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Nacionales E.Herria :: 19/05/2015

Entrevista a Manuel Delgado sobre la Capitalidad Cultural de Donostia 2016

Hirian.com/2016 Desokupatu
Manuel Delgado, antropólogo: “El producto final de la Capitalidad Cultural será una ciudad más cara, exclusiva y, por tanto, excluyente”

 

MANUEL DELGADO ES ANTROPÓLOGO Y AUTOR DE OBRAS COMO “BARCELONA: CIUDAD MENTIROSA”. RECIENTEMENTE OFRECIÓ EN KOLDO MITXELENA KULTURUNEA LA CHARLA “2016: LA CULTURA COMO EXCUSA. CAPITALIDAD CULTURAL Y MERCADO DE CIUDADES”

 

El movimiento “2016 Desokupatu” traía hace escasas fechas al profesor catalán Manuel Delgado a Donostia con el ánimo de invitar al debate y al cuestionamiento social de la Capitalidad Europea de la Cultura 2016.

 

EN SU CHARLA COMENTÓ QUE LE HABÍA SORPRENDIDO LA PRESENCIA DE ALGUNOS PARTICIPANTES EN LA PROPUESTA DE LA CAPITALIDAD DONOSTIARRA PARA 2016…

En efecto. Había encontrado proyectos tras los cuales había personas que conocía personalmente y que asociaba a posiciones muy críticas contra la institucionalización y la mercantilización de la cultura. En concreto, era gente con la que había compartido la oposición al Fòrum de les Cultures en Barcelona en 2004, un proyecto que fue la consecuencia del fracaso de Barcelona en orden a obtener la Capitalidad Cultural en el año 2001.

 

USTED HABLA PRECISAMENTE DE FALTA DE VOCES DISONANTES ANTE UN PROYECTO QUE DESPIERTA UNA UNIFORMIDAD DE OPINIÓN SOSPECHOSA… ¿POR QUÉ ES SOSPECHOSA?

Es sospechosa, pero no extraña. De entrada, este tipo de eventos se convocan invocando principios abstractos universales que no pueden ser contestados. En este caso, nadie puede estar contra la Cultura, entendida casi como una divinidad a la que hay que rendir culto, aunque no se explique qué se está entendiendo en la práctica por tal “cultura”.
Que estas operaciones que no son sino de pura mercadotecnia urbana se protejan tras valores místicos incuestionables hace que cualquier oposición pueda ser presentada como una estridencia o una extravagancia.
Porque, ¿cómo se puede estar contra la Cultura? ¿En qué cabeza cabe? Por otra parte, en estas ocasiones todas las instancias con algún tipo de vínculo institucional o empresarial pueden estar convencidas de que es posible obtener algún tipo de ventaja o beneficio, con lo que se impone el principio de que no conviene quedarse fuera del reparto del pastel. Eso vale incluso para sectores críticos, que pueden encontrar una oportunidad para obtener soporte para sus iniciativas. De hecho, va a ser imposible escapar de la gravitación de un evento como el que se prepara: todo lo que se haga el año de la Capitalidad Cultural irá a parar directamente a su agenda, lo quieran o no quienes impulsen esas iniciativas abducidas, por decirlo así.

 

SI NO VE ASPECTOS POSITIVOS A ESTE TIPO DE EVENTOS, ¿HAY ENTONCES ALGÚN OBJETIVO OCULTO EN LA CAPITALIDAD EUROPEA DE DONOSTIA?

Yo no creo que sea un objetivo oculto el que anima el proyecto. Todos esos eventos acarrean mejoras en las infraestructuras, nuevos equipamientos, adecentamientos de todo tipo en el paisaje urbano, cualificación del espacio público…. Esos efectos en sí mismos no podrían ser valorados sino positivamente, si no fuera porque en la práctica aparecen puestos a disposición de un mercado inmobiliario y turístico al que las ciudades concurren en busca de inversores. Ése es el resultado de la ciudad concebida como negocio, en que cualquier iniciativa está indefectiblemente orientada a la obtención de beneficios particulares.
El producto final es una ciudad más cara, más exclusiva y, por tanto, más excluyente. Y, por supuesto, con muchos, muchos más turistas, que acabarán saturando el espacio urbano y expulsando de él a quienes habían sido sus vecinos y usuarios.

 

ASÍ QUE AL FINAL EL EVENTO NO SERÍA TAN BENEFICIOSO COMO SE PODRÍA PENSAR EN UN PRINCIPIO; NO AL MENOS PARA LA CIUDADANÍA.

Vivimos hoy una fase que no es sino de usurpación capitalista de las ciudades o, si se prefiere, de espacialización del capitalismo. Lo que en la actualidad es la gran fuente de plusvalías es, sin duda, el espacio urbano. En ese sentido, no encontramos por doquier sino dinámicas de terciarizacion, de gentrificación, de tematización… Los grandes eventos son, en ese sentido, operaciones publicitarias, grandes spots en los que los ciudadanos son relegados al papel de figurantes que complementan y dan un toque de color local al anuncio. En eso consiste el neoliberalismo que, a diferencia del liberalismo clásico, exige a la administración pública que le depare seguridad policial y, como en este caso, un surtido de efectos especiales. En las ciudades actuales, especular empieza siempre por espectacularizar. Después del gran show cultural, Donostia será más bonita, más limpia, más reluciente, más culta, pero no habrá disminuido en absoluto el ritmo que en los últimos años ha hecho agudizar las diferencias sociales. Habrá los mismos pobres y los mismos excluidos, incluso más, pero no se verán. En eso consiste el gran truco que permite colocarse en el mercado de las ciudades fashion: en conseguir que lo feo y lo indeseable continúe existiendo sin que se perciba y, por descontado, que los feos e indeseables se conformen con su suerte, sabiendo que están viviendo en la ciudad más guay del mundo.

 

ADEMÁS DEL BENEFICIO ECONÓMICO, UN EVENTO DE ESTE TIPO TAMBIÉN PROCURA REVESTIR A UNA CIUDAD DE VALORES… ALGUNOS DE LOS QUE SE CITAN EN EL AVANCE DEL PROYECTO DE LA CAPITALIDAD SON LA CONVIVENCIA, LA SOLIDARIDAD, LA DIVERSIDAD, LA IDENTIDAD, LOS DERECHOS HUMANOS, EL FEMINISMO, EL BIENESTAR, EL PATRIMONIO NATURAL… ES DIFÍCIL IR CONTRA UN PROYECTO QUE FAVORECE DICHOS VALORES… 

En efecto, la apropiación capitalista de las ciudades se ve siempre acompañada de la invocación a altisonantes principios abstractos, irrevocables y universales, entre los cuales destaca el de la cultura, entendida como una instancia en cierto modo sobrehumana y con capacidades casi salvíficas sobre quienes entran en contacto con ella.
Es en ese ámbito, que se representa como segregado y que se coloca bajo el epígrafe de cultural, en el que las políticas de promoción urbana y competencia entre ciudades encuentran en la actualidad un valor refugio con que dotar de singularidad lo que en la práctica son estrategias de mercado, además de fuentes de prestigio para las instituciones políticas ante la propia ciudadanía. Es importante que al resultado de las intervenciones que se presentan como regeneradoras del tejido urbano quepa asignarles el atributo de creativas, dando a entender que han ido acompañadas de la radicación de industrias e instituciones en condiciones de proveer de bienes y servicios inmateriales. El objetivo es que las ciudades merezcan el título de smart cities, “ciudades inteligentes”. Para eso, es preciso convertirlas en nicho de instituciones culturales de renombre y escenario para grandes eventos igualmente culturales, como el que se prevé para Donostia el año que viene, componentes clave para hacer de ellas núcleos hiperactivos de producción de imágenes y significados, que colocan el dinamismo intelectual, si es menester rupturista, al servicio de ideales universales como son el capital humano, la sostenibilidad ambiental, el multiculturalismo, la calidad de vida, el humanismo tecnológico, el cosmopolitismo, la participación ciudadana, etc.

 

EN DICHO AVANCE SE DICE QUE “LAS RELACIONES ENTRE PERSONAS Y LAS REDES QUE SE HAN CREADO ESTÁN PENSADAS PARA QUE PERMANEZCAN MÁS ALLÁ DE 2017”. ¿EN QUÉ SE TRADUCIRÁ ESTO A POSTERIORI?

En nada sustancial que no sea en la generación de una imagen ficticia de la ciudad. Se habrá creado una ciudad de catálogo, una ciudad que no existe más que en los prospectos y las guías debidamente puestas al día con sus nuevos ingredientes “culturales”. En la práctica, lo que quedará es la prueba de cómo los gestores culturales hubieran acudido en refuerzo de la labor de los “técnicos” urbanos, es decir de los urbanistas, arquitectos, teóricos y burócratas que han recibido el encargo de dejar listas las ciudades para su comercialización. Vamos a ciudades en las que se quisiera que ya no hubiera usuarios, sino clientes y espectadores, concebidas en sí mismas como recursos económicos, ajenas, cuando no enfrentadas, a la ciudad real. Eso no es lo que le espera a Donostia: es lo que ya tiene o, mejor dicho, padece.

 

LO QUE A USTED PARECE PREOCUPARLE SOBREMANERA ES QUE SE TRATE DE IMPONER A LA POBLACIÓN UN DETERMINADO MODELO CULTURAL. DE SUS PALABRAS SE DESPRENDE LA DEFENSA DE UNA MÁS DEMOCRÁTICA, EN LA QUE CADA PERSONA PUEDA TENER SU PROPIA IDEA DE LO QUE ES CULTURA Y EL DISFRUTE DE ELLA. ¿IRÍA POR AHÍ SU IDEA CULTURAL? 

Para mí la cultura es la capacidad que tienen los seres humanos no de vivir en sociedad, sino de crear la sociedad en que viven, la competencia que tenemos para inventar mundos y habitarlos después. Pero eso no tiene que ver con lo que se da en llamar “cultura”, un tipo de productos y productores a los que se obliga a existir en esa especie de reservas naturales que son los centros culturales o los museos, lugares cerrados en que los visitantes reciben la cultura como si fueran lenguas de fuego pentecostal y que no espera de las personas nada que no sea la de devenir receptores pasivos. La cultura, si fuera algo, sería lo que uno ve discurriendo por las calles en el día a día: la vida. En ese sentido no se ve cómo se puede convertir a Donostia en una capital “cultural”. Ya lo era antes de que alguien la “designara”. Siempre lo ha sido.

 

EL PROYECTO DONOSTIARRA PRESUME DE SER PARTCIPATIVO, ABIERTO A LA CIUDADANÍA. EL TÍTULO QUE SE LE DIO FUE EL DE “OLAS DE ENERGÍA CIUDADANA. CULTURA PARA LA CONVIVENCIA”.

Todo eso es mentira. Son coartadas que no significan nada. Es una retórica hueca que funciona para comprar complicidades y sumisiones. Se ha visto siempre y en otros sitios. Por otra parte, en eso consiste la dominación: en conseguir no solo mandar, sino ser obedecido, y que los dominados entiendan el lenguaje en el que se ejerce la dominación. Los sometidos han de entender que se les somete por su propio bien y que obedecer también tiene sus ventajas.

 

FOTO: MANUEL DELGADO EN DONOSTIA. 2016 DESOKUPATU

http://www.hirian.com/2015/05/15/el-producto-final-de-la-capitalidad-cultural-sera-una-ciudad-mas-cara-exclusiva-y-por-tanto-excluyente/

 

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