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Nacionales E.Herria :: 09/04/2009

Unidad comunista y lucha de masas

Euskal Herriko Komunistak
?Actuar en lo local para cambiar lo global?? sólo será un bonito lema si, desde aquí y ahora, nos quedamos observando, discutiendo y perdiendo el tiempo

Euskal Herria ha sufrido, al igual que otros pueblos, las consecuencias profundas y duraderas de los cambios capitalistas. Cometeríamos un error imperdonable si menospreciáramos u olvidásemos los contextos definitorios de la evolución mundial.

No podemos analizar las diferentes vías de futuro que se nos presentan despreciando los problemas objetivos a nivel planetario. Los comunistas vascos debemos actuar, sin contemplaciones, sobre la situación angustiosa que vive gran parte de esta humanidad. Nos ubicamos dentro suyo en lo práctico y en lo teórico. Nuestra praxis revolucionaria está inmersa en la lucha mundial de la humanidad contra el capital.

“Actuar en lo local para cambiar lo global…” sólo será un bonito lema si, desde aquí y ahora, nos quedamos observando, discutiendo y perdiendo el tiempo en asuntos que debieran ser ya asumidos por el conjunto de fuerzas revolucionarias que combaten al capitalismo.

El modelo económico mundial capitalista se encuentra hoy en la más compleja, desconocida y peor crisis que ha padecido. Repite los rasgos esenciales precedentes pero con problemas nuevos, desconcertantes por su hondura y gravedad. Es una crisis global que afecta a todas y cada una de las partes del capitalismo y también, por primera vez en la historia, a la capacidad regenerativa de la naturaleza.

Las clases dirigentes intentan ganar tiempo, la política del “New Deal” que se proyecta desde EEUU hacia el resto del mundo, no es más que un instrumento para tomar medidas que amortiguen lo que se viene encima.

Sin embargo debemos reseñar, ninguna crisis por dura y prolongada que sea, supone obligatoriamente el hundimiento definitivo del capitalismo. Al contrario, es un mecanismo de corrección. La crisis destruye riqueza, capital acumulado, infraestructuras y fuerza obrera y popular, y esa destrucción a su vez posibilita su renovación. A la vez permite a las fracciones de las clases dominantes más poderosas, imponer sus condiciones.

Mientras que otros Estados europeos aprovecharon las anteriores condiciones favorables que les brindaba la expansión económica, con inversiones acumulativas y proteccionismos varios, el español hizo justamente lo contrario. Es el reino del derroche, el chanchullo y la ocasión. La crisis actual le coge sin la menor defensa.

Las expresiones de esta situación son varias. Por un lado el Estado español tiene una estructura productiva de segunda (por llamarla de algún modo), es un dato conocido y no lo mencionaremos más.

En su interior, además por una debilidad histórica del núcleo de clases dominantes, la hegemonía y liderazgo de otros bloques europeos no encuentra en este estado su correspondiente plasmación. La hegemonía y la legitimidad no se conquistan de la noche a la mañana. Ni PSOE ni el PP lo han conseguido, como no lo hizo la UCD y tampoco la dictadura franquista anterior. Se comprende así, por esa debilidad, la extrema importancia del ejército, grupos paramilitares y policiales y de la iglesia como sustentadores permanentes. También se evidencia, más que nunca en la actualidad, la existencia de una prensa canalla y servil, consciente de su poder y papel central, de servicio a la autoridad sin la menor crítica.

Estas debilidades estructurales se resienten, como una fractura mal soldada, en los momentos de crisis. Si la crisis es económica, siendo el Estado el bastón de sustentación del frágil capitalismo español y a la vez dependiente de él en cuanto base productiva, el proceso crítico es una suerte de boomerang que vuelve una y otra vez sobre sí mismo.

Los efectos perversos de esta situación se extienden al conflicto vasco, en donde la burguesía regional se caracteriza por contar con varios de los defectos de su hermana estatal, atraso económico, debilidad estructural y una debilidad de hegemonía, cuestionada además por la presencia del MLNV.

Desde EHK afirmamos la necesidad de la independencia vasca, de la reunificación de sus territorios, todo ello dentro de una sociedad socialista que haya sido capaz de aprender de las virtudes y logros innegables del socialismo de otros pueblos y de superar sus fracasos y vicios también innegables, esta necesidad, decimos, se vuelve imperiosa precisamente cuando analizamos rigurosamente el futuro de extinción como nación y la explotación como clase trabajadora, que nos deparan las fuerzas imperialistas y los intereses burgueses regionales.

Pero los trabajadores comunistas, más concienciados, nos enfrentamos a dos problemas, que independientemente de las políticas represivas del Estado, debemos solucionar con seriedad y de una manera madura, sin condiciones previas de ningún tipo:

1-La extrema debilidad y división en la que estamos sumidos.

2-La necesidad de fomentar y potenciar la lucha de masas ofensiva.

Obviar estas dos cuestiones sería de una irresponsabilidad imperdonable, máxime si, además, los comunistas somos los que más insistimos en este país sobre la necesidad de la unidad sindical para afrontar los problemas derivados de la situación económica y política que atravesamos. Son tiempos de propuestas claras y sencillas para poder avanzar.

No hace mucho que publicamos un artículo titulado “Trotsky versus Stalin”, en el que enfatizábamos la necesidad de dejar viejas cuentas de lado y hacer hincapié en unas bases comunes de lucha práctica y no tanto de debates estériles por lo ocurrido en el pasado o diferencias estratégicas que, aún teniendo en cierto modo sentido, no nos valen para la actual coyuntura.

1- Desde Euskal Herriko komunistak (EHK) lo que proponemos es la creación de un BLOQUE ROJO (B. R.). Ese bloque, en principio, debería agrupar a todas las organizaciones e individuos independientes comunistas que pululan por el solar vasco. Conformar una especie de coordinadora que nos facilite el contacto y la puesta en práctica de acciones que por nosotros mismos, solos, no podemos realizar. Siempre desde el respeto y el entendimiento, realizando labores unitarias y decididas por el conjunto de organizaciones.

2- Por otra parte, es evidente que todas las organizaciones comunistas se nutren de contextos de lucha y acción que actualmente no se dan en la sociedad, por diferentes motivos, pero que, como todos sabemos, son necesarias para combatir al sistema y a su vez crear conciencia de clase. Aumenta el descontento social pero no la acción revolucionaria…y esa en definitiva, es nuestra labor.

El desarrollo de la lucha de masas es fundamental en cuanto que, potencia las contradicciones de clase y anima a los trabajadores y las clases populares a articular organizaciones que sean capaces de dar respuestas claras y en muchos casos contundentes al desorden capitalista.

Las formas que deben adquirir esas luchas deben de partir de un debate previo entre las organizaciones comunistas, con sinceridad y honestidad, necesitamos llegar a puntos de encuentro.

Desde luego, y en lo que atañe a los comunistas abertzales, estamos dispuestos a confrontar ideas y praxis. Entendimos hace tiempo que nos enfrentamos a un enemigo que muta con mucha facilidad y que la construcción de la antítesis, el socialismo, se realizará en sociedades capitalistas desarrolladas y que se precisanreformulaciones que integren en un nuevo movimiento de base revolucionaria a nuevos sujetos sociales, clases y sectores populares.

EUSKAL HERRIKO KOMUNISTAK (EHK)

http://www.kaosenlared.net/noticia/unidad-comunista-lucha-masas

 

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