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Nacionales E.Herria :: 06/03/2006

El silencio

Nebera
El 4 de marzo en Santurtzi nos obligaron a muchos a llorar en silencio, a recordar en silencio, a tirarnos al suelo, a taparnos la cara, a levantar las manos, a correr o proteger con nuestros cuerpos, cuerpos mas débiles, a gritar en mil silencios frente a sus palabras NEGRAS y con fuerte olor a POLVORA.

Había decidido proteger su silencio, arroparlo frente a las muchas palabras que le amenazaban desde su número siempre muy superior y más vociferante.

Las palabras siempre han sido arrogantes y prepotentes desde esa facilidad que les otorgamos por definirse a si mismas y han optado por apabullar al silencio.

El silencio es cobarde, solo la palabra es valiente.

El silencio otorga, solo la palabra exige.

El silencio puede ser sepulcral, la palabra viva.

El silencio es manso, la palabra es rebelde.

Y así hasta cien mil palabras que reducen el silencio a la nada y le obligan, le exigen mas bien, a romper su condición para defenderse.

Es silencio es simple, condensado y personal. El silencio nunca se comparte por mas que muchos decidan desde sus silencios materializar un silencio más amplio.

El silencio es temido por quienes tienen tanto que callar y vociferan arrogantes sabiendo que cuanto mas griten, mas confunden.

A muchos nos han enseñado lo fuerte y duro que puede ser un silencio que se niega a darnos razones para hablar y compartir. Por eso les hacen tanto daño los silencios.

A muchos nos han obligado acallar nuestras razones y nos han reventado nuestros silencios. Por eso gritan tan fuerte.

Si una palabra tuya o tuya, o de aquel y del otro, bastara para sanarme. ¿cuantos silencios son necesarios entonces para contagiarme?.

El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes.
(Thomas Carlyle)

Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena. (Mahatma Gandhi)

Si las palabras nos acusan los silencios nos liberan.

Si la palabra nos amenaza el silencio nos protege.

Por eso, quienes desde la palabra se envalentonan, nos llenan de razones para guardar silencios y las paredes de tantos sitios oficiales se llenan de carteles que los obligan.

Por todo esto había decidido proteger mi silencio de las muchas palabras que sabia lo iban a condenar por torpe, por cobarde, por indeciso, porque era mío y no podía ser, como si pueden ser las palabras, condenado por Apología.

El 4 de marzo en Santurtzi nos obligaron a muchos a llorar en silencio, a recordar en silencio, a tirarnos al suelo, a taparnos la cara, a levantar las manos, a correr o proteger con nuestros cuerpos, cuerpos mas débiles, a gritar en mil silencios frente a sus palabras NEGRAS y con fuerte olor a POLVORA.

Mucho mas lejos, en Durango, sus palabras condenaban nuestros silencios con su dicción cuidada y depurada que, desde esa sonrisa bobalicona perenne, les dice APUNTEN, DISPAREN, FUEGO. ¡Sólo son silencios!.

Intxaurrondo (Altza - Euskal Herria)

 

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