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Nacionales E.Herria :: 29/04/2013

El 1º de Mayo busca su futuro en el Boulevard donostiarra

Euskal Herriko Komunistak
En Euskal Herria sería conveniente recordar que la primera víctima del neoliberalismo fue la “vía chilena al socialismo”.

La realidad es tozuda y ya no es suficiente con reconocer los males del capitalismo. Y aunque progresivamente el sistema va mostrando su “verdadera cara” no parece que las luchas despeguen, o al menos no de una forma masiva, a pesar de los múltiples golpes que nos propina el sistema.

Padecemos una crisis nacida del ciclo económico que marcó, con la caída de la tasa de ganancia mundial, el fin de los alegres 30 años de bienestar keynesiano. Como respuesta al agotamiento estructural capitalista, de la Escuela de Chicago, a principios de los setenta, surgió la nueva mística neoliberal que contagió a la temerosa burguesía productiva, con sueños financieros de cartón-piedra que dieron con aquellos virtuales pelotazos, haciendo creer a la “ciudadanía del mundo” en una nueva “sociedad financiarizada” sin límites.

Frente a los que muchos piensan, la crisis no significa que el sistema esté a la defensiva sino todo lo contrario. Las clases dirigentes de la Tríada imperial (EEUU, la UE y Japón) asolan países y pueblos en defensa de sus intereses de clase. Reducido su ámbito de influencia y estando en claro retroceso económico, su supremacía ahora es cuestionada por la irrupción de las” economías emergentes”. Los intentos de readecuación sistémica pasan por recuperar el terreno perdido mediante la intensificación de la explotación de los países bajo su control y la de sus propias clases trabajadoras nacionales. Siria y Venezuela son los ejemplos más sangrantes de lo que está ocurriendo.

En Euskal Herria sería conveniente recordar que la primera víctima del neoliberalismo fue la “vía chilena al socialismo”. Desde el derrocamiento de Salvador Allende el resultado de las políticas liberalizadoras capitalistas no necesitan comentario. Aquellos tiempos fueron de persecución de Estado, de fuerte debate interno revolucionario y luchas continuas y qué duda cabe que lo siguen siendo.

Ya por entonces también se oían comentarios simplistas de “convertir las treguas en paz”. Y la paz era, como siempre, la tranquilidad de la burguesía. Para que esto no fuera así, en 1998, los comunistas abertzales pensábamos que llegaba el momento en que la Izquierda Abertzale y la vanguardia del pueblo trabajador, necesitaban un nuevo empuje para enfilar la construcción nacional situando el centro de gravedad en una lucha radical de masas, revitalizando aquella “conciencia nacional de clase” que marcó el camino desde finales de los sesenta, haciendo real el “marco autónomo de lucha de clases” que, en estos años de “guerra sucia del capital”, ha levantado el muro de una mayoría sindical vasca que hoy camina hacia la novena huelga general, arma de combate que muestra sin embargo, como en Grecia, síntomas de fuerte agotamiento.

En el año 2008, los comunistas abertzales iniciamos aquella campaña de “NO HAY SOLUCIÓN A LA CRISIS DENTRO DEL SISTEMA”. La vieja Europa ya estaba minada por poderes e instituciones obedientes a los llamados mercados.Desgraciadamente hemos aprendido mucho en poco tiempo. La Izquierda Abertzale ha sufrido la persecución salvajemente ética de los “demócratas” del PP, PSOE, UPN y PNV que no han podido tapar sus vergüenzas financieras despreciando las necesidades extremas de nuestro pueblo con su catecismo victimista.

Junto a la pobredumbre de los partidos sistémicos se ha destapado también la realidad de las grandes “empresas vascas” instaladas en paraísos fiscales (IBERDROLA, BBVA) con enormes ganancias disfrutando del favor fiscal de la Diputación de Bizkaia o expulsando al paro a un tercio de sus empleados en Nafarroa (GAMESA). Y podríamos hablar en Gipuzkoa de CAF, todo un siglo de esfuerzo de muchos miles de trabajadores, en la punta de las ganancias de fabricantes de trenes del mundo y dispuesta a liquidar el grueso de plantilla de su centro mundial en Beasain, y todo ello, acompañado por el continuo desguace de empresas vascas mientras contemplamos la dura realidad de padecer 8 desahucios diarios desde el estallido, que no comienzo, de la crisis. Decididamente no han aparecido aquellos famosos brotes verdes pero si el aumento considerable de brotes psicóticos que empujan a la desesperación y el suicidio. Y en esta situación límite tenemos que preguntarnos ¿Dónde están los brotes rojos revolucionarios?

Pero mientras nos imponen “legal y democráticamente” los ajustes necesarios, una vez más la juventud vasca, en el Boulevard donostiarra, nos ha marcado el camino de la lucha y la dignidad. Insumisión que en Euskal Herria significa confrontación, ruptura con el estado, con el sistema y marca el paso definitivo para crear un espacio libre con la fuerza de un poder popular que invierta el rumbo de la economía, con capacidad de decisión, asumiendo nuestro ser histórico político y social. Lo novedoso y lo inquietante para la burguesía regionalista y su policía ha sido el contemplar cómo esta forma de protesta proletaria se está extendiendo de forma muy rápida, poniendo, de forma colectiva en evidencia, la verdadera cara del orden establecido.

No puede sorprender a ningún comunista ni abertzale, que las primeras reacciones y medidas hayan tenido que ver con una seria advertencia para quienes pretendan ir más allá de la legalidad democrático-burguesa, además de medidas efectivas para intensificar la represión en forma de identificaciones masivas y arbitrarias, o el establecimiento de “perímetros de seguridad” en los domicilios de los gestores de la burguesía que sean “acosados” por los escraches. Es interesante observar y analizar el papel que están jugando en este conflicto los medios de comunicación más importantes de la burguesía española y vasca. En lo que han coincidido todos los grandes medios del capital (desde La Sexta hasta Intereconomía, pasando por El País, El Mundo, El Correo y Deia), es en su preocupación por que este tipo de protestas se intensifiquen y deriven en otras más contundentes.

Afortunadamente, los debates desarrollados en los últimos tiempos en Euskal Herria han abierto la puerta a ir un paso más allá en la cooperación y organización de todos aquellos que aspiramos y luchamos por la conquista de un estado socialista vasco. La colaboración, el intercambio de experiencias, de conocimientos, la síntesis de sensibilidades distintas y la puesta en común de recursos deben y pueden facilitar la elaboración de un programa económico, social y político que pueda convertirse en un referente claro y unificador de las luchas en curso y las que se avecinan, no para reformar el sistema, sino para acabar con él.

La organización surge de la lucha y de la unidad progresiva de los numerosos focos rebeldes en fábricas, barrios, eskualdes y taldes estructurados como PUEBLO TRABAJADOR VASCO, sujeto que marque, definitivamente, la estrategia ofensiva que nos lleve a la libertad y la emancipación.

O ellos o nosotr@s.

 

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