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Nacionales E.Herria :: 09/01/2013

Caperucita “La Roja”

Maité Campillo
*A todos los y las pres@s políticos de Euskadi y el mundo (por sus derechos y retorno a sus hogares), en especial a ellas, protagonistas de esta historia.

Hombres disfrazados de lobos se acercaban a paso nada amistoso -digamos que a paso militar-

La raíz se revela

¿Año nuevo, con día de reyes, así empieza todo lo nuevo del año?

Acaso alguna vez algún rey ha dado algún tipo de regalo a los hijos del pueblo? Hasta cuándo el “cuento” de nunca acabar con lo que han traído siempre: castigo, y de postre pan para hoy hambre para mañana? Esa gente y su corte, no es buena gente. Hora de abrir los ojos y dejar “los cuentos” escritos por “lobos”.

Propongo empezar una noche como esta con bucho de café de puchero, y una lectura colectiva de ‘Cuentos en Familia’, esos que están escritos entre todos nosotros. Les envío uno para empezar los nuevos días del año con nuevos pies, oídos, ojos, manos.

A todas las abuelas del mundo que lo quieran hacer suyo; para Lia de forma muy especial, y a Mirta Li (de argentina); a Argi, por inteligente y rebelde, mi consejera particular Euskaldun; a Talía, aunque la falten muchos años para ser abuela, por su irradiante juventud voluntariosa, por toda esa luz generosa que ha aportado en algunos capítulos, símbolo de combatividad, juventud rebelde la suya.

*A todos los y las pres@s políticos de Euskadi y el mundo (por sus derechos y retorno a sus hogares), en especial a ellas, protagonistas de esta historia.

Los Fueguitos hablan, airean una pancarta sobre la ventana del mundo: ¡¡No más vidas ni muertes a lo bonzo!!, traspasan las fronteras, nos encontramos abriendo la puerta del 2013.

Siiiiiiiiiiii, que viene el “lobo”!!!

Los fueguitos prenden una llamarada de alerta

Vivía la abuelita tranquilamente en su casita ubicada en una pradera cercana a un bosque encantado. Un rió claro y alegre bajaba acercando sus aguas frente a la casa. Vivía sola de lo más atareada pues a pesar de sus muchos años de historia mantenía un temple que desafiaba a cualquier joven de la aldea. Espíritu luchador y entusiasta el de la abuela, esa es ella!, se bañaba y refrescaba en el río después de cada trabajo tan libre como nació. Cuidaba con esmero tanto su cuerpo como su humilde huerto- jardín, tenía frescas sabrosas y ricas verduras, alguna que otra gallina la abastecía de huevos, un gallo altivo que la alegraba las mañanas con su canto, y un barranco abajo por donde se dejaban ver algunas camadas de conejos libres, también una familia de chanchitos, a esos txerrik, los cuidaba con especial esmero ya que eran base importante en el valle para sus vidas, la matanza del año la convertía en una gran fiesta entre toda su gente. Luego estaba Misu. Misu era su gat@ sin definición sexual que incordiaba a las gallinas y conejos, bueno, a todos incordiaba con sus diabluras. Pero había un gallo presuntuoso en el valle que le hacía frente, Misu pasaba escurriéndose la más de las veces: Ez naiz ni beeratzen txarkeria orietara = No me abato yo a esas raterías, qué peleas y no peleas ni qué tener que enfrentarse a esos picos duros que se empeñaban vanamente en su pataleta. Misu era bien inteligente, caminaba siempre bien aviado, sin manifestar cobardía al gallo “lobo”.

Así iban transcurriendo felizmente los días para la abuela, año tras año, con la esperanza puesta en los domingos, único día que recibía la visita de su querida nieta, y que ya aprovecho a presentar como Caperucita´ La Roja.

Cada domingo Caperucita llevaba con especial cuidado en su mochila, pastelitos de frutas exóticas, magdalenas caseras hechas a base de huevos del caserío de la abuelita, y flores, muchas flores silvestres fresquísimas y olorosas de muchos colores. Y ella, la abuela, le correspondía con besos, muchos besos y abrazos además de cestas de verduras, reponía frutas para que siguieran confitándolas durante el largo invierno. . . Pero un mal día, mientras la abuelita estaba en sus labores diarias, vio como una nube oscura fea, muy fea, pegada a la tierra se acercaba frente a su casa. Hombres disfrazados de lobos se acercaban a paso nada amistoso -digamos que a paso militar- la abuelita intuyó, peligro!, es el peligro que solo esta gente desprende tras sí como clavando una estaca en tu garganta, llegan los malos, terror!

Y, como una gacela corrió hacia la casa.

Trancó puertas y ventanas y se atrincheró; desempolvó con avidez la escopeta de caza que guardaba en un baúl, mas varias cajas de cartuchos necesarios para la eficacia real del instrumento. Abrió levemente una hoja de la ventana, y se parapetó sentada en una silla con su escopeta apuntando a los intrusos. Como a veinte metros se pararon los hombres disfrazados de lobos con botas, (sobrantes de una remesa del FMI, regalo de nuevo año a la OTAN), les delataban. . .

Al ver el cañón apuntando desde la ventana recularon los huevones, era la comisión de desahucios judicial acompañada de:

La comisión de embargos del banco de taladores de árboles.
La comisión municipal de la pradera.
La comisión de montes, ríos y caminos.
La comisión de mujeres de apoyo a las “buenas costumbres”
La comisión episcopal, encabezada por el párroco y dos monaguillos
La comisión de policías del municipio
La comisión de policías de marrón
La comisión de policías de verde
La comisión de policías de gris
La comisión de policías de azul
La comisión de policías de negro
Todas la comisiones de policías y conductas habidas y por haber desde el triunfo del general. Uf!, aquello no acababa nunca, todo un ejército para la viejita!!!

La abuelita seguía observándolos desde el filo de la hoja de una de las ventanas. El delegado judicial se adelantó dando dos pasos adelante, con un papel en la mano, y empezó a leer un edicto -según los artículos 20-21 -23 y 24: estoesmio porque medalagana, patatín y patatán, cuando de repente. . .

¡¡Pim, pam, pum, fuego!!

El delegado cayó fulminado, y la hoja de papel voló, voló, volóooooo. . .

La abuelita acertó de lleno con el primer disparo. Los hombres disfrazados de lobos se cagaron los calzones escurriéndose como pudieron a esconderse, pero la abuelita diestra con su escopeta repetidora lanzó una lluvia de pólvora que resonó por todo el bosque. Sin demora de tiempo, la inquieta Misu planea una estrategia. Voluntariosa como siempre de un entusiasta contagioso, sale como un rayo despavorida, casi volando, en dirección hacía el bosque. Llegó al poco con la lengua fuera y los ojos desorbitados a la casa de Caperucita. Ésta, al ver a Misu, con su carita implorando como gritando -peligro, peligro, socorrooooo!, la abuelita necesita ayuda, vamos muévete pequeña!

Caperucita no lo dudó un segundo, cogió una cesta de mimbre y. . . Pero esta vez intuyendo el peligro en los ojos de Misu, en vez de pastelitos la llenó de cartuchos, ay eneeee!, y, salió tras los brincos felices de la alegre y juguetona, que yo siento como gata más allá de su sexo, camino de su casa. Por el sendero se le unieron un grupo de leñadores. Los campesinos observaron, y en su caminar presintieron que necesitaban refuerzos, los mineros, adas del bosque, las ardillas, junto a monit@s que se desprendieron de las ramas en un griterío de llamada de la selva tremendo, por nada del mundo se perderían el desenlace de tremenda unión, hasta los bellos lobos del bosque de la aldea salieron a la defensa de la selva de la tierra, ellos sí que sabían como era esa gente de la ley, ellos sí que han sufrido generación tras generación el acoso de los cazadores del reino y serviles de éste, revolotearon impacientes entre las piernas de los marchantes aullando consignas que hacían hervir la sangre de los delegados del bosque, que juntos todos pecho henchido deslizaban sus pasos por el valle en un atronador rumor de cantos y vítores. Mientras, los policías de diferentes colorines y colorones. . .

comandados por el cura falangista se parapetaron para la carga final a la que estaban adiestrados como remate y solución ante cualquier descarrilamiento, para seguir manteniendo impune la conducta del corrompido general, y seguir en “paz con dios y las buenas costumbres”. Había que defender a toda costa los ideales del movimiento imperial, por encima de la aldea!!. . . con la vil intención de dar candela a la casa embargada, se revolvió como alimaña infecta su odio a la población cuando de repente. Pero noooo, no, no, nooooooooo!!

Gritaba hasta enronquecer la comisión bancaria:

¡Noooooooo!, si queman la casa, no tenemos casa, nos quedamos sin casa! Quemen sólo a la abuelita, descerebradooosss, pedazo de zoquetes!

La abuelita al oírlo se le hacían los ojos txiribitas apuntando a cuanto comisionado se movía:
¡Ya llevo cuatro o cinco! -se decía a sí misma dándose ánimos ante las fieras humanas y les gritaba embravecida de rebeldía:
¡¡Antes muerta que desahuciada, vampiros, alimañas!!

Cuando las municiones se le estaban acabando, y los comisionados se acercaban para acabar con su presa. . . aparece la nieta, Caperucita´ La Roja!, seguida de una multitudinaria red roja desfilando, todo tipo de seres residentes del valle y bosque encantado apareció por el horizonte, dispuestos a impedir la capitulación y muerte de su abuelita. La multitud avanzaba, con ella en cabeza, a paso decidido, a por todas!, gritaron, no faltaron las herramientas de sus trabajos a la convocatoria, se agitaron los machetes, las hachas grandes de aiskolari, guadañas, toletes de lucha guanche, makilak, escopetas robadas al señorito pretencioso de las tierras, tirachinas, hondas. . . El primero en desaparecer ante la avalancha que se avecinaba fue el cura y los monaguillos. La estampida en retirada fue general, sálvese el que pueda!!

Caperucita, llegó hasta el parapeto de la abuela.

Lo primero es lo primero, la llenó de besos, y seguido la recargó la escopeta con nuevas municiones. Tras los apasionados besos, la abuelita siguió disparando a los que escapaban camino al bosque, mientras gritaba: noooooo, en el bosque los “humanos de la buena conducta” noooooooo, nooooooo!. Tras la calma, su casa fue la casa del valle más concurrida, invitó a todos a ricas verduras, frutas, todos aportaron, hubo asado y fiesta en el valle, tremendo banquete organizó la abuela con los entrañables seres de la aldea y bosque encantado! Y, plantó una bandera sobre la puerta de la casa, la bandera del triunfo, y un cartel bien grande que decía:

¡¡Esta Casa es Comunitaria, no se toca, pendejos!!

Meses después del tremendo desafío a la ley del castillo

o, quise decir, a la ley del castigo. La abuelita de Caperucita me invitó a su casa, sí, jajaja! Y, entre conversación y buchito, que nadie como la abuela para colar un buen café. . . me dió la famosa receta de como cocinar un buen pastel borraco, ja, ja! Jajajaaa!! Huy!, he vuelto a despistarme, por donde iba?, ‘toi’ colgada de la Luna de La Habana, jajaja! No tengo remedio. . . No es fácil!, lo de despejar el misterioso pastel borraco, que no borroka, ojito!!! Dispuesta hacer la receta, desafiándola como aventura, puse todo mi empeño sobre el dichoso borraco, al que piqué con gusto hasta triturar bien las nueces. Luego, pasé al misterio de si fue antes el huevo o la gallina, me tiene preocupada el descubrimiento, ay, vidalita! Bueno colegas, al asunto de la cuestión, no vuelva a despistarme. Pues eso, directamente despejé las yemas de las claras embadurnándolas ambas en azuquita de caña a ritmo de samba hasta reventar de ligeritas y esponjosas.

Observación importante. . .

En cuanto a la pesadita manta de manteca-quillas de las que tanto disfruta el FME, dije, échate pa ya y más allá, saturada!, y, agarré la esencia de Benedetti ‘De árbol a árbol’ cogí la botella de aceite de oliva virgen, millón de veces mejor sin duda!, sanísima la pura oliva. Y, hasta puedo yo responder a Mario que sí, que los árboles son solidarios entre sí con el quebranto entre ríos, lo mismo los olivos vareados por los braceros de Jaén y de Extremadura, con los sauces de Tacuarembó. Y, para que los caobos de corinto y cedros del Líbano aseguren bien su firmeza, y a raya al cacique Tío Sam que mantiene voraz al enemigo; vayan a creer que es la palma de Camagüey o el eucalipto de Tasmania!!, sino la sierra de las grandes madederas y el látigo del amo escondido tras los cuerpos siniestros de la noche.

Dejando clara esa observación. . .

Paso a agarrar el paquete, de la harina de trigo quiero decir, a la que añadí un soplo de buen polvo de levadura, ja!, cómo anda el servicio, señorito! Así mismo fue pueblo, y ya paso a la convocatoria más sugerente de la cuestión ¿Se dirán de copa a copa que el muérdago otrora tan sagrado entre los galos ahora es apenas un parásito con chupadores corticales?
Bauticé el dichoso borraco con vinito dulce de la Ribera alta de Araba, que me prestó Argi, porque una está recortada de muchas cosas. La conclusión que saqué es que hay que marear a buen ritmo de copa en copa, de árbol a árbol, de cepa en cepa entre ríos y quebrantos el asunto de los misterios milagrosos, en plan barricada de montaña, siempre al monte ante cualquier estampida, no lo duden!!, ya sea monte de harina, azúcar, o trigo. Si es posible hacerlo colectivo mejor. En ello va la garantía, así es como surge la puntillita almidonada en caña sin necesidad de frenarse ante v, b, acento, o apostrofe como lo de si primero fue el huevo y luego la gallina. La dignidad del obrero la pisan cuatro hijos de la gran chingada. FMI y FME de la misma opinión son.

Un consejo. . .

Lo de las nueces, triturada hasta hacerla polvo o a forma de lámina disecada, a gusto de la cultura de cada país. El vino, sí, eso sí, de la Rioja alavesa, de Chile o Argentina no ha de faltar. Si les resulta el precio una estafa, en la bodega de la Moncloa lo pueden arramplar, no pierdan cuidado ahí no llagan los recortes, tienen cientos de botellas del mejor vino del mundo. Por supuesto, insisto, en Europa, nada para mi como los de la Rioja vasca, riquísimo, su elixir aflora el aroma sobre los grados, asegurando el camino hacia la independencia del capitalismo e imperialismo, siempre dentro del molde de las alpargatas, nunca bota militar. Original molde que nunca falla una vez ajustas los cordones o cintas alrededor, se aconseja tras el baño, manteca a los pies perfumada al vino de moscatel por si mantuviera algún olor a extraño animal, muy bueno para dar elasticidad al cuero cabelludo y poder desprender el borraco horneado. Ojo!, no les pase como a Chaplin, vaya a quedar como goma de zapato, sequito mejor, y bien tostadito por fuera para incarle bien el diente.

El ritmo aconsejable es a 180º.

Para comprobar si está a punto, no le pegues un bocado antes de tiempo, vaya a pasar que el borraco sea agresivo aunque se disfrace de pastel. Mejor pínchalo bien ahí hasta el fondo, no se transforme en pan amargo o pez en vinagre en vez de vino y terminaríamos mareados de tanto alcanfor etiquetado. Ah, si se revuelve y eriza, sube la temperatura, que es que en los hospitales hay que pagar por las mantas y sábanas. . . Si por el crudo frío de invierno no ha llegado el punto álgido de la cata colectiva, espera, y pasa cuando estéis prestos a ello, a meterle la inyección del palito: si sale seco y sin apuro es que está, mas que listo, licenciado.

Maité Campillo (actriz y directora de teatro)

 

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