un músculo», denunció.

«Se veía venir»

En su día, la plataforma Iruñea Gu Geu señaló que lo ocurrido fue “algo que se veía venir». La plataforma ya venía alertado de las actuaciones de la Policía Municipal de Iruñea, en las que destacaban dos aspectos: la «brutalidad» y la «impunidad». «La situación es límite», concluyeron tras este caso, por lo que exigieron tanto el cese del jefe del cuerpo policial, Simón Santamaría, como el impulso a un amplio debate social sobre la identidad y las funciones de la Policía Municipal de Iruñea.

Tras apuntar con numerosos ejemplos que este tipo de cargas y otras actuaciones represivas son norma contra iniciativas populares, incluso de carácter festivo, matizaron que hay colectivos especialmente desprotegidos, como el de los inmigrantes o el de los gitanos.

De 2007 hasta hoy, se han venido sucediendo nuevas agresiones y actuaciones violentas de la Policía Municipal, sobre todo enfocadas hacia el movimiento popular y las personas inmigrantes o de raza gitana. Hace unos meses se hizo público este video, que muestra los modos de la policía dirigida por el militar ceutí Simón Santamaría.

 

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