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Nacionales E.Herria :: 21/05/2013

Emotivo recuerdo a los presos fugados de San Cristobal

Txinparta
A pesar del mal tiempo, cerca de 200 personas subieron, a pie o en coche, a lo alto del monte Ezkaba

Quienes acudieron ayer al homenaje a los presos del fuerte de San Cristóbal, demostraron que ni el peor de los días de primavera puede con la firme intención que les mueve: reivindicar que el recuerdo es necesario para avanzar hacia un futuro mejor que el injusto pasado que padecieron los presos del fuerte entre los años 1934-1945. Ellos y sus familiares, porque uno no está solo. Ni mucho menos. Y basta el noble empeño de un solo nieto o sobrino, o de una madre obstinada, para que se vaya tejiendo esa red de emociones y amistades compartidas que, poco a poco, va reparando corazones rotos bajo el paraguas solidario de Txinparta. Un año más, la sociedad cultural organizó el tradicional homenaje en el domingo más cercano a la fecha del aniversario de la fuga del fuerte de San Cristóbal (22 de mayo), de la que se cumplen ya 74 años. A pesar del mal tiempo, cerca de 200 personas subieron, a pie o en coche, a lo alto del monte Ezkaba.

Entre ellas, especialmente emocionados y “muy agradecidos”, familiares de los dos presos que fueron exhumados en esa misma mañana de insistente lluvia, frío y humedad: Emiliano Esteban Benito y Juan José Martínez Sánchez. Los trabajos de los técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi se vieron dificultados por el agua y el barrizal, pero la memoria venció y los familiares pudieron poner fin a la larga e injusta espera recibiendo los restos de los suyos. “Gracias en nombre de mi madre, que setenta años después sabe dónde está su padre”, dijo Mercedes, nieta del exhumado Juan José Martínez Sánchez, natural de Caravaca (Murcia). Tenía 42 años y estaba casado. Alpargatero de profesión, falleció por colapso cardíaco el 25 de septiembre de 1942. “Estamos muy agradecidos y sentimos una satisfacción enorme porque nuestra madre va a quedar tranquila. Era su obsesión, saber dónde estaba su padre, y gracias a toda esta gente hoy podemos saberlo”, añadieron Mercedes y sus hermanos Toni y Francisco, que se trasladaron desde Barcelona para estar presentes en la exhumación de su abuelo. La de Emiliano Esteban Benito, albañil natural de Madrid, casado y muerto a los 42 años por enfermedad en la prisión del fuerte el 17 de mayo del 42, resultó más costosa, y hasta pasadas las tres de la tarde no se pudieron sacar sus restos del cementerio de San Cristóbal.

COMPARTIR “Recordar, reivindicar, compartir, celebrar”.

Son los objetivos del homenaje anual a los presos del fuerte, en palabras de Koldo Pla, miembro de Txinparta y coordinador del acto. “Reivindicar el reconocimiento institucional y la anulación de los juicios sobre los que investiga la jueza argentina… Aquí, en este fuerte, hubo una docena de argentinos”, recordó Pla, quien anunció que pronto se abrirá la primera fosa de la fuga.

Sus palabras, como las de familiares comprometidos y trabajadores en favor de la memoria histórica de diferentes puntos del Estado, como Juan José Martínez Blanco, de A Coruña, volvieron cálida la fría mañana de homenaje. El décimo ya para Julia Mayorga, vallisoletana de 81 años que también tiene su historia personal y su desaparecido, y que a pesar de las dolencias de la edad no falta a la cita en el fuerte. Sabe que en compañía se hace mejor el camino.

 

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