Convocan una movilización para que La Sirena acoja durante todo el año a personas sin hogar
Cada vez mas personas se encuentran sin hogar en las capitales de Hego Euskal Herria, pero especialmente preocupante es la situación en Donostia tal y como reflejan los datos de la iniciativa Kale Gorrian. Según el estudio realizado por esta iniciativa en octubre de 2024 413 personas dormían en la calle. Se trata de una cifra que casi dobla a la registrada hace dos años, cuando, en las mismas fechas, se contabilizaron 220 personas.
El Ayuntamiento de Donostia lejos de buscar soluciones a esta problemática opto por desalojar varios lugares okupados por personas en situación de calle que estos empleaban para refugiarse. El 15 de marzo desalojo el antiguo instituto de Martutene, mientras que anteriormente ya había desalojado algunos pabellones abandonados en Herrera, lo que supuso que un total de mas de 100 personas se vieran obligadas a dormir en la calle. Por si esto fuera poco también prohibió las cenas solidarias del barrio Egia, criminalizando la solidaridad con personas en situación de extrema pobreza.
Frente a esta situación Donostia Antifaxista ha convocado una manifestación el 23 de diciembre, la cual partirá desde el Boulevard a las 19:30 de la tarde. En esta movilización exigirán al Ayuntamiento que el albergue La Sirena acoja durante todo el año a personas en situación de calle y a la vez denunciaran que “mientras la vivienda sea un negocio nunca podrá ser un derecho”, ya que “en el capitalismo las viviendas lejos de ser un derecho universal, son mercancías para acumular las ganancias de los propietarios”.
Actualmente, este centro, también conocido como albergue juvenil de Ondarreta, únicamente abre sus puertas para personas sin techo cuando las condiciones meteorológicas son especialmente adversas. Habitualmente, este albergue no se destina usos sociales, sino que ofrece un servicio de alojamiento a cualquier persona o grupo que desee pernoctar en Donostia. Dispone de cien plazas. Durante el invierno de 2021 a 2022, en un contexto de covid, se comenzó a utilizar por personas sin techo, pero los criterios para el acceso siempre han sido criticados por restrictivos, ya que La Sirena se abre “una vez que se haya pronosticado la existencia de riesgo de hielo en la costa, así como la existencia de riesgo en el interior”.