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Nacionales E.Herria :: 22/12/2018

Contra la desmilitarización de los intelectuales y la desintelectualización de los militares

Borroka Garaia
Argala fue un anti-lider, nunca hizo fuerza fáctica del liderazgo que ostentaba

Argala se crió en un ambiente obrero y nacionalista vasco, pese a ello, Argala de niño era un católico patriota español, ferviente seguidor de primo de rivera al que consideraba un héroe frente a los enemigos del franquismo de los cuales pensaba que eran una horda de asesinos. Argala en aquel entonces apoyaba a franco mientras que sus padres eran de la órbita del PNV, de ahí que tuviera fuertes discusiones con su padre. La enseñanza recibida en la escuela hacía que estudiara con admiración las hazañas de los conquistadores españoles considerando la pérdida del imperio español una desgracia e injusticia histórica que el franquismo trataba entre otras cosas de reparar.

Una vez que se libró del lastre de la educación recibida empezó a reordenar sus ideas. Pese a la herencia anti-comunista que todas las clases sociales vascas han recibido del PNV, el caso de su padre era exótico pues pese a profesar un nacionalismo sabiniano también era admirador a su manera de la URSS y el comunismo. Esto hizo que la opción comunista se le presentara más cercana y atractiva que otras opciones. Aunque le surgía una pega frente a ello: su profunda religiosidad.

Desde que tuvo uso de razón tuvo ocasión de contemplar la explotación de la clase obrera, aunque sin comprenderla como tal durante mucho tiempo. Aun así, era conocedor del sufrimiento y la necesidad de hacer algo contra ello. De esta manera a los 17 años ingresa en una organización católica, denominada la Legión de María, cuyos objetivos era bucear en la miseria social para consolar a quienes se veían obligados a padecerla. Este tramo de su vida le marcaría para siempre pues llegaría a conocer casos como la muerte de un niño por desasistencia.

Progresivamente se le fue haciendo evidente que el consuelo no quita el hambre ni las enfermedades y que la limosna tampoco trae soluciones. A través de lecturas relacionadas con el cristianismo de izquierda y el sacerdocio obrero va tomando temprana conciencia de que existe una división de clases y que estas están enfrentadas. Poco mas tarde iría teniendo una transformación ideológica que dejaría atrás el idealismo social ya que entró en crisis su concepción religiosa de la vida: Empezó a estudiar teoría marxista.

Para entonces, el resurgir nacional vasco estaba en marcha. Y ese resurgir nacional junto a su estudio del marxismo hizo que tomara conciencia clara de la existencia de Euskal Herria como nación diferenciada, separada por las armas de los Estados opresores, español y francés; de la división de la sociedad en clases enfrentadas por interés irreconciliables; de que Euskal Herria misma no era una excepción en este sentido, comprendió lo que verdaderamente fue la “evangelización de América” por los españoles y lo que fueron “las cruzadas”, lo que fueron “los rojos” y el “glorioso alzamiento nacional”; que no se trata de que los ricos ayuden a los pobres, ni únicamente de que se aumenten los salarios de la clase obrera, sino de socializar los medios de producción; que para lograr la solidaridad social es precisa una profunda revolución cultural, y que para ello, no basta con la buena voluntad, sino que es precisa una transformación del modo de producción capitalista actualmente dominante por otro socialista; que para ello es preciso que la clase obrera obtenga el poder político; que un aparato de Estado no es neutral y que esto obliga a la clase obrera a destruir el Estado burgués para crear otro propio, que la burguesía recurre a las armas cuando ve en peligro sus privilegios, lo que induce a pensar que si la clase obrera no se plantea el problema en términos semejantes, tendremos ocasión de presenciar muchas matanzas y pocas revoluciones. Se le planteó entrar en ETA y aceptó.

Debido a la represión, con 21 años tuvo que huir de su pueblo natal (Arrigorriaga) y entraría a formar parte de la estructura militar de ETA en la que sería sancionado bruscamente por indisciplina al no acudir a una cita. Aunque en realidad Argala de indisciplinado no tenía nada, si no acudió fue por motivos de seguridad. Este castigo le afectaría notablemente hasta llegar a plantearse abandonar ETA y unirse a a alguna guerrilla latinoamericana. No lo hizo y el resto es historia.

A veces uno está solo en medio del grupo, y eso le llegó a pasar a Argala, por aquello de que no hay mas aniquilación del individuo que la gregarizacion. En la medida en que esta supone la emergencia de un ‘ser’ gregario que anula a todos los individuos del grupo, igualándolos por el nivel mas bajo que esté presente; que para cuando se destaque alguna ‘individualidad’ (aunque sea de forma tímida y tenue) deberá de ser diluida (o marginada, cual expulsión del paraíso) en virtud de que representa una grave amenaza al supremo ‘ser gregario’. Convertido en rebaño gregario, una colectividad de individuos queda abocada a la alienación, es decir a la separación de cualquier racionalidad posible. Una sociedad gregaria es fácil de manipular, conducir y exprimir. Anulada en cuanto colectividad o suma de individuos y reducida a la borreguil condición de rebaño en cuanto a miembros. Y evidentemente se sitúa en la antípodas de cualquier horizonte de liberación.

Argala en algún momento de su vida tuvo que transitar por el desierto de la soledad. Un bicho raro, que no se ajustaba a los ‘patrones’ predominantes. Tener opinión propia en un rebaño, sea cual sea este, no solo identifica como oveja negra al díscolo sujeto sino que lo condena al ostracismo, cualquier cosa que diga o haga está mal, y debe de comportar una respuesta de oídos sordos, demerimiento y desaprobación por parte de los demás miembros de la gregaria comunidad presentes. Una especie de ‘pecado original’ se esgrime como argumento, que no es otro que el de haberse atrevido a pensar, y encima por su propia cuenta, todo lo cual es genéticamente incompatible con el ‘supremo rebaño’.

Argala a lo largo del 74, y tras la expulsión del FO (frente obrero) de ETA en agosto en el tercer BT (Biltzar Ttipia), en cuanto que tal frente reclamaba una separación orgánica. Racionalizará esa tesis precisamente en el FM (frente militar); es decir, que si la lucha armada atraía la represión sobre todos los frentes de ETA, invalidando su labor que era paciente y lenta; tiene la osadía de trasladarla a la misma fuente pertubadora que era el FM. No eran los otros frentes quienes se tenían que supeditar, sino el FM el que tenia que autonomizarse de esos otros. Para el cuarto BT, noviembre de 1974, se produce la separación, y queda explicado en lo que se denominó el Agiri (de 1974), de puño y letra de Argala. Todo esto era una herejía, sencillamente la concepción frentista predominante había sido finiquitada, y se producía una percepción orgánica pero también política distinta; no solo en cuanto que lo militar quedaba organizativamente autonomizado, sino que al mismo tiempo se alentaba a la organización politica, sindical y cultural autonomizadas a desarrollarse. A partir de entonces las tesis de un ‘frente nacional ‘ o en su versión ‘frente anti-oligarquico’ etc., quedarán en el pasado y en el olvido.

El franquismo habia tenido algunas manifestaciones ‘reconductoras’, un almirante santanderino habia fallecido abruptamente previo vuelo; en la televisión del régimen el conocido como carnicero de Malaga había salido comentando aquello del espíritu del 12 de febrero; Fraga coqueteba con la oposición del régimen y algunos hasta habían viajado a Munich; etc.; algo se vislumbraba ante una eventual desaparición física del enano dictador. Pero el asesino arrastrasables no quería abandonar este mundo sin hacer lo que mejor sabía, firmar las ejecuciones a muerte en el desayuno; tres miembros del FRAP y dos de aquí, Txiki de los pm; y Otaegi de los milis serán asesinados en septiembre del 75. Previamente, ante la proximidad de las ejecuaciones, se había producido un acercamiento entre diferentes organizaciones obreras y partidos políticos que componían el campo del socialismo abertzale, reunidos en lo que se denominó KAS (Koordinadora Abertzale Sozialista), que produce un primer documento de once puntos (se distribuyó profusamente, de color amarillo, con el tiempo reducido a 9, luego a 7 y tiempo después a cinco puntos como programa mínimo para cualquier proceso democratizador futurible.

Si Argala no hubiera tenido una ‘opinión propia’ es muy posible que las cosas se hubieran desarrollado de forma distinta. En los cuatro años siguientes, se dedicó con ahínco por elaborar, coordinar, y fomentar la organización política de las clases populares vascas. Capaz de levantarse a muy temprana hora para recoger los periódicos y revistas españolas que llegaban al amanecer a Iparralde; en su oficina se congregaban periódicos y documentos externos e internos de organizaciones políticas y sindicales de cualquier signo; en su archivo documental se ordenaban en filas de estanterías, quizás centenares de documentos o mas; la gran mayoría con anotaciones y subrayados. Estaba buscando las lineas conductoras que abrieran la posibilidad a un proceso de ruptura autodeterminadora para el conjunto del pueblo trabajador vasco; en tránsito del fracaso de Txiberta a la propuesta del Euskal Herriko Biltzarre Nazionala que iniciara un proceso constituyente vasco, a partir de la soberanía popular (y por lo tanto, en conflicto con el proceso de integración neofranquista que se había iniciado con el beneplácito del PSOE y PNV, a través del CGV (Consejo General Vasco) y posterior Estatuto).

Cuando lo asesinan, 21 de diciembre de 1978, no solo lo hacen por venganza. Años después salió en la prensa española la noticia de que un comando de la Armada española había realizado la operación de exterminio en venganza por lo de Carrero; pero no solo fue por eso, sino que con su desaparición eliminaban a una mente en proceso, a la inteligencia aplicada, insobornable e independiente, que siempre había pensado por si misma, pese a quedarse en un principio sola. Algo con lo que el poder jamás puede transacionar, y Argala era por sí mismo y personalmente un peligro para la aceptación de los planes de la oligarquía española (con el acompañamiento de las cofradías locales autóctonas).

Pensar por sí mismo, no aceptar discurso alguno por muchos adeptos que tenga, porque el principio de las mayorías jamás ha sido un argumento de racionalidad. Atreverse a ello, exige una fuerte dosis de valentía y de coraje; porque todo, absolutamente todo está y debe de estar sujeto a crítica; y se constituye en el acto primegenio de toda real subversión.

Argala fue un anti-lider, nunca hizo fuerza fáctica del liderazgo que ostentaba. Recogiendo el legado de la V a hombros de los Etxebarrieta y compañía, el líder inmortal comunista abertzale de 29 años con el objetivo irrenunciable de la futura revolución socialista vasca que está por llegar para el pueblo trabajador vasco.

 

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