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Nacionales E.Herria :: 05/01/2015

Amnistía. Carta abierta a Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero

Galo Martínez de la Pera "Goiuri"
Si se quiere recuperar la democracia el primer paso es la abolición de la legislación antiterrorista

El día 10 de Enero, como ya sabréis, miles de ciudadanos nos reuniremos en Bilbao para exigir que se respeten los derechos humanos de los presos políticos vascos. La conculcación sistemática y metódica de los derechos de nuestros presos ― no olvido a los presos políticos del GRAPO ―, conculcación negada y silenciada, también metódica y sistemáticamente, tanto por los medios de comunicación como por los políticos de la casta, la conocéis sobradamente. Aunque nunca os he oído hablar y denunciar ese quebrantamiento sistemático y metódico de los derechos humanos ― incluso de sus propias leyes represivas ―, supongo que lo habréis hecho en más de una ocasión. Esa es la razón por la que me atrevo a animaros a que vengáis el día 10 a Bilbao.


Me gustaría aclarar, sin embargo, que esa reivindicación humanista y humanitaria no es sino el primer paso de un camino que acaba en la AMNISTIA. Y esa aclaración no os la hago a vosotros, que no la necesitáis, sino a muchos de nuestros políticos que parecen considerar tal reivindicación como algo utópico y fuera de lugar. Me quiero apoyar en vuestra presente autoridad moral y en vuestro futuro poder político para que esos timoratos puedan entender que la amnistía tanto de los presos y exiliados políticos vascos como los del GRAPO es la condición imprescindible no sólo para alcanzar una verdadera paz sino para construir un nuevo tipo de Estado. Con vuestra ayuda explicaré a esos olvidadizos políticos vascos el doble fundamento, histórico y legal, de la amnistía.

El fundamento histórico de la amnistía nos lleva, como en más de una ocasión lo habéis recordado vosotros, al comienzo de la insurrección fascista contra el legítimo gobierno de la República. ETA y GRAPO, como antes lo fueron los maquis, no han sido sino los últimos brotes de resistencia contra una paz impuesta por los vencedores, primero por el dictador Franco y después por sus sucesores monárquicos. Tanto la paz del dictador como la de los Borbones es la paz de los vencedores, la paz de los facciosos. Ha llegado la hora, la que vosotros anunciáis, del armisticio; la hora de la paz de los perdedores. Un armisticio que abra la puerta a un nuevo tipo de Estado. No os tengo que explicar que la primera cláusula de ese armisticio ha de ser la amnistía de los militantes revolucionarios de ETA y del GRAPO (y, por supuesto, de los que sin serlo han sido acusados y condenados como tales).

Y no os lo tengo que explicar porque vosotros conocéis muy bien la ideología y la estrategia antiterrorista. También nosotros, por sufrirlas en nuestras carnes, las conocemos de primera mano. Por desgracia, los políticos de la casta están totalmente corrompidos por esa ideología y están conjurados, con el voto de silencio, a aceptar sin condiciones y sin rechistar cualquier atropello que se cometa bajo la bandera de la lucha contra el terrorismo.

El caso paradigmático es el pueblo palestino. Un pueblo masacrado y expulsado de su tierra, que es convertido, gracias a la estrategia antiterrorista, en un pueblo criminal y asesino. Y esa es precisamente la característica y el objetivo central de esa estrategia: convertir a los defensores del pueblo en criminales y asesinos, bestias humanas que no pueden exigir ningún tipo de derecho y a los agresores en defensores de la libertad y la democracia. Si los sionistas son los autores intelectuales de tal ideología y los que con más decisión y falta de escrúpulos la ponen en práctica, son los Estados Unidos, secundados por el occidente de pasado colonialista, la que la extienden y ejecutan a lo largo y ancho de todo el mundo.

La estrategia antiterrorista se basa en la identificación de la violencia de las luchas de los pueblos oprimidos con una doble violencia, la de los nazis (reductio ad Hitlerum, en la que son expertos los sionistas) y la de las mafias (aquí los expertos son los yanquis).

Ese deslizamiento metonímico, que está en la base de toda estrategia antiterrorista, es una proyección que revela la doble raíz oculta de la democracia neoliberal: la mafia de los banqueros y el núcleo fascista.

La consecuencia de este deslizamiento es doble: primero, se niega que haya una injusticia o problema de opresión; segundo, se rechaza toda posibilidad de negociación ―es decir, de solución de la injusticia que provoca la violencia popular ― y sólo se admite la vía de la represión y el exterminio: ¡con los nazis y la mafia no se negocia! (¡Falso! El capitalismo financiero sí negocia con los nazis y las mafias, y pingues beneficios saca de esas negociaciones). Estaréis de acuerdo conmigo que ni ETA ni GRAPO son organizaciones mafiosas ni nazis ― todo lo contrario, son luchadores antifascistas y anticapitalistas ―, y que su violencia, por muy rechazable y condenable que sea, de ninguna manera es una violencia mafiosa ni nazi sino que es una violencia que surge para responder a la opresión política neofascista y a la explotación mafiosa del pueblo.

[La estrategia antiterrorista legitima no sólo la muerte y el asesinato de los considerados como terroristas sino la masacre y matanza indiscriminada de civiles. Provoca la indefensión legal de todo ciudadano y legitima la tortura en todos sus grados hasta el exterminio físico. La estrategia antiterrorista es una estrategia criminal, diseñada para acabar con con todo aquel enemigo, interior o exterior, que se oponga al dominio del capital financiero occidental y a los grandes Estados que lo defienden. Estados controlados y dirigidos por omnipotentes servicios de inteligencia que no sólo controlan todos nuestros movimientos y gestos sino, y esto no hay que olvidarlo, son los centros que elaboran la ideología dominante de estos Estados.
Estrategia criminal que necesita para perpetuarse el eterno retorno de la guerra y de la represión, el eterno retorno de la crisis y y el eterno retorno del espectáculo.]

Si se quiere recuperar la democracia el primer paso es la abolición de la legislación antiterrorista y la oposición decidida a la estrategia antiterrorista impuesta por los Estados Unidos y el sionismo. La inversión de esa estrategia supone reconocer el carácter político tanto de la lucha de ETA como del GRAPO, el abandono de la tortuosa y denigrante vía del arrepentimiento y la concesión de la completa amnistía para todos sus militantes, y de todos aquellos que sin serlo han sido condenados como tales (por ejemplo, Arnaldo Otegi y Rafa Díez, por nombrar dos conocidos líderes políticos).

Aunque vuestras razones serán, no me cabe duda, más brillantes y profundas que las mías, espero que estéis de acuerdo en que la amnistía es necesaria tanto para construir la paz de los perdedores como para construir un Estado no regido por leyes que condenen y criminalicen la lucha popular. La primera condición mira al pasado y tiene como objetivo cerrar las viejas heridas y superar los antiguos odios. La segunda, por el contrario, mira al futuro, y nos permitirá a los euskaldunes luchar, en igualdad de condiciones, por un Estado independiente y soberano. Me temo que en esa lucha estaremos enfrentados, pero hasta Maltzaga (como decía Telesforo Monzón), es decir, en la lucha por la amnistía, podemos caminar juntos.

Espero veros, por tanto, en Bilbao el día 10. A las cinco de la tarde.

Un abrazo

GALO MARTÍNEZ DE LA PERA "GOIURI"

 

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