Contra el juicio a Herri Batasuna

Se trata de culminar un proceso de criminalización de la actividad política de toda una generación, de persecución de las ideas independentistas y de castigo a la subversión popular

En los últimos 30 años la sociedad alavesa ha experimentado profundas transformaciones en todos los aspectos. Estos cambios no son casuales, sino que se deben a la interacción de múltiples factores entre los que queremos destacar la labor y el compromiso de las personas que nos reclamamos de izquierdas y abertzales.

En los barrios, pueblos, centros de estudio, fábricas, instituciones... allí donde había un problema, se cometía una injusticia, o surgían nuevas iniciativas sociales o culturales, estábamos los y las militantes de Herri Batasuna aportando nuestro grano de arena para lograr una Araba más justa, democrática y solidaria.

Sin duda, hemos cometido errores personales y colectivos y, como consecuencia, algunas personas han podido ser perjudicadas, pero no se nos puede achacar que esa haya sido nuestra intención o nos haya guiado el interés personal. En un momento donde la confianza en los partidos políticos está en horas bajas y el concepto de militancia y compromiso se diluye cada vez más, queremos reivindicar nuestra participación en las estructuras territoriales y/o institucionales de Herri Batasuna. Incluso desde otras posiciones políticas, y a pesar de las lógicas discrepancias, siempre se ha reconocido el carácter de nuestra militancia, de nuestras convicciones y de nuestra responsabilidad y entrega para conseguirlas.

En estos días se celebra el juicio del sumario 35/02, cuya instrucción se enmarcó en la estrategia de ilegalización de la izquierda abertzale impulsada por el Estado español y que todavía hoy perdura, como dramáticamente podemos comprobar con la apertura, once años después, de la vista oral, con altas peticiones de prisión para castigar una labor meramente política.

Evidentemente, se trata de culminar el proceso de criminalización de la actividad política de toda una generación, de persecución de las ideas independentistas como por aquel entonces reclamaba Mayor Oreja, y de castigo a la subversión popular catalizada en torno a la izquierda abertzale.

Sin embargo, luchar con coherencia por lo que se piensa, creer que las cosas pueden y deben ser de otra manera, que este mundo es manifiestamente mejorable, que la injusticia se sustenta en decisiones políticas, que las relaciones impuestas de poder son relaciones de dominio de unas personas sobre otras, de unos pueblos sobre otros... todo eso no tiene que ser delito.

En este sumario están imputados tres compañeros alaveses: Santi Hernando, Antton Morcillo y Kepa Gordejuela. Con ellos compartimos ilusiones y esfuerzos, penas y alegrías, los innegables acuerdos y las lógicas discrepancias. Muchos debates y difíciles decisiones. Compartimos la responsabilidad que la Audiencia Nacional pretende enjuiciar porque, través de ellos, nos imputan a todas aquellas personas que militamos en HB.

Es por ello que, más allá de la solidaridad, como siempre hemos estilado en la IA, queremos mostrarles que seguimos siendo un colectivo orgulloso de nuestro trabajo y de nuestras ideas y, cómo no, orgulloso también de haber compartido militancia política con ellos. Porque su trabajo, dedicación y visión política en momentos muy complicados fueron, como los de muchas otras personas, imprescindibles para llegar a ser lo que hoy es la izquierda abertzale en Araba y para lo que queremos que sea en el futuro.

Porque querer a tu pueblo no es delito, ni lo es estar del lado de los oprimidos, quienes firmamos, entre ellos muchos militantes de HB cuando Santi, Antton y Kepa desempeñaron sus responsabilidades, exigimos la suspensión del juicio, el sobreseimiento de la causa y el abandono de la estrategia de ilegalización por parte del Estado español.

(*) También firman este artículo Joseba Koldo Garitaonaindia «Gari», Agustín Gorbea, Brasi Bartolomé, Esti Vesa, Rafa Nuñez «Fotxas» y 357 personas más.