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Nacionales E.Herria :: 24/09/2012

Utopía y revolución

Ane Izarra
Vienen a mi memoria los sucesos de Vitoria y Basauri donde el fascismo enarbolado por Fraga Iribarne, machacó la movilización obrera

Con ciertos aires nostálgicos anclados en nuestros recuerdos despedimos a las tan ansiadas vacaciones estivales. Volveremos a esos momentos placenteros cuando la rutina diaria de invierno nos invada. De vuelta a la realidad, nos encontramos de nuevo inmersos en el mundo laboral. De nuevo convertidos en servidumbre de horarios y de turnos establecidos, que a veces nos provocan cierta desorientación y cuesta recordar en que turno se trabaja. Nos encontramos con el madrugón vespertino;al que que nadie termina por acostumbrarse, al date prisa que no llego, al necesito este informe de ayer para hoy. A la pregunta, ¿Qué tal la vuelta al trabajo?, la mayoría de respuestas terminaban con la coletilla. “Bueno, no me puedo quejar. Tengo trabajo. Es lo que hay”. Y yo pienso: No. Para luego decir en voz alta: No es lo que hay. Es lo que quieren hacernos creer que hay. Son las migajas que nos tira el sistema. Son bastantes quienes se aferran fuertemente a ellas ofreciendo una de sus mejores sonrisas servil. Sin encontrar mucha resistencia y con todo el apoyo del agresivo capitalismo, donde el vivir hoy en día se ha convertido en sobrevivir, derechos conquistados a base de infinito sufrimiento, dolor, rabia e impotencia casi olvidados; e incluso pérdidas de vidas de trabajadores, nos están siendo robados vilmente en nombre de su crisis. Una deuda privada generada por el gobierno y el sistema financiero, la cual, quieren hacer pública hipotecando nuestra vida y la de las generaciones que están por venir. Nos restan derechos laborales para multiplicar a cambio de nada nuestras obligaciones laborales. El rebaño sigue la misma dirección, la dirección equivocada hacia la sumisión. El miedo a perder el puesto de trabajo paraliza la resistencia por parte de la población en activo.

Este miedo siempre ha estado ahí. Se ha convertido en instrumento paralizador de la movilización de la protesta social, fiel aliado del poder. ¿Dónde quedarán aquellas movilizaciones por el año 1975, cuando existía conciencia obrera?. Época en la cual la clase obrera luchó con su vida por unas condiciones laborables dignas, una sociedad más justa y solidaria. Valores que hoy en día se van dejando de lado y en el olvido para dar paso a la insolidaridad, competencia desleal y salvaje en donde todo vale mientras mi culo esté a salvo. Vienen a mi memoria los trágicos sucesos de Vitoria y Basauri donde el fascismo enarbolado por quien era entonces Ministro de la Gobernación, Fraga Iribarne, machacó la movilización obrera, terminando con la vida de varios trabajadores y dejando decenas de heridos. Aún hoy sus muertes siguen estando impunes, pero no nos cansaremos de pedir justicia hasta que aquellos crímenes sean reconocidos como tales.

Y aquí, en medio de todo, nos encontramos nuevamente las mujeres. Doblemente castigadas por nuestra condición de mujer y trabajadora. Porque la crisis lleva rostro de mujer. Para nosotras el capitalismo viene de la mano junto al patriarcado. La tasa de desempleo continúa siendo más elevada entre las mujeres, siendo mayoría entre desempleados de larga duración. Ya se están volviendo a escuchar ciertas voces que nos quieren volver a ubicar a las mujeres en el hogar negándonos nuestra proyección personal y nuestra presencia en la sociedad como en los ámbitos de tomas de decisiones negándonos cuotas de poder en espacios del poder político, social, cultural y laboral.

Al unísono con Gioconda Belli deseamos una huelga de silencio para oír los pasos del tirano que se marcha. El próximo día 26 hay convocada una Huelga General, que no debemos dejar pasar por alto. Debemos asomar nuestro rostro más reivindicativo, para llegar más allá de la simple reivindicación. Todo placer bien disfrutado suele sacudir bien la base que lo soporta, una cama, una mesa, el asiento de atrás. La agitación de nuestros movimientos llegará más allá de la simple reivindicación. Responderemos, como siempre lo venimos haciendo, en nuestro mejor campo de batalla, la calle. Cada uno seamos protagonistas de nuestra propia revolución. Como ave Fénix resurgiremos de nuestras cenizas, emergiendo del miedo para retornar volaremos como arranos planeando sobre vientos arrancados a la mar. No nos dejaremos amedrantar por los piquetes del patrón, simplemente ejercemos nuestro derecho a la Huelga. Debemos exigir un nuevo marco político, social y financiero, donde la solidaridad venga de la mano con el reparto del empleo, la ayudas de los sectores más desfavorecidos, donde los servicios básicos como sanidad, educación vivienda, pensiones estén suficientemente garantizados. Donde las mujeres tengamos el derecho de elegir libremente sobre nuestra maternidad., donde se fomente la cultura del ocio, el trabajar para vivir y no el vivir para trabajar, donde dejemos de ser meros códigos de barras para empezar a sentir como personas y donde la justicia sea estandarte para conseguir nuestra libertad; la libertad de Euskal Herria como Pueblo y de todas las personas que vivimos en ella.

El día 26 no es un día cualquiera será la continuación de las diferentes movilizaciones que se han ido sucediendo en los diferentes pueblos de Euskal Herria y antesala de las que seguirán sucediendo. Día de rebeldía, de aumentar la presión en nuestra trinchera, de recobrar nuestra dignidad para dar vida a nuestros sueños y abrazar a la Libertad e Independencia de nuestro Pueblo en un día no muy lejano. Seguiremos avanzando, porque hoy en día, el quedarse quieto es sinónimo de retroceder. Nos vemos en las calles.

Hablemos claramente.

Rompiendo si es preciso la cuadrícula, diré mis pensamientos deleznables, impúdicos: Esta sociedad en que vivimos la vomito, es máquina de muñecos perfectamente homologados para bailar al son.

Te dejarán jugar en su ruleta falsa con leyes que marcaron a su antojo; y si rompes la injusticia y descubres el timo te dirán cosas duras y serás condenado.

(F. García Salve)

 

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