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Nacionales E.Herria :: 12/08/2015

La nueva coyuntura

Sugarra
En estos momentos, la clase obrera vasca no cuenta con un instrumento organizativo de intervención política

Hay periodos en la Historia en los que parece que nada cambia, que no se producen alteraciones. Sin embargo, sabemos que eso no es cierto. La calma es sólo aparente, relativa. Lo real, lo absoluto, es el movimiento. Y en las sociedades actuales, al igual que viene sucediendo desde la más remota antigüedad, se producen cambios, cuyo origen habría que buscarlo en la lucha de clases.

A diferencia de esas épocas de aparente “letargo”, también hay otras en las que todo parece acelerarse, en las que los cambios se suceden a un ritmo más rápido del habitual. Y, en estos momentos, parece que estamos entrando en uno de estos periodos.

1.- El Estado español

En el Estado español, las últimas elecciones municipales y autonómicas (y forales, en el caso de la CAPV) que se celebraron el pasado 24 de mayo, han dado lugar a un nuevo panorama político, de tal manera que el régimen surgido en la “transición” ha sufrido un duro golpe. La situación política que se ha creado tras el 24M, se caracteriza por:

1.1.- La crisis del bipartidismo

Desde el final de la dictadura franquista, tanto el PP (inicialmente AP) como el PSOE, han venido representando los intereses de la gran burguesía española, aunque vinculados, cada uno de ellos, a diferentes sectores o fracciones de la misma. Así, mientras el PP lo está a los sectores más parasitarios y especulativos del capital financiero, el PSOE tiene relación con otros sectores más “reformistas” de la misma clase social, así como con las burguesías medias periféricas, como la vasca y la catalana.

Mientras el primero defiende políticas económicas ultra-liberales, basadas en la prioridad absoluta del mercado y en la privatización de las principales empresas públicas o de los servicios estratégicos (sanidad, educación, etc.), el otro, defiende tímidas medidas neokeynesianas, de “justicia social”, y de “redistribución de la riqueza”, basadas en lo que llaman una fiscalidad “progresiva”.

Sin embargo, a pesar de las diferencias de matices entre uno y otro, ambos partidos defienden con todas sus fuerzas los intereses esenciales del capitalismo español, de las multinacionales y del imperialismo norteamericano. Tanto uno como otro defienden la unidad e indivisibilidad de España, la integración del Estado español en la UE, así como su pertenencia a la OTAN, la alianza militar impulsada por el imperialismo yanqui y sus aliados.

En las elecciones del pasado 24M, ambos partidos sufrieron un importante retroceso en sus apoyos electorales, llegando a perder el PSOE unos 700.000 votos y el PP alrededor de 2.500.000, aunque todo parece indicar que este partido se puede haber recuperado algo.

1.2.- La inestabilidad política

Esta importante pérdida de votos por parte de los dos partidos principales del “régimen del 78”, ha venido acompañada del ascenso de nuevas formaciones políticas como PODEMOS y Ciudadanos. Su irrupción ha modificado considerablemente el panorama político, creando una situación de mayor incertidumbre e inestabilidad política.

Al mismo tiempo, y en relación con lo anterior, en las elecciones municipales han hecho aparición una serie de candidaturas populares que han llegado a hacerse con la mayoría en varias de las ciudades más importantes del Estado español, como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Cádiz, etc. Para lo cual, en algunos casos, como en Madrid, han recibido el apoyo del PSOE. También hay que decir que en la mayoría de ellas formaba parte PODEMOS, aunque no como fuerza principal.

A esto hay que añadir el retroceso sufrido por el PP en varias comunidades autónomas, aunque en varias de ellas ha podido mantenerse con el apoyo de Ciudadanos; al igual que le ha ocurrido al PSOE en otras, donde ha logrado mayorías gracias al apoyo de PODEMOS.

1.3.- La recomposición del reformismo

Tras las elecciones del 24M, tanto en IU como en PODEMOS, han surgido sectores que propugnan la confluencia de ambas formaciones de cara a las próximas elecciones generales, que probablemente se celebrarán en el próximo mes de diciembre. Quienes proponen esa confluencia, también plantean la incorporación a ella de otros partidos menores, como Equo, y de las plataformas ciudadanas que se formaron en muchos lugares con ocasión de las elecciones municipales y autonómicas.

Lo cierto es que entre unos y otras (IU, PODEMOS y las “candidaturas ciudadanas”) no existen notables diferencias, ni a nivel ideológico, ni político, pues todos ellos pretenden únicamente situarse en una mejor posición en los aparatos político-administrativo y representativo del Estado capitalista, sin pretender en ningún momento utilizarlos para agudizar las contradicciones y extender la lucha de clases al interior del propio Estado burgués, con el fin de destruirlo y avanzar hacia el socialismo [1].

Tanto IU como PODEMOS se sitúan en lo que podríamos denominar como ala “centrista” de la socialdemocracia (la primera formación, ligeramente más a la izquierda, pero en el mismo espectro ideológico y político, que la segunda), mientras que el PSOE ocupa la posición más derechista de la socialdemocracia, lo que podemos llamar “social-liberales” [2].

Por otra parte, el PSOE, percatándose de la inestabilidad de la actual situación política, y teniendo en cuenta la evolución de la situación en Catalunya, pretende impulsar una maniobra de apuntalamiento del Estado burgués y del régimen del 78, llevando a cabo una operación de maquillaje del mismo. Es por esto que plantea una reforma constitucional en un sentido federalizante, que serviría para mantener la actual organización territorial del Estado, efectuando sólo algunos cambios formales, sin reconocer el derecho de autodeterminación de los pueblos y naciones oprimidas.

A la vista de la situación política, el propio PP ha empezado a hablar de una posible reforma constitucional, en la que de nuevo se definirían las competencias de las comunidades autónomas. Es decir que no trata de disimular que pretende una reforma re-centralizadora de la actual constitución española.

1.4.- Las burguesías nacionalistas.

En cuanto a las burguesías medias periféricas, hay que decir que no tienen un comportamiento político homogéneo. Por una parte, una fracción importante de las mismas defiende la actual organización territorial del Estado burgués español. Por otra, tanto en la CAPV como en Catalunya existen fracciones nacionalistas más o menos importantes. En el caso del la CAPV, esta fracción está representada por el PNV y en Catalunya por CDC y por UDC (que hasta hace poco formaban CiU).

Mientras que CDC se ha ido radicalizando, presionada por las capas inferiores de la burguesía nacionalista catalana (representadas principalmente por ERC y las CUP), adoptando en los últimos tiempos una posición independentista (lo que ha provocado la ruptura de CiU) que aboga por la celebración de unas elecciones plebiscitarias para el próximo 27S y la consiguiente proclamación unilateral de la independencia, en caso de ganarlas; el PNV adopta una posición más “realista”, ofreciendo su colaboración al PSOE para llevar a cabo su pretendida reforma constitucional.

En Hego Euskal Herria, una serie de personalidades de reconocido prestigio, fundamentalmente del ámbito académico aunque de diferentes orientaciones ideológicas y políticas, han hecho un llamamiento a las distintas fuerzas democráticas y soberanistas, de cara a promover candidaturas unitarias para las próximas elecciones generales. Los objetivos de dichas candidaturas unitarias no distarían mucho de las pretendidas a nivel estatal (IU, PODEMOS, etc.) con la inclusión en ellos de un reconocimiento “a la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral de Navarra como sujeto de decisión, independientemente de que en ese proceso se barajen alternativas distintas (independencia, federación o autonomía)” [3]. EH Bildu ha sido la primera en aceptar la propuesta, involucrándose así en la perspectiva de un “cambio político” a nivel del Estado español, por el que hasta ahora nunca había mostrado interés.

1.5.- Los comunistas vascos en la coyuntura actual

Es indudable que la nueva situación política creada en el Estado español tiene que ser objeto de nuestra atención. Ahora bien, ¿cuál debiera ser nuestra actitud hacia ella? ¿Adoptar la misma postura que los reformistas, haciéndonos eco de las falsas ilusiones “de cambio” de las que ellos se alimentan? O, por el contrario, sin perder de vista cualquier posibilidad de profundización democrática, por reducida que esta pueda ser, ¿tratar de aprovecharla para avanzar hacia la revolución socialista? Indudablemente, nosotros defendemos esta última postura.
Sin embargo, nuestra capacidad para aprovechar la coyuntura actual en un sentido revolucionario, es muy escasa. Ello, por dos aspectos fundamentales: a) en estos momentos, la clase obrera vasca no cuenta con un instrumento organizativo de intervención política que sea la expresión de su necesaria independencia de clase. Es decir, no existe un partido comunista en Euskal Herria; y b) como consecuencia de lo anterior, la clase obrera vasca no ha podido desarrollar un proyecto político propio, de acuerdo con sus intereses específicos de clase, situándose a la zaga de otras clases y defendiendo unos intereses que, aunque parcialmente puedan coincidir con los suyos, realmente no lo son.

2.- El contexto internacional

La situación que hemos descrito hasta aquí no se desarrolla al margen de las contradicciones fundamentales de nuestra época, sino fuertemente condicionada por todas ellas. En ese sentido, hay que decir que en el plano internacional está teniendo lugar un rápido proceso de consolidación-demarcación de los distintos bloques imperialistas, situándose por una parte el constituido por el tándem UE-EEUU, y por otra el agrupado en torno a Rusia-China.

2.1.- La Unión Europea

En cuanto a la UE, hay que decir que en ella se constatan simultáneamente dos fenómenos: a) el debilitamiento del eje franco-alemán, y la disminución del peso de Francia en las políticas europeas, así como el reforzamiento del papel de Alemania como potencia hegemónica en su seno; y b) la creciente subordinación del conjunto de la UE a la estrategia global de dominación del imperialismo norteamericano, lo que se ha puesto de manifiesto en numerosas ocasiones (política hacia Oriente Medio, cuestión de Ucrania y sanciones contra Rusia, etc.); situación que viene a reforzar el TTIP que actualmente se negocia en secreto entre la UE y EEUU.
Sin embargo, la UE está sufriendo una profunda crisis que se está viendo agravada por una serie de factores:

· El enquistamiento del conflicto de Ucrania y sus repercusiones económicas sobre la Unión, como consecuencia de las medidas de respuesta de Rusia a las sanciones económicas adoptadas por aquella, y que afectan fundamentalmente a la agricultura de los distintos estados miembros.
· El creciente desprestigio de las instituciones europeas, sobre todo de la CE y el BCE, a raíz de su actuación en el caso de la deuda griega [4], negándose sistemáticamente a cualquier renegociación de la misma e imponiendo a ese país unas gravísimas condiciones que repercuten fundamentalmente sobre la clase obrera y el resto de los sectores populares (reducción de pensiones, subida del IVA, privatización de servicios y empresas públicas, etc.).

· El riesgo de la posible salida de Gran Bretaña de la UE, si esta no se aviene a renegociar sus condiciones de adhesión, para lo que el gobierno de Cameron tiene previsto celebrar un referéndum en 2017.

2.2.- El acrecentamiento del peligro de guerra

Hay una serie de factores que nos hacen considerar que la situación internacional está evolucionando con relativa rapidez hacia una nueva conflagración bélica de considerables dimensiones. Aunque aún es prematuro para prever su posible alcance, si se atisban posibles focos que podrían situarse en su origen:

· El conflicto en Ucrania. Se sitúa en la misma frontera de Rusia y en él están abiertamente implicados tanto EEUU y la OTAN como la UE. Las recientes maniobras militares a las propias “puertas” de Rusia, así como la prevista creación de una “fuerza de intervención rápida” por parte de varios países miembros de la OTAN, aumenta aún más si cabe la trascendencia del conflicto en aquel país.
· El ascenso del militarismo japonés con el actual gobierno de Shinzo Abe, que pretende reformar la Constitución para permitir que el ejército de aquel país pueda intervenir en el extranjero y acudir en ayuda de algún aliado es sumamente preocupante. Sobre todo, teniendo en cuenta que Japón es el principal aliado de EEUU en la región de Asia-Pacífico y que precisamente en aquella zona están teniendo lugar frecuentes enfrentamientos entre China y otros países del área, a consecuencia de disputas territoriales sobre diversas islas.
· La ampliación de la OCS (Organización de Cooperación de Shanghai),con la reciente incorporación a la misma de India y Pakistán, y la previsible próxima entrada en la misma de Irán, una vez que este país ya ha firmado el acuerdo sobre su programa nuclear.
· La creciente intervención militar de Turquía en Siria e Irak, con el pretexto de luchar contra el EI (Estado Islámico), pero que en realidad está sirviendo para atacar a la guerrilla kurda del PKK en Irak y a las YPG (Unidades de Protección Popular) en Siria, mostrando claramente su intención de convertirse en una potencia regional. Y Turquía es un importante miembro de la OTAN.

3.- ¿Qué hacer en esta nueva coyuntura?
Indudablemente, en la coyuntura actual, la tarea principal de los comunistas vascos continúa siendo la de crear las condiciones ideológicas, políticas y organizativas para la construcción del partido revolucionario de la clase obrera en Euskal Herria.

Pero nuestro trabajo no se puede circunscribir únicamente al terreno teórico, a la difusión del marxismo, sino que debemos ser capaces de aprovechar cada situación concreta para desarrollar una labor de educación política estrechamente vinculada con la realidad (social, económica y política), con los problemas cotidianos, con las aspiraciones más sentidas por la clase obrera y el pueblo trabajador.

En ese sentido, en la coyuntura actual, se impone centrarnos en la defensa del derecho a la autodeterminación para todas las naciones sometidas al Estado español.

Sin que este derecho básico sea reconocido de forma explícita, sin ambages ni subterfugios, no tendrá validez ninguna pretendida reforma constitucional.

Por otra parte, a la vista de la evolución de la UE y su efecto restrictivo sobre la soberanía de sus Estados miembros, y teniendo en cuenta las aspiraciones “europeístas” de buena parte de la burguesía vasca, incluida la pequeña burguesía representada por EH Bildu, también es necesario impulsar una campaña en contra de la pertenencia de Euskal Herria a la UE.

Por último, ante el creciente peligro de guerra y considerando el papel que desempeña la OTAN como gendarme del imperialismo norteamericano y europeo, es imprescindible vincular la lucha contra la UE a la movilización contra la OTAN y por el desmantelamiento de las bases militares norteamericanas en suelo europeo.

NOTAS
1.- Ninguna de estas fuerzas plantea con claridad ningún tipo de estrategia, de programa, de métodos de lucha para el “cambio político” que propugnan, ni define quien habría de ser el sujeto del mismo, la clase o clases y sectores sociales interesados en dicho cambio, etc., limitándose a hablar, en abstracto, de “la gente”, “la ciudadanía”, etc.
2.- En el Estado español no existe, actualmente, un ala de “izquierda” de la socialdemocracia, que pudiera equivaler a lo que fue el llamado sector “caballerista” del PSOE en la época de la II República.
3.- Ver Llamamiento para candidaturas unitarias por un nuevo tiempo político en la comunidad autónoma vasca y en la comunidad foral de Navarra. http://candidaturaunitaria.eus/es/Manifiesto
4.- En un próximo artículo, trataremos sobre la cuestión de la deuda griega y el desarrollo de los acontecimientos en aquel país, con la perspectiva que nos da el tiempo transcurrido. Aunque los acontecimientos están aún relativamente recientes, era necesario y conveniente esperar algún tiempo para así tener una visión de conjunto del desarrollo del proceso de negociaciones entre el gobierno griego y la “troika”, a fin de no sacar conclusiones precipitadas.

 

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