El consejero amoroso

Estamos en el año 3.169 después de Cristo. Tras despertarte y salir de la máquina virtual de proyección de sueños para encarar una nueva jornada, vuelves a hacerte la misma pregunta de siempre: ¿Soñarán los androides con ovejas eléctricas?. Contrariado, enciendes el holoproyector para informarte de las últimas noticias de la red galáctica. Van pasando diferentes hologramas hasta que uno llama tu atención: “La izquierda abertzale ofrece al PNV trazar un camino conjunto hacia la soberanía vasca”.

Han cambiado muchas cosas en el planeta después de la lluvia radioactiva provocada por la Guerra Mundial Terminal, que destruyó gran parte del mundo. Sin embargo, hay una cosa que no cambia. La dependencia hacia el PNV sigue bloqueando una vía soberanista haciendo que muchos emigren a colonias fuera de la tierra.

Todo este presente apocalíptico podía haberse evitado —afirmó el compañero replicante cortando el silencio producido tras apagar el holoproyector. ¿Cómo? —interrogaste a Nexus 6. —Si hubierais hecho caso al counselor argentino hace un milenio otro gallo hubiera cantado.

Volviendo al primer siglo del III milenio , o sea, al siglo XXI, la actualidad, una vez estaba navegando despreocupada y aleatoriamente por internet y eso que empiezas a hacer un clic aquí y otro allá y no sabes ni como llegas sin querer a una extraña página. El caso es que llegué a la página de un consejero amoroso argentino que en caso de desamor tenía un código de procedimiento en su opinión infalible.

Según él, la tendencia natural en el caso de que te hayan dado puerta y que quieras recuperar a tu amorcito ya que sigues embriagado de esa enfermedad transitoria denominada enamoramiento es ponerte a llorar a sus pies, intentar convencer de la equivocación de la ruptura y hacer todo lo posible para volver a ganar ese corazón. En opinión del counselor, en la mayoría de los casos esos intentos cuanto más intensos son, proporcionalmente se amplía la distancia entre uno y otro. La receta nada intuitiva por tanto consistiría en pasar olímpicamente y no hacer ni caso. Olvidar las proposiciones. Desaparecer de su vida. Alejarte completamente. Aunque tu deseo sea totalmente lo inverso.

Según el counselor esto trae un éxito asegurado sea cual sea el resultado final. Si la llama del amor de alguna manera sigue realmente en tu ex-pareja, está prenderá en tu ausencia y será ella la que promoverá una vuelta. Si esto no es así, superarás el desamor porque habrás hecho tu vida independiente durante todo ese tiempo bajo tu propia iniciativa.

Son inútiles todas las peticiones al PNV para abrir una vía soberanista. Sencillamente porque no quieren abrir una. En el caso de que quisieran la primera enterada sería la izquierda abertzale porque verían la necesidad de contar con ella. Si la izquierda abertzale no corta esa dependencia dañina no podrá bajo su propia iniciativa iniciar un camino realista que en estos momentos pasa por alianzas no partidistas centradas en la clase trabajadora vasca que puedan abrir un camino unilateral con el impulso del movimiento popular.

El problema es que no son solo inútiles esas proposiciones que se llevan realizando durante décadas y que vuelven a sonar ahora sino que inmovilizan, desvían la atención de lo importante e imposibilitan desatar el nudo de un proceso soberanista contundente liderado por la clase trabajadora haciendo pieza central e indispensable a un PNV que no quiere recorrer ese camino y ha dado pruebas sobradas de ello a lo largo de la historia.

Cuando empecemos a diseñar, pensar y sobre todo a llevar a cabo un proceso soberanista sin el PNV. Éste, a parte de posiblemente verse obligado a participar de manera oportunista si es que coje buena fuerza, tendrá muy difícil condicionar entonces el interés general de la clase trabajadora.

No hacer necesario al PNV es el precio que ha puesto el propio PNV para desatascar una vía hacia la independencia. Por no hablar del socialismo al que es antagónico.

Alguien podría interpretar esto simplemente con “ganar las elecciones” o con “vencer al PNV”. No podría estar más equivocado pues en ese proceso el PNV estaría siendo sustituido por otro PNV. Ya que lo que hay que ganar no es simplemente una victoria en las instituciones extranjeras sino una victoria popular que abra una institucionalidad soberana nueva.