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Nacionales E.Herria :: 21/06/2019

El triunfo, aparente, de la normalización/Normalizazioaren itxurazko garaipena

Aurrerantz
Quien ha salido ganando no es el pueblo trabajador sino el Estado español y la burguesía que se ampara bajo sus instrumentos de violencia.

Castellano

Las cuatro elecciones habidas en Hego Euskal Herria, el 28 de abril y el 26 de mayo, confirman antes que nada el triunfo de la estrategia de «normalización social» proyectada por un sector de la izquierda abertzale en un mitin de Anoeta de 2006, cuando se dijo aquello de «sacar el conflicto de las calles para llevarlo a la mesa de negociación». Ahora bien, quien ha salido ganando no es el pueblo trabajador sino el Estado español y la burguesía que se ampara bajo sus instrumentos de violencia.

De entre las cuatro elecciones celebradas –generales, forales, municipales y europeas– solo vamos a analizar las municipales porque la intervención municipal es la que ha dado siempre a la izquierda abertzale los mejores resultados y porque con la «nueva estrategia» el municipalismo tiene una función clave en el avance a la «soberanía».

En 2006, la cúpula de la izquierda abertzale creía que existían las condiciones objetivas y subjetivas para una negociación con el Estado que fuera mutuamente beneficiosa. Como a la totalidad de la casta política, la crisis de 2007 cogió por sorpresa a la dirección abertzale que siguió ignorando los cambios profundos que se había gestado en las dos últimas décadas y que, con el estallido de 2007, aparecían de sopetón.

Los resultados de las recientes elecciones certifican la victoria política casi total del Estado en las crisis que le minaban desde 2007 y, en especial, desde 2010 cuando vendió su soberanía económica a Bruselas y al capital financiero transnacional; cuando tuvieron lugar las protestas masivas conocidas como el 15-M, en 2011; cuando el capital cambió un rey desprestigiado por otro desconocido en 2014; y cuando muy mayoritariamente el pueblo catalán exigió ejercitar su derecho a realizar un referéndum para decidir su futuro sabiendo que casi el 50%de su población asumía, en verano-otoño de 2017, el independentismo, por citar los momentos más conocidos. Es fundamental saber que el Estado cambió dos veces su propia constitución –2010 y 2014– sin ni siquiera cumplimentar el trámite formal que se llama «consulta democrática» y que en 2017 aplicó el estado de excepción en Catalunya con el artículo 155.

La gravedad económica y sociopolítica era tal que el Estado no dudó en incumplir su propia «democracia» formal y, en buena medida, pudo hacerlo porque ya había «vencido a los vascones». Entre 2011 y las elecciones europeas de 2015, Podemos actuó como bombero mayor del reino, con la ayuda inestimable del sindicalismo amarillo, logrando apagar los fuegos del 15-M. Después, la paulatina desintegración interna, no reflejada en el exterior, mantuvo al gobierno del PP hasta que en verano de 2018 perdió la moción de censura, siendo el PSOE el nuevo partido gobernante.

Durante este largo tiempo, desde 2007 a 2019, período en el que el Estado pasó por las varias crisis que hemos visto hasta su casi total victoria presente, la izquierda abertzale osciló entre estos vaivenes: en la elecciones municipales de 2007 su marca electoral, ANV, obtuvo 184.067 votos, que representaban 12,95%, aunque se le anularon nada menos que 89.307, es decir, si se le hubiesen reconocido habría llegado a 273.374 votos. Es una cifra no reconocida oficialmente pero muy indicativa de la gran fuerza electoral del independentismo socialista en medio de la ilegalización en el marco municipal, el preferido por la izquierda independentista ya que es el espacio más directo de acción vecinal, obrera, de movimientos populares, etc.

El PNV obtuvo el 21,77%en la CAV y el 3,69%en Nafarroa, con 361.765 en total. El PSOE obtuvo el 21,48%con 305.142 votos. Y EA, que luego se uniría a la nueva izquierda abertzale sumando sus votos en las municipales de 2011, obtuvo el 5,11%y 72.590 votos; por su parte, Aralar, que se resistiría a participan junto a EH Bildu en 2011 para integrarse más adelante, tuvo el 5,92%y 84.166 votos. En las siguientes elecciones municipales, 2011, el porcentaje del ya legalizado EH Bildu con la integración de EA, obtuvo el 21,98%y 313.231 votos, y Aralar en solitario, 2,25%y 32.113 votos.

Hay que hacer una simple suma y resta para ver cuánto aumentó realmente EH Bildu formado por las antiguas EA y ANV, que en 2007 hubieran sumado tal vez 256.657 sin añadirle ninguno de los 89.307 votos robados a ANV. Pues bien, si las y los votantes de EH Bildu hubieran sido más o menos los mismos –compensando las pérdidas por no estar de acuerdo con la alianza con parte de los votos robados a ANV más los nuevos que se hubiesen sumado por eso del «cambio de estrategia» y de «rechazo de la violencia»– se hubieran obtenido alrededor de 256.657, más o menos, mientras que en realidad EH Bildu obtuvo 313.231 con el 21,98%, es decir, un aumento de alrededor de 56.574 más o menos.

Aunque son cifras aproximadas, sí dan una idea algo clara sobre el relativamente poco incremento si tenemos en cuenta el contexto general de crisis que se vivían en los pueblos y ciudades, pero también en fábricas, sobre todo con varias huelgas generales en Hego Euskal Herria contra el austericidio aplicado por el capital, además de la intensa propaganda realizada para ilusionar y convencer a la gente, teniendo en cuenta que la suma de votos del PNV y de su filial en Nafarroa, NaBai, fue de 359.311 y que Aralar obtuvo 32.113. O sea, que ni sumando Aralar y EH Bildu se hubiese siquiera igualado al PNV.

Aun así, la euforia desbordó a la nueva izquierda abertzale y la nueva dirección multiplicó entonces su «política realista» para atraer más votos y desplazar o al menos igualar al PNV. Ahora bien, como hemos visto, en 2011 la crisis rugía y si bien ya no hubo más huelgas generales, sí bullían resistencias múltiples que no podemos detallar aquí. En este clima existían esperanzas de una subida en las municipales que fallaron en 2015 cuando el número de votos de EH Bildu bajó a 309.473, con el 21,78%del censo. Fue un descenso leve, 3.758 votos menos. Pero lo realmente inquietante, y más en el ámbito municipal donde siempre la izquierda vasca se había codeado con el PNV, fue que en 2015 la suma de votos del PNV y de su filial en Nafarroa, Geroa bai, no solo no descendió como había ocurrido con EH Bildu sino que subió mucho más, a 390.204 votos, es decir, primero, 30.893 votos más que en 2011, mientras que EH Bildu había descendido 3.758; y segundo, le había sacado a EH Bildu una diferencia de 70.371 en 2015, mientras que en 2011 la diferencia solo había sido de 46.080 votos, es decir, la distancia había aumentado en 24.291 votos.

Algo andaba mal, cuando en la mitad de tantas concesiones políticas y renuncias teóricas realizadas desde 2008 en adelante, en la mitad de una crisis desoladora en todos los sentidos y de un endurecimiento de la opresión nacional debido al incremento del imperialismo español y del centralismo del PP, en ese contexto la nueva izquierda abertzale retrocede levemente en votos absolutos pero mucho más en votos relativos en comparación al PNV, precisamente en la que era su área más fuerte de acción. La nueva dirección abertzale presentó la derrota relativa como victoria absoluta aunque proliferaron las críticas y los debates internos. 

Pero hubo un agravamiento intenso de la crisis del Estado y de sus instituciones: el derrumbe del PP en todos los sentidos, no solo por la corrupción, y la subida del PSOE al gobierno del Estado en verano de 2018. Este cambio se produjo durante el incremento de la represión en Catalunya, de los ataques centralistas a las autonomías, de signos claros de una nueva ralentización económica, de empobrecimiento creciente y, por tanto, de nuevas movilizaciones de toda índole, especialmente de las mujeres trabajadoras. Las elecciones andaluzas de diciembre de 2018 mostraron tres cosas: el resurgir del fascismo al amparo de la crisis, la división de la derecha en el trifachito y, sobre todo, que esta división podía, en reacción de rebote, ayudar a que en las siguientes elecciones se formaran alianzas del trifachito –PP, C's y Vox– incluso en el gobierno del Estado, aplicando la lección andaluza. La maquinaria de manipulación psicopolítica se puso en marcha para multiplicar el miedo al fascismo que aún latía en las clases y pueblos explotados. Pero también intervino el capital transnacional y la Unión Europea muy interesados en que se «normalizara» el Estado como se había «normalizado» al pueblo trabajador vasco.

La fracción dominante de la burguesía europea necesitaba un PSOE fuerte, fiel y dócil a sus exigencias; todavía no necesitaba recurrir al fascismo descarado, quería apurar los medios de alienación, integración y represión que tiene el Parlamento Europeo. El PNV lo comprendió al acto y se pasó al bando que iba a ganar, también EH Bildu apoyó al PSOE en su investidura. La triple elección del 26 de mayo se presentaba en esa coyuntura como un momento culmen, y realmente lo ha sido, sobre todo para EH Bildu por, al menos, cuatro motivos: por su pelea particular con el PNV y Podemos para quitarles votos; porque su reformismo se basa en un municipalismo interclasista que es una adaptación a Hegoalde de las tesis de Laclau y Mouffe; porque necesitaba recuperarse de la derrota de 2015; y porque, además, incrementando su fuerza municipal también lo haría en las simultáneas elecciones forales y en las europeas. Desde 2015 la coyuntura había cambiado mucho y el contexto se había encrespado, por tanto se podía esperar un ascenso de EH Bildu. Su dirección prometió una y mil veces que, gracias a ese incremento electoral en ese contexto y coyuntura, EH Bildu sería sino una fuerza política tal vez decisiva e imprescindible, si sería muy importante para vencer al fascismo y avanzar en la «democracia».

La sensación de recuperación obtenida en las elecciones generales del pasado 28 de abril animaba a la participación al alza en las municipales. Aquí, como hemos dicho, no analizamos al detalle las elecciones generales ni forales ni europeas, pero sí vamos a hacer una breve referencia solo a las generales de 2019 porque tuvieron lugar menos de un mes antes y mostraban tendencias: EH Bildu obtuvo 258.840 votos con el 15,81%del censo, mientras que en 2016 había sacado 184.713 con el 12,39%: un aumento de 74.127 votos. Lo obtenido el 28 de abril de 2019 solo superaba en 7.840 al resultado electoral más alto en la historia abertzale presentándose en solitario, el de las europeas de 1987 en las que obtuvo 251.000 votos en Hegoalde. Esto ya era un indicativo de los límites por arriba y por abajo del núcleo electoral abertzale.

En las municipales de 26 de mayo de 2019 EH Bildu obtuvo 347.764 votos con el 23,66%del censo, mientras que en 2015 había sacado 309.473 con el 21,78%: un incremento de 38.311 papeletas y de 1,78%en el censo. Pero la suma del PNV y su filial en Nafarroa, Geroa bai, ascendía en esas mismas elecciones a 429.095 votos, mientras que en 2015 fueron 390.204. Es decir, en el mismo lapso de tiempo y en las mismas elecciones, el PNV incrementó su fuerza municipal en 81.331 papeletas mientras que EH Bildu en 38.311, o dicho de otro modo: el PNV aumentaba su distancia con respecto a EH Bildu lo hizo en 43.020 nuevos votantes. Una vez más, EH Bildu ascendía en votos absolutos, pero retrocedía en votos relativos con respecto al PNV. ¿Y con respecto al PSOE? Esta comparación es necesaria porque en las municipales el PSOE es especialmente débil: en 2015 el PSOE obtuvo 202.487 votos con el 14,25%del censo y en 2019 fueron 245.482 con el 16,70%, es decir, un incremento de 42.995 votantes y del 2,45%en el censo.

¿Qué nos dice esto si lo comparamos con los resultados de EH Bildu? Pues que en números relativos el PSOE le ha vencido a EH Bildu por 4.684 votos más y por un 0,67%más en el censo. La lección es clara: en la política municipal tan importante para el reformismo abertzale, el PNV le va sacando ventaja a EH Bildu y el PSOE le va recortando distancias poco a poco, y todo después de una década de «normalización». Deliberadamente no hemos dicho nada de Elkarrekin-Podemos porque ha explotado y porque no tenemos punto de referencia al no presentarse en las municipales de 2015. Sí tenemos que decir algo con respecto a las similitudes ideológicas entre el reformismo podemita y una corriente interna del reformismo abertzale, más o menos fuerte según las áreas de decisión. Los documentos presentados a «debate» por la nueva dirección abertzale –disponibles en la red– para la constitución de EH Bildu tenían una clara intoxicación conceptual con la verborrea podemita de los «significantes vacíos», del «demos», de la «ciudadanía democrática», etcétera, del interclasismo de Laclau y Mouffe, guías ideológicas de la dirección de Podemos.

De forma parecida a cómo la dirección podemita creyó, contra toda evidencia, que estaba a punto de llegar al gobierno del Estado y lo aireó a los cuatro vientos generando falsas y muy contraproducentes expectativas, también, pero a su forma por las condiciones vascas, la nueva dirección abertzale hizo creer que con el «cambio de estrategia» se avanzaría rápidamente a la «soberanía», a la «vuelta a casa» de presos y presas, de las personas exiliadas, a la «justicia social», etc., abandonando conceptos claves como Amnistía, independencia y socialismo, lucha de clases, pueblo trabajador, feminismo abertzale, etc., tal cual lo ordenaban el santón Laclau y la gurú Mouffe. Esta ideología reformista aparece con mucha frecuenta en el aparato propagandístico de EH Bildu, en Naiz-Gara, Iratzar, Erria…, sin analizar ahora a las pequeñitas corrientes de alguna influencia intelectual formada por eurocomunistas, antiguos miembros de la VI Asamblea trotskista muy cercanos al clan Ibarretxe y frecuentes en los actos «teóricos» del reformismo abertzale.

De igual modo, y en base al vacío conceptual y estratégico de este conglomerado, la nueva dirección de EH Bildu y Sortu hizo creer que pronto se elaboraría un nuevo Estatuto de Soberanía, dando ruedas de prensa triunfalistas en base a su propuesta, lo mismo que, como hemos visto, insistió en que estas elecciones elevarían a EH Bildu a una posición sino decisiva en el mismo Parlamento español y por supuesto en Hegoalde, sí muy importante. No se ha obtenido ninguna de estas golosinas. Al contrario, EH Bildu es irrelevante no solo en el Estado, sino en Hegoalde porque el pacto PNV-PSOE será un rodillo en Vascongadas y el PSOE garantiza la «esencia española» de Nafarroa. Además, el Estado ha superado casi todas las crisis obteniendo un tiempo vital de recuperación para un más efectivo contraataque que la Unión Europea ya está planificando; el PSOE ha salido fortalecido en su componente de centro múltiple aglutinador, ya que pueden negociar con ventaja con el reformismo podemita y con la derecha neo fascista de Ciudadanos, poniendo en poco riesgo su dirección estratégica; y si fuera estrictamente necesario, ahí tiene al PNV, el perrito faldero del Estado desde antes de la Constitución de 1979, perrito que en Hegoalde actúa como txakurra al servicio del capital. Y EH Bildu ha sido encerrada en la «normalización» que ella misma ideó, ha caído en su misma trampa. En documentos posteriores iremos planteando nuestras propuestas. 

Aurrerantz

Euskera

Hego Euskal Herrian izandako lau hauteskundeek, apirilaren 28an eta maiatzaren 26an, baieztatzen dute, ezer baino lehen, 2006an Anoetako mitin batean ezker abertzalearen sektore batek proiektatutako «normalizazio sozialaren» estrategiaren garaipena, «gatazka kaleetatik ateratzea negoziazio mahaira eramateko» zioen hura esan zenean. Hori bai, garaile atera dena ez da herri langilea izan, baizik eta Estatu espainola eta bere bortxa tresnen azpian babesten den burgesia.

Ospatutako lau hauteskundeen artean –orokorrak, foralak, udaletakoak eta europarrak– udal-hauteskundeak baino ez ditugu aztertuko, udal ekimenak eman dizkiolako beti emaitzarik onenak ezker abertzaleari, eta «estrategia berriarekin» udalgintza funtsezkoa delako burujabetasunerantz aurrera egiteko. 2006an ezker abertzalearen buruzagitzak uste zuen bi aldeentzat onuragarriak izan litezkeen baldintza objektiboak eta subjektiboak existitzen zirela Estatuarekin negoziazio bat aurrera ateratzeko. Kasta politikoaren osotasuna bezala, 2007ko krisialdiak ezustean harrapatu zuen ezker abertzalearen zuzendaritza, zeinek azken bi hamarkadetan garatutako eta 2007ko eztandarekin bat-batean agertzen ziren aldaketa sakonei muzin egiten jarraitu zuen. Arestiko hauteskundeen emaitzek Estatuaren garaipen ia erabatekoa baieztatzen dute 2007tik eta, bereziki 2010an Bruselari eta kapital transnazionalari bere burujabetza ekonomikoa saldu zionetik, azpiak janak zizkion krisian; 15-M gisa ezagututako protesta masiboak gertatu zirenean, 2011n; kapitalak aipua galduta zeukan errege bat ezezaguna zen beste bategatik ordezkatu zuenean 2014an; Kataluniako herriak gehiengo handiz erreferendum bat egiteko bere eskubidea gauzatzea galdegin zuenean jakinda bere populazioaren ia %50ak independentismoa onartzen zuela 2017ko uda-udazkenean, unerik ezagunenak aipatzearren.

Oinarrizkoa da jakitea Estatuak birritan aldatu zuela bere konstituzioa –2010 eta 2014– sikiera «kontsulta demokratikoa» izendatutako tramite formala bete gabe, eta 2017an salbuespen egoera aplikatu zuela Katalunian 155. artikuluaren bitartez. Hain larriak ziren egoera ekonomikoa eta soziopolitikoa Estatuak ez zuela zalantzarik izan bere «demokrazia» formala urratzeko eta, neurri handi batean, ordurako «baskoiak garaituak zituelako» egin ahal izan zuen. 2011tik 2015ko europar hauteskundeetara arte, Podemos-ek erreinuko suhiltzaile nagusiaren lanak egin zituen. Gero, pixkanakako barne desintegrazioak, kanpoaldean isla ez zuenak, PP mantendu zuen gobernuan 2018ko udan zentsura-mozioa galdu zuen arte, gobernatzaile berria PSOE bilakatuz.

Denbora luze honetan, 2007tik 2019ra arte, gaur eguneko garaipen ia erabatekora arte Estatuak ikusi ditugun krisialdiak gainditu zituen epe horretan, ezker abertzaleak gorabehera hauen artean oszilatu zuen: 2007ko udal-hauteskundeetan, bere marka elektoralak, ANVk alegia, %12,95 ordezkatzen zuten 184.067 boz lortu zituen, alajaina 89.307 boz baliogabetu zizkioten arren eta, beraz, onartu izan balizkiote, 273.374ra iritsiko zitzakeen. Ofizialki ez onartutako zifra da baina independentismo sozialistaren indar elektoral handiaren adierazlea da, lege kanporatzearen erdian udal esparruan, ezker independentistaren gogokoenean, izan ere auzo, langile, mugimendu sozialen eta abarren ekintzaren gunerik zuzenena baita.

Eta Eak, beranduago ezker abertzale berrira batuko zena 2011ko udal-hauteskundeetan, %5,11 eta 72.590 boz lortu zituen; 2011n Bildurekin batera parte hartzeari uko egin zion eta beranduago batuko zen Aralarrek, bere aldetik, %5,92 eta 84.166 boz jaso zituen. Hurrengo udal-hauteskundeetan, 2011n, ordurako legeztatuta zegoen EH Bilduren portzentajea EAren integrazioarekin, %21,98koa izan zen 313.231 bozekin, eta Aralarrek, bera bakarrik joanda, %2,25 eta 32.113 boz atera zituen. Batuketa eta kenketa sinple bat egin behar da lehenengoko EAk eta ANVk osatutako EH Bildu benetan zenbat hazi zen ikusteko, 2007an eta ANVri lapurtutako 89.307 bozetatik bakar bat ere gehitu gabe 256.657 boz batuko lituzketenak. Hala izanda, EH Bilduren boz-emaileak gutxi-gorabehera berberak izan balira –ANVri lapurtutako bozekin egindako aliantzarekin ados ez egoteagatik izandako galerak konpentsatuz, gehi «estrategia aldaketagatik» eta «biolentziari uko» egiteagatik batutako berriak– gutxi-gorabehera lortuko ziratekeen 256.657, EH Bilduk, benetan, 313.231 boz %21,98rekin lortu zuen bitartean, hau da, 56.574ko hazkundea gutxi-gorabehera. Hurbileko balioak diren arren, zifra hauek ideia argi bat ematen dute bozen hazkunde erlatiboki txikiari buruz kontutan hartzen baditugu testuinguru orokorra eta herrietan zein hirietan bizi ziren krisiak, baina baita lantegietan ere, batez ere kapitalak aplikatutako austerizidioaren aurka Hego Euskal Herrian burututako hainbat greba orokorrekin, jendea ilusionatzeko eta konbentzitzeko egindako propaganda handiaz gain, kontutan izanda PNVren eta Nafarroako bere filialala den NaBai-ren bozen batuketa 359.311 izan zela eta Aralarrek 32.113 lortu zituela.

Beraz, EH Bildu eta Aralar batuta ere ez zitzakeela helduko PNVren emaitzara. Hala ere bozkarioa gailendu zen ezker abertzale berrian eta zuzendaritza berriak orduan biderkatu zuen bere «politika errealista» boz gehiago erakartzeko eta PNV gailentzeko edo, gutxienez, berdintzeko. Hori bai, ikusi dugun moduan, 2011n krisiak orro egiten zuen eta greba orokor gehiago egon ez zen arren, hemen zehaztu ezin ditugun askotariko erresistentziak ari ziren borborka. Klima honetan udal-hauteskundeetan hazkundea izateko itxaropena zegoen bizirik, 2015ean zapuztu egin zena EH Bilduren boz kopurua 309.473ra jaitsi zenean, erroldaren %21,78rekin. Jaitsiera arina izan zen, 3758 boz gutxiago. Baina benetan kezkagarria izan zena, eta are gehiago euskal ezkerra beti PNVren pare egondako udal esparruan, zera izan zen: PNV eta Geroa Bai bere filialaren arteko boz kopurua ez da ez zela jaitsi EH Bilduri gertatu bezala, baizik eta askoz gehiago igo zela, 390.204 bozera, hau da, lehenengo 2011n baino 30.894 boz gehiago EH Bilduk 3.758 gutxiago atera zituen bitartean; eta bigarrena, 2015ean EH Bilduri 70.371ko diferentzia atera ziola, 2011n diferentzia 46.080 bozetakoa izan zen bitartean, hau da, distantzia 24.291 bozera handitu zela. Zerbait asko zebilen 2008tuik hainbeste amore emate politiko eta uko egite teorikoren erdian, zentzu guztietan krisia atsekabegarria batean eta espainiar inperialismoaren eta PPren zentralismoaren hazkundearen ondoriozko zapalkuntza nazionalaren gogortzearen erdian, testuinguru horretan ezker abertzaleak atzerakada txiki bat izan zuen bozetan, baino askoz gehiago PNVrekiko balore erlatiboetan, hain zuzen ere egintza-esparru nagusian.

Zuzendaritza abertzale berriak garaipen absolutu gisa aurkeztu zuen bere porrot erlatiboa nahiz eta kritikak eta baren eztabaidak areagotu ziren. Baina Estatuaren eta bere instituzioen krisiaren larriagotze bat egon zen: PPren lur-jotzea zentzu guztietan, ez bakarrik ustelkeriagatik, eta PSOEren igoera Estatuko gobernura 2018ko udan. Aldaketa hau Kataluniaren kontrako errepresioaren areagotzearen, autonomien aurkako eraso zentralisten, moteltze ekonomiko berri baten, etengabeko pobretze baten eta, ondorioz, era guztietako mobilizazioen erdian, batez ere emakume langileena, eman zela. 2018ko Andaluziako hauteskundeek hiru gauza erakutsi zituzten: faxismoaren berragerpena krisialdiaren babespean, eskuinaren zatiketa trifatxitoan eta, batez ere, zatiketa honek lagun zezakeela, errebotean, hurrengo hauteskundeetan trifatxitoaren aliantzak osa zitezen –PP, C's eta Vox–, baita Estatuaren gobernuan ere, Andaluziako lezioa aplikatuz. Manipulazio psikopolitikoaren makinaria martxan jarri zen klase eta esplotatutako herrietan oraindik bizirik zegoen faxismoari beldurra biderkatzeko.

Baina esku hartu zuten kapital transnazionalak eta Europar Batasunak ere Estatua «normalizatzeko» asmoz, euskal langile herria «normalizatu» zuten bezala. Europar burgesiaren multzo dominanteak bere exijentziei fidela eta otzana izango zen PSOE indartsu bat; oraindik ez zuen faxismo lotsagabeari heltzeko beharrik, Europako Parlamentuak dituen alienazio, integrazio eta errepresioa bitartekoak agortu nahi zituen. PNVk berehala ulertu zuen eta irabaziko zuen bandora pasatu zen, eta EH Bilduk ere PSOE babestu zuen bere inbestiduran. Testuinguru horretan maiatzaren 26ko hauteskunde hirukoitza puntu goreneko une gisa aurkeztu zuten, eta benetan horrela izan da, batez ere EH Bildurentzat, gutxienez lau arrazoirengatik: PNV eta Podemosekin mantendutako borrokagatik bozak kentzeko; bere udalgintza interklasista Laclau eta Mouffe-ren tesien Hegoalderako moldaketa delako; 2015eko porrotetik berreskuratzea behar zuelako; eta, gainera, bere udal indarra areagotuz baita foraletan eta Europakoetan ere egingo zuelako. 2015etik koiuntura oso aldatuta zegoen eta testuingurua gaiztotuta, beraz EH Bilduren igoera bat espero zitekeen.

Bere zuzendaritzak behin eta berriz zin egin zuen EH Bildu izango zela, indar politiko erabakigarri eta ezinbestekoa ez bazen, bai behintzat oso garrantzitsua faxismoa garaitzeko eta «demokrazian» aurrera egiteko. Pasa den apirilaren 28ko hauteskunde orokorretan lortutako berreskurapen sentsazioak udalekoetan jende gehiagok parte hartzeko bultzagarria zen. Hemen, esan dugun moduan, ez dugu ez hauteskunde orokorren, ez foralen ez europarren azterketa zehatza egiten, baina bai egingo diegula 2019ko orokorrei erreferentzia txiki bat, udaletakoak baino hilabete eskas lehenago izan zirelako eta joerak erakusten zituztelako: EH Bilduk 258.840 boz eskuratu zituen erroldaren %15,81ekin, 2016an 184.713 boz eta erroldaren %12,39 lortu zituen bitartean: 74.127 bozeko hazkundea. 2019ko apirilaren 28an lortutakoak, ezker abertzaleak bera bakarrik aurkeztuta bere historian lortutako emaitza altuena baino 7.840 boz gehiago baino ez ziren, alegia, 1987ko europarretan baino, zeinetan Hegoaldean 251.00o boz lortu zituen. Hau, berez, bazen hauteskundeetarako nukleo abertzalearen goiko eta beheko mugen adierazgarria. 2019ko maiatzaren 26ko udal-hauteskundetan EH Bilduk 347.764 boz lortu zituen erroldaren %23,66rekin, 2015ean 309.473 boz eta erroldaren %21,78 atera zuen bitartean: 38.311 boz eta erroldaren 1,78ko hazkundea. Baina PNVren eta Nafarroako bere filialaren, Geroa Bairen arteko batuketa 429.095era igotzen zen hauteskunde berberetan, 2015ean 390.204 izan ziren bitartean.

Hau da, denbora tarte berean eta baldintza berberetan PNVk 81.331 bozeko hazkundea izan zuen, EH Bildurena 43.020ko izan zen bitartean. Beste behin ere EH Bilduk aurrera egiten zuen boz absolutuetan baina PNVrekiko atzerakada zuen boz erlatiboetan. Eta PSOEri dagokionez? Konparazio hau beharrezkoa da udal-hauteskundeetan PSOE bereziki ahula delako: 2015ean PSOEk 202.487 boz eskuratu zituen eta erroldaren %14,25 eta 2019an 245.482 boz eta erroldaren %16,70, hau da, 42.998 boz-emaileren eta erroldaren %2,45aren hazkundea.

Zer adierazten digu honek EH Bilduren emaitzekin konparatzen badugu? Zenbaki erlatiboetan PSOEk EH Bildu garaitu duela 4.684 boz gehiagotan eta erroldaren %0,67 gehiagotan. Irakasgaia argia da: erreformismo abertzalearentzat hain garrantzitsua den udal politikan, PNVk EH Bildurekiko abantaila handitzen doa eta PSOEk distantziak laburtzen dizkio pixkanaka, eta dena "normalizazio" hamarkada baten ostean. Nahita, ez dugu ezer esan Elkarrekin-Podemosi buruz, eztanda egin duelako eta erreferentzia punturik ez daukagulako 2015eko udal-hauteskundeetan ez zelako aurkeztu. Bai esan behar dugu zerbait erreformismo podemita eta erreformismo abertzalearen barne-ildo baten antzekotasun ideologikoei buruz, azkenengoak indar nahikoa daukalarik erabakitze guneetan. EH Bilduren eraketarako zuzendaritza berriak «eztabaidarako» aurkeztutako dokumentuek –sarean eskuragarri– hitzontzikeria podemitaren berezko toxikazio kontzeptuala zeukaten,

Podemosen zuzendaritzaren gidari ideologikoak diren Laclau eta Mouffe-en interklasismoarenak, hala nola «adierazle hutsak», «demos»-a, «hiritartasun demokratikoa» eta abar. Zuzendaritza podemitak ebidentzia guztien aurka Estatuaren gobernura helduko zela lau-haizetara barreiatu eta itxaropen faltsu eta kaltegarriak eragin zituenean bezala, zuzendaritza abertzale berriak ere, bere erara eta euskal baldintzengatik, «estrategia berriarekin» «burujabetzarantz», presoen eta erbesteratuen «etxeratzerantz», «justizia sozialerantz» eta abarrerantz berehala aurrera egingo genuela sinetsiarazi zuten, aldi berean amnistia, independentzia eta sozialismoa, klase borroka, herri langilea, feminismo abertzalea eta abar bezalako oinarrizko kontzeptuak albo batera uzten zituen bitartean, Laclau santuak eta Mouffe guruak agindu bezala. Ideologia erreformista hau sarritan agertzen da EH Bilduren aparatu propagandistikoan (Naiz-Gara, Iratzar, Erria…), erreformismo abertzalearen ekitaldi «teorikoetan» ohikoak diren Ibarretxe klaneko oso gertuko VI Asanblada trotskistaren kide ohi diren hainbat eurokomunistak osatutako influentzia intelektualeko korronteetan sartu gabe. Era berean eta nahaste-multzo honen hutsune kontzeptual eta estrategikoa oinarri izanda, EH Bilduren zuzendaritza berriak eta Sortuk sinetsiarazi zuten laster Burujabetza Estatutu berria eratuko zela, haien proposamenaren inguruko prentsaurreko triunfalistak eskainiz, eta baita hauteskunde hauek EH Bildu Estatuko parlamentuan zein Hegoaldean posizio, erabakigarrian ez bazen, bai oso garrantzitsuan jarriko zuela nabarmenduz ere. Gozoki hauetako bat ere ez dute lortu.

Alderantziz, EH Bildu hutsala da, ez soilik Estatuan, baizik eta Hegoaldean ere, PNV-PSOE paktua arrabola izango delako Baskongadetan eta PSOEk Nafarroako «espainiar esentzia» bermatzen duelako. Gainera, Estatuak ia krisi guztiak gainditu ditu berreskurapenerako hil ala bizikoa den denbora tarte bat lortuz Europar Batasuna jadanik planifikatzen ari den kontraeraso eragingarriago baterako; PSOE indartuta atera da zentro aniztun aglutinatzaile gisa, abantailaz negoziatu baitezake bai erreformismo podemitarekin zein Ciudadanosen eskuin neo faxistarekin, bere norabide estrategikoa arrisku handitan jarri gabe; eta beharrezkoa balitz, hor dauka PNV, Estatuaren karlin-txakurra 1979ko Konstituzia baino lehenagotik, Hegoaldean kapitalaren zakur gisa lan egiten duen txakurtxoa. Eta EH Bildu berak asmatutako «normalizazioan» gelditu da giltzaperatuta, berak sortutako tranpan erori da. Hurrengo dokumentuetan gure proposamenak planteatzen joango gara.

 

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