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Nacionales E.Herria, Mundo :: 11/05/2011

Réquiem por la IV Internacional y otros

Joseba Izaga "Kanito"
¡Qué habremos hecho mal para tener como contemporáneas a estas izquierdas! ¡Maldita sea, qué habremos hecho!.

No puedo ser tachado de anti trotskysta, ya que nunca lo he sido. Pero esto es ya demasiado. Los partidos y los grupos adscritos a esta posición política se han convertido en la quinta columna del imperialismo con sus delirantes análisis acerca de las movilizaciones que se vienen produciendo en los países árabes. Sin tener la menor idea de lo que sucede en aquellas sociedades, a la movilización anti Mubarack y a la salida a la calle en Túnez le pasaron a llamar proceso revolucionario.

Y esto es totalmente falso. Debiera el trotskysmo hacer balance de su apuesta por las revoluciones políticas en los países del este, particularmente del apoyo a Solidarnosc y a Walesa. pues bien, derribados los regímenes pro soviéticos solo queda el fascismo, sus quimeras revolucionarias se apagaron y sus ansias libertarias emigraron hacia otros procesos que brillasen con luz propia. Venezuela, Bolivia son algunos de esos países pero la irrupción de la llamada primavera árabe desató el delirio total entre todas sus familias. LIT, FLT, SU, todos sin excepción afirmaron que comenzaba la revolución. ¿Qué revolución?. Particularmente criminal es la posición trotskysta hacia el ataque genocida al pueblo libio lanzado por Francia, Inglaterra y EEUU con el apoyo de la OTAN y los regímenes “progresistas” de Qatar, Arabia Saudi y los Emiratos Árabes.

Se inventaron los supuestos comités populares de Bengasi que jamás han existido y forzaron la máquina haciendo creer que los asesinos y mercenarios que se parapetaron tras la fuerza aérea de la OTAN y claman por los bombardeos son rebeldes que buscan un gobierno popular. Pedía la IV Internacional armas y voluntarios para Libia, pues bien, ahí tiene los refuerzos que demandó: los servicios secretos británicos y la CIA ya están en Bengasi y su patético gobierno mercenario tiene el reconocimiento internacional occidental, respecto a las armas hasta les da para lucrarse vendiéndoselas a Al Qaeda.

Objetivo logrado, los rebeldes anti burócraticos de Al Qaeda reciben armas que esta trama oscura desvía a Mali para seguir desestabilizando el Magreb. Estos son los milicianos a los que el trotskysmo trató de elevar a la categoría de revolucionarios, de su propuesta social mejor ni hablar, que maldita tragedia.

Entre tanto el pueblo libio, el de verdad, no el de las fabulaciones eurocéntricas infantiles europeas se defiende como puede de los bombardeos diarios y los asesinatos selectivos, de los magnicidios de los nuevos nazis a los que las izquierdas occidentales critican con la boca pequeña pero ante los que no se movilizan.

Pareciera que los hijo de puta de la OTAN fuesen nuestros hijos de puta. Tal vez por aquello de que es más conveniente un gobierno anti burócratico revolucionario que haya acabado con Gadaffi aunque este sea el gobierno impuesto manu militari por Sarkozy, Obama y Brown, que un gobierno autóctono tan poco chic como el del hombre que acostumbra a dormir y vivir en una jaima berebere.

Es terrible la obcecación y el fanatismo del que hay que hacer gala para llegar a estas peregrinas, ilógicas y contrarevolucionarias conclusiones. Y lo peor es obcecarse en tratar de convencer a nadie de que quien apoya a Gadaffi está por la dictadura. Este tipo de sofismas son falsos de raíz y como al rey desnudo el niño indicó que desnudo estaba a pesar de sus aduladores cortesanos cuando así era, al trotskysmo hay que decir que camina desnudo de realidad cuando reta al resto de la humanidad de izquierda a responder a sus acusaciones de defensores de dictaduras a quienes entendemos sin ambigüedad alguna que la defensa de Libia pivota alrededor de sus fuerzas armadas y de su jefe militar y político.

En los tiempos del POUP polaco, Jaruzelsky era un stalinista traidor y Walesa el líder de la revolución democrática; hoy en Polonia, Hungria, Rusia, Albania, Bulgaria, ¡para que seguir! las fuerzas de izquierda comunista son ilegales. ¡Y???. Y nada, son ilegales. A sus militantes se les condena a muerte y se les retira la patria potestad para poner como en tiempos del fascio a sus hijas e hijos bajo la tutela doctrinaria del estado imperial.

Definitivamente, no hay que ser un obtuso de mente ultra stalinista para entender que el trotskysmo es tan solo un movimiento euro céntrico de carácter sindical con una estrategia occidentalista marcadamente despectiva hacia los pueblos oprimidos. Por eso también cuando Catalunya avanza hacia sus multitudinarios referendums se une al coro español para buscar la descalificación a esos procesos libertarios, que defiende retoricamente y ataca en los hechos.

La patria del trotskysmo español no son los pueblos oprimidos por el estado imperialista y neo franquista de España, no. Su patria es el internacionalismo con epicentro político en la Puerta de Alcalá, en lo político y en lo sindical, también, salvo honradas excepciones.

Esto mismo digámoslo también de quienes con otros ismos supuestamente radicales desde la villa y corte expiden carnets de revolucionarios o de pequeños burgueses, según toque. El problema es que la capacidad de socialización de sus posiciones en su propia sociedad es inexistente así que, en lugar de levantar proyectos propios se hace más fácil pontificar sobre los supuestos errores de las estrategias ajenas.

Las posiciones trotskystas sobre las movilizaciones árabes omiten todo el escenario real de servicios secretos, financiaciones multi millonarias desde Riad o Catar, obvian a Blackwater, borran como Stalin hacia con Trotsky con photoshop los efectos de los bombardeos de las fuerzas imperialistas cuando asesinan al pueblo de Afganistán Pakistán, Libia, Irak.

Me duele mucho escribir de esta forma a quienes durante mucho tiempo he estimado en el terreno político. Pero el paso decidido a través de las fábulas de inexistentes revoluciones hacia el campo del imperialismo que el trotskysmo está dando obliga a la militancia de la izquierda anti imperialista a responder a los exabruptos falaces de suspuestas revoluciones, que como en Egipto acercan al poder al islamismo wahabí y su política de tierra quemada y exterminio de quienes no se unen a su visión rigorista y excluyente de la vida social a partir de una Sharia extrema y del exterminio de los cóptos. Igual que están haciendo con la minoría cristiana en Irak o las feministas, o las personas lesbianas o gays.

Esta es la revolución que comienza a perfilarse en Egipto y Siria, para quienes pretenden desarrollar el modelo de agresión que llevan en Libia, no por casualidad el criminal de guerra que preside la ONU pide justo ahora el desarme de Hezbollah, pieza esencial aliada de Irán y Siria cuando Israel levanta banderas de guerra contra Irán.

Hay que ser muy cerrado y vivir en el interior de una concha sectaria a prueba de fugas radioactivas para tratar todavía de emplazar a nadie sobre un pretendido debate, en el que se emplaza a los que defienden la legitimidad del gobierno de Libia para encabezar la defensa de su territorio y la salvagurada de sus recursos naturales, a dejar de hacerlo en favor de los Comités populares de la OTAN (en Bengasi los populares lo son del estilo de Aznar).

Igual crítica ha de hacerse a quienes han decidido que ante los ataques de la OTAN y el Colonialismo del Siglo XXI, su causa anti imperialista no es la de las banderas y los países. Lessons – faire a l´imperialisme!, dejémos hacer al imperialismo.

Hay una izquierda y un anti capitalismo de opereta frente a la nueva colonización de África, Asia y en breve de Latinoamérica, de destrucción de cualquier atisbo de estado social en Europa y EEUU, de occidente en general y al modo y manera de los debatientes del sexo de los ángeles en Constantinopla, unos se inventan comités populares donde hay mercenarios de la OTAN, Francia e Inglaterra, otros pasan de los problemas de los estados llamados como están a destruir al capitalismo en una sola batalla global, así, a pelo, sin anestesia y los otros quieren construir alternativas estatalistas tratando a las izquierdas nacionales y anti imperialistas de pequeña burguesía entre una birra y otra.

¡Qué habremos hecho mal para tener como contemporáneas a estas izquierdas! ¡Maldita sea, qué habremos hecho!.

* Joseba Izaga, miembro de Boltxe Kolektiboa.

 

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