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Nacionales E.Herria :: 20/08/2012

Jugando a disfraces

Ane Izarra
Donde más disfrazan su españolísima democracia, de forma inhumana es contra el colectivo de pres@s y exiliados vasc@s

Cuando se juega a disfraces el fin es modificar la apariencia exterior para ocultar el aspecto real de algo, de alguien o para disimular los verdaderos sentimientos. Esto está bien, cuando se trata de un juego para dar rienda suelta a nuestra imaginación. El tema cambia cuando esta tendencia a usar disfraz o máscara se utiliza de forma muy extendida entre políticos y mandatarios de gobiernos que presumen de demócratas.

Recientemente hemos sido testigos de la noticia de la ejecución de un reo de raza negra, con el atenuante de retrasado mental. Esta ejecución se ha llevado a cabo en Texas, conducta bárbara, exenta de humanidad con cierto toque racista. Existe un elevado porcentaje de personas de raza negra ejecutadas en el país que porta el estandarte de defensa de los Derechos Humanos. Maquillan y disfrazan con falsas libertades aptitudes y acciones que carecen de tales expresiones.

Desgraciadamente en Euskal Herria somos testigos de estas prácticas desde hace demasiado tiempo. No se trata de casos o circunstancias aisladas. Son políticas de exterminio contra diferentes frentes de resistencia y de lucha ejercidas contra la ciudadanía vasca. Todo ello, calculado muy fríamente. Pensado e ideado con un único fin, el de mermar y aniquilar hasta sus últimas consecuencias el espíritu reindivicativo junto con las ansias de libertad que nuestro pueblo reclama. Avanzamos hacia un gobierno que vele a favor de los intereses económicos, sociales y culturales de la mayoría de las personas. Queremos lograr un gobierno de izquierda que sirva de instrumento para una paz basada en justicia y poner freno al capitalismo salvaje donde sobrevivir no es tarea nada fácil. Pero quienes sustentan el poder se nos presentan disfrazados de demócratas. Fieles cumplidores de las leyes, de la legalidad pero que no tiene nada que ver con su conducta política.

Tras la decisión tomada por E.T.A. del cese de la actividad armada sin renegar de sus principios se ha creado un nuevo escenario político que esta aterrorizando a los políticos que representan la derecha rancia e inmovilista que nos gobierna. Los buenos resultados electorales que podría sacar la izquierda abertzale en el futuro o un hipotético proceso soberanista han sido motivo para que intenten alterar el censo electoral utilizándolo en su favor,

Han carecido de escrúpulos para criminalizar partidos políticos e incluso encarcelar a personas que con su trabajo diario han sido y son eslabón necesario en el avance de la búsqueda de una salida dialogada al conflicto vasco. Ni olvidarnos del cierre de periódicos como Egin y Egunkaria, junto a la encarcelación de parte de su dirección. Alternativas al poder establecido que nos intenta ocultar información también han sido clausuradas. Acordémonos de la pagina web apurtu.con, junto con el secuestro de un trabajador durante un año por el mero hecho de informar, me refiero a Pittu, quien recientemente ha recuperado su libertad. Se han atrevido incluso a criminalizar la solidaridad con el colectivo de pres@s vasc@s al portar sus fotografías en fiestas, en herrikos (donde existan, porque en algunos pueblos siguen cerrados), en diferentes actos reivindicativos populares como la korrika, y en movilizaciones a pie de calle. Piensan que lo que no se ve, no existe. ¡Qué ilusos!

Pero donde más disfrazan su españolísima democracia, de forma inhumana y utilizándoles como moneda de cambio es contra el colectivo de pres@s y exiliados vasc@s Siguen utilizando políticas obsoletas que vienen del pasado como es la dispersión. La dispersión mata. Produce graves accidentes entre los familiares o amigos que se trasladan en viajes relámpago por las diferentes cárceles del estado español y fuera de él. Penosa es la actitud política que está llevando a cabo el gobierno español respecto a los presos enfermos vascos. Grave y critica es la situación del preso arrasatearra Iosu Uribeetxebarria a quien con un cáncer con metástasis le mantienen encarcelado, impidiéndole recibir un trato digno en su casa junto a sus familiares en sus últimos días. Como medida de presión ha comenzado una huelga de hambre, manteniendo la ingesta de mediación para su enfermedad, agravando aún más su estado crítico de salud.

La sociedad vasca no mendiga nada. Sólo reclama justicia. Que cumplan su ley, por la cual, los presos con enfermedades graves e incurables deben estar en casa. Entre tod@s les obligaremos a cumplirla. Una vez más, recurriremos a la movilización social, una de nuestras mejores armas de lucha y resistencia para traer a los 14 presos enfermos a casa. Sin nada a cambio, ni condiciones. Los queremos vivos.

 

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