Autodeterminación en Europa

Ni Catalunya ni Escocia, los primeros referéndums de autodeterminación realizados en Europa este año han sido sobre el estatus político de Crimea y diversas zonas en Ucrania en el contexto de un golpe de estado. Unas consultas que rápidamente han concitado la condena de la “comunidad internacional” de la ONU con 100 votos a favor , 11 en contra y 58 abstenciones para censurar que no tenían “el permiso” del gobierno golpista de Kiev. La hipocresía de cierta comunidad internacional que decide a dedo según intereses donde sí y donde no son legítimos los referéndums no tiene límite.

El caso es que la situación y el contexto donde se han producido esas consultas poco tiene que ver con la realidad en Euskal Herria.

Lo mismo ocurre con Escocia. Mucha gente observa la situación en Irlanda del norte y la compara con Escocia. ¿Cómo es que Irlanda aún no esté unida, ni se haya llevado a cabo ningún referéndum de soberanía en ese sentido?. Mientras, Escocia cuenta con el permiso británico para realizar ese referéndum sin oposición legal o represiva. Algunos lo explican diciendo que Gran Bretaña, si bien en el pasado tenía una actitud imperialista clásica, con el paso del tiempo se democratizó y ahora respeta el derecho de autodeterminación. Nunca he creído esa versión.

Escocia próximamente podrá ejercer su autodeterminación gracias a muchos factores, la labor que el nacionalismo escocés ha realizado es importante, pero de cara a desatar los nudos que impedían el ejercicio práctico de esa autodeterminación el pago de los mártires de la clase trabajadora de Irlanda del norte fue decisorio. En una lucha de décadas en el norte de Irlanda se abrieron oportunidades y se consiguió condicionar la política británica para que como mínimo aceptara una autodeterminación regional del norte de Irlanda. Eso abrió la puerta a Escocia. Se podría decir que el IRA ha sido el factor principal para despejar el camino del proceso escocés. No la supuesta voluntad democrática de Gran Bretaña. Que es inexistente ya que bascula en torno a lo que desea o es forzado a hacer, al igual que toda pieza del tablero de la lucha de clases y de los pueblos. Otro factor a considerar sería la necesidad del imperialismo británico según en que casos de mantener una ocupación clásica convencional o hacerlo a través de otras estructuras. La dependencia de Irlanda del Sur a los mandatos del capital en ese sentido puede dar una pista.

En cualquier caso el contexto Escocés tampoco tiene nada que ver con el vasco porque allí no existen limitaciones legales para una consulta. Y sería ciencia ficción pensar que el estado español o el francés levantarían la suyas si no se ven enérgicamente forzados a ello.

Al contrario que en Escocia, el caso de Catalunya es diferente. En este caso el contexto si es similar al vasco. El estado no acepta una consulta y legalmente no hay espacio para la autodeterminación.

Este año está marcada ya la fecha para la realización de la consulta. El 9 de noviembre será un día que va a aclarar tremendamente el panorama político y despejar muchas dudas. Si el 9 de noviembre no se produce una ruptura democrática , se hace el referéndum y se aplica su resultado, el proceso catalán entrará en un ciclo de larguísima duración similar a transitados por el vasco en el pasado donde el estado no dudará en aplicar todas las técnicas de contra-insurgencia represiva a diversas intensidades (algo no conocido aún en Catalunya) mientras ofrece una salida al nacionalismo fiscal de partes de la burguesía catalana o algún arreglo con la socialdemocracia.

Mucha gente opina que el proceso catalán ha adelantado en los últimos años al vasco. El 9 de noviembre se dará respuesta a esa pregunta. Si verdaderamente ha sido así o si Catalunya entra al laberinto lleno de dificultades por el que ha tenido y tiene que transitar Euskal Herria.

La autodeterminación en Europa sigue siendo un resultado de la lucha de clases y de los pueblos, algo que es aceptado o impedido por intereses del capital, donde los estados ya constituidos son los que tienen la última palabra si el pueblo no se les enfrenta y gana la partida.