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Nacionales E.Herria :: 18/12/2012

Se va…dejando huella de sangre

Mikel Arizaleta
Queremos clarificación del caso Cabacas y exigimos funcionarios honrados en la defensa de los derechos de los ciudadanos de nuestro pueblo

Este lunes empiezan a declarar algunos de los ertzainas que estuvieron presentes la noche del 5 de abril de este año, en la que una de sus pelotas de goma hirió de muerte a Iñigo causándole la muerte unos días más tarde. Tras 8 meses no se ha aclarado ni a familiares ni a amigos de Iñigo el asesinato llevado a cabo por los funcionarios de la consejería de Interior, dirigida por Rodolfo Ares.

Sin embargo, se está juzgando a personas por pedir justicia y esclarecimiento de este caso ante Ares antes de verano y en el palacio Euskalduna, se les acusa de alterar el orden público. Una prueba más de que la Justicia entre nosotros es un horror, cuento macabro.

Con frecuencia, más que apaciguadores y restablecedores de la convivencia aparecen como provocadores de alboroto, de la mala leche y el desvarío

El Sr. Rodolfo Ares, el ex consejero de Interior del Gobierno vasco ya en su día amaneció muy tarde con su explicación sobre la muerte de Iñigo Cabacas Liceranzu. Y ya entonces su explicación sonó a milonga, como suena a menudo cuando califica como “respuestas proporcionadas de sus chicos ante provocaciones de energúmenos” lo que a menudo los presentes describen como “razzias bestiales y sin sentido de fuerzas policiales enmascaradas y fuera de control”. Algunos medios, sumisos y plegados, suelen describir la escena -dando cobertura al desmán- con un “se vieron obligados a intervenir”.

Pero los testigos vieron a ertzainas embozados fuera de control y a mandos pidiendo tiempo para calmar a sus números. Con frecuencia estos ertzainas, dirigidos por el Sr. Ares, más que apaciguadores y restablecedores de la convivencia aparecen como provocadores de alboroto, de la mala leche y desvarío. Con Ares y también antes de Ares.

Los medios que emplean sus agentes, ilegalmente anónimos e indocumentados, son corrosivos y transgresores de derechos humanos. Los embozados, a juzgar por sus relatos, contestaciones y actuaciones, aunque grandes y fortachones muestran con demasiada frecuencia un perfíl intelectual y emocional bajo, careciendo de la talla humana requerida. Calamares en su tinta con cierto olor putrefacto. Hemos visto con frecuencia su “brutalidad” policial, por citar tan solo dos casos guardados en la memoria, con el vitoriano Xuban Nafarrate y en el desalojo de Kukutza, gaztetxe cultural de Rekalde.

No cabe resignación, se requieren y exigen nuevos mandos y nuevos perfiles, agentes con rostro humano.

Exigimos funcionarios honrados en la defensa de los derechos de los ciudadanos no cobardes y mendaces ante su responsabilidad

El Sr. Ares se va, se ha ido, dejando huella de sangre tras sus pasos. Él y sus funcionarios, sus ertzainas, encargados entre otras cosas de esclarecer muertes y asesinatos de otros son incapaces de resolver los suyos propios, de salir a la palestra y aclarar y confesar su crimen. Prestos a pedir ayuda para esclarecer ejecuciones extrañas son incapaces de prestar apoyo y poner dignidad y honradez en su trabajo de clarificación del asesinato propio.

Queremos clarificación del caso Cabacas y exigimos funcionarios honrados en la defensa de los derechos de los ciudadanos de nuestro pueblo, no cobardes y mendaces ante su responsabilidad y prestos a acusar y verter en otros su propia ineptitud.

 

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