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Nacionales E.Herria :: 26/12/2006

Sobre Justi Etxebarria Lekunberri

Justo de la Cueva
De tantas cosas por las que Justi debe ser y será recordado y querido quizá haya dos cruciales: su absoluta falta de egoísmo y la hondura, anchura, profundidad y generosidad de su entrega como militante.

In Memoriam

Tardará en nacer, si es que nace, un vizcaíno tan vizcaíno, un vasco tan vasco, un patriota vasco independentista tan acérrimo, un comunista tan sólido, un revolucionario tan firme, un camarada tan siempre dispuesto a lo que fuera menester, un amigo tan amigo de sus amigos, un enemigo tan enemigo de sus enemigos, un militante tan excepcional como Justi Etxebarria Lekunberri. Casi un mes después de su muerte aún estoy abrumado y anclado en la fase de la negación. En la fase en la que todo mi yo niega que esté muerto. En la que a cada rato revivo con toda nitidez alguno de las decenas y decenas de miles de minutos que vivimos juntos en estos últimos 24 años. Los dos sabíamos que el uno para el otro habíamos llegado a ser eso tan difícil de encontrar y tan condicionante y tan enriquecedor que es el mejor amigo que uno tiene en su vida. Los dos fuimos siempre o casi siempre ásperos, rudos, crudos, tajantes e intransigentes con y para mucha gente porque estábamos entusiásticamente dedicados a cumplir la consigna de Marx: ser implacables en la crítica de todo lo existente incluyendo lo que hiciera nuestro pueblo, nuestro propio partido, nuestra propia gente. Pero Justi siempre me ganó en demostrar que, como dijo el Ché, la solidaridad es la ternura de los pueblos. Y quienes nos han tenido bajo su mando saben bien que ambos hemos sido férreamente disciplinados.

Nacido en Erandio hace 58 años, Justi vivió en Bilbo, en la Margen Izquierda de la Ría, desde los dos años de edad. Durante cuarenta y tres años trabajó profesionalmente como montador óptico alcanzando en ello el reconocimiento y la excelencia. No acabó sus estudios de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de Deusto pero tenía la certera intuición y el instinto del mejor sociólogo para captar entre una maraña de datos el detalle relevante y revelador, para lanzar la ojeada exacta a la situación concreta, para aplicar siempre la regla comunista de partir de la totalidad para llegar a descubrir la verdad que siempre es concreta. Muchos de mis escritos y de mis libros habrían sido mucho peores de lo que son sin su ayuda, sus comentarios y su colaboración. Ajeno siempre a la vanidad, con sana fobia a los personalismos, muy poca gente sabe que era uno de los mejores conocedores, si no el mejor, de la Historia Militar con que contaba el Movimiento de Liberación Nacional Vasco. Estoy ahora mismo reviviendo el asombro y el respeto del guía del Museo del Ejército en Moscú cuando hace dieciséis años le llamó allí la atención sobre los errores de una maqueta sobre el sitio de Sebastopol en la guerra de Crimea. Fue mi maestro en esa disciplina. Este mismo año me trajo a Etxarri-Aranatz, recién publicado, un ejemplar de un excelente ensayo sobre los errores de Alemania en la I Guerra Mundial. Y, en cuanto apareció, me regaló hace unos meses la primera edición íntegra en español del clásico De la guerra de Karl von Clausewitz, cuya edición parcial tantas veces habíamos comentado entre nosotros. Y a primeros de noviembre me dijo que me había comprado otro libro de Clausewitz sobre la guerra napoleónica en Rusia que su enfermedad le impidió entregarme. Era también un impresionante experto en todo tipo de armamento, subscriptor y lector asiduo de revistas especializadas sobre el tema.

Pero lo más característico de Justi era lo poliédrico y multifacetado de su personalidad, su oceánica curiosidad por multitud de temas y lo asombrosamente capaz de profundizar en ellos que era como lector infatigable y meticuloso estudioso. Nos conocimos en el primer cursillo que dí en Bilbo sobre técnicas de comunicación, agitación y propaganda y él fue luego el organizador de un semiclandestino Seminario práctico que sobre esos temas dimos en un fin de semana de 1983 en una borda en las Encartaciones. Allí, como ejercicio práctico, parimos entre los dos la consigna Ni ZEN ni FOP ni FAS, Alternativa KAS que luego conoció un largo éxito en los muros de Euskal Herria. Y, basándonos en su conocimiento de la Historia Militar de la India, decidimos también allí fomentar el uso del término cipayos (el nombre de los soldados indígenas mercenarios en el Ejército inglés que luego se sublevarían contra Inglaterra) para nombrar a los miembros de la Ertzaintza, poniéndolo en circulación cara a cara con esos cipayos en la inauguración de la estación del Metro de Erandio. Era también un experto en técnicas de seguridad para la acción clandestina, para los contactos, las claves, la vigilancia y la contravigilancia. Y obsesionado por su enseñanza. Más que probablemente yo estoy ahora vivo porque en enero de 1984 las certeras balas luego reivindicadas por el GAL, bien dirigidas a la cabecera de la cama donde reposaba mi cabeza, fueron detenidas por la barricada de ropas colocada ante mi balcón cuando, después de las primeras y engañosas pedradas al mismo, recordé las insistentes enseñanzas de Justi sobre qué hacer bajo ataque a una casa.

Los miembros del Grupo de Montaña de este barrio de Zorrotza saben bien lo excelente montañero que fue. Y cómo fue un amante apasionado y un conocedor enciclopédico de Euskal Herria. Yo he conocido sus tierras, sus ríos y sus montes, las minas del Somorrostro, la selva de Irati, las ferrerías, tantos y tantos lugares de ensueño o cargados de Historia llevado y guiado por él. Perdí enseguida mi capacidad para asombrarme de como él, aparentemente huraño y cascarrabias, tenía tal cantidad de amigos y conocidos en tantos confines de nuestra tierra. De cómo era tan afablemente recibido por escondidos pastores del Roncal o de Urbasa que le guardaban y proporcionaban los mejores de sus quesos. O de en cuántas cooperativas conseguía los mejores vinos jóvenes al mejor precio. O en cuántas carnicerías de Navarra sabía encontrar la mejor chistorra o el mejor cordero con los que llegaba cargado y generoso a mi casa primero en Lizarra, luego en Iruñea o ahora en Etxarri-Aranatz. O a cuántas tabernas o restaurantes de pueblos perdidos me llevó para hacer una buena comida. Hedonista hasta las cachas, siempre dispuesto a disfrutar de la vida a grandes bocanadas, fiel seguidor de la máxima Comamos y bebamos, que mañana moriremos, magnífico entendido y abundantísimo aficionado a comer y beber bien, era un fenomenal cocinero capaz de lograr con recursos escasos una impresionante alubiada para una comida popular. Como la que el año 2000 nos preparó para el ongi etorri de Lurdes y Jose en Zorrotza. Experto en tantas cosas, por ejemplo en música de jazz, lo era especialmente en las tradiciones y en la cultura vascas. Por ejemplo, fue mucho tiempo jurado en los concursos de perros pastores. Él me enseñó los secretos y el interés de los partidos de remonte y de cesta punta lo mismo que hizo con las fortificaciones y los puestos antiguos de la artillería costera de Bilbao. Era un hombre apasionado por el conocimiento y por la comunicación de lo que conocía. Me consta con detalle, por ejemplo, que su tremendo afecto y cariño por y hacia sus sobrinos se vehiculizaba en su preocupación por que ampliasen y profundizasen en los saberes y los conocimientos que estimaba necesarios para ellos.

De tantas cosas por las que Justi debe ser y será recordado y querido quizá haya dos cruciales: su absoluta falta de egoísmo y la hondura, anchura, profundidad y generosidad de su entrega como militante. Primero en las labores antirrepresivas de las Gestoras Pro-Amnistía desde sus comienzos hasta 1985 y luego y a la vez en las tareas de Herri Batasuna en Zorrotza. Siempre, siempre, siempre dispuesto a lo que fuera menester. Siempre preocupado porque la juventud vasca aprendiera y viviera la máxima de Lenin "Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario". Siempre infatigable. Siempre atento a la coyuntura. Siempre vigilante de no perder el contacto con la realidad, de "oír crecer la hierba", de tomar el pulso a la conciencia de las masas.

Yo podría estar horas y días enteros hablando de Justi. De su vida y de sus obras. De cómo su trabajo (y su dinero), por ejemplo, fueron decisivos para la creación en 1997 de la página web de la RED VASCA ROJA y para que apareciera en otros cuatro idiomas como BASQUE RED NET, EUSKAL SARE GORRIA, XARXA BASCA ROJA Y REDE VASCA VERMELHA. De cómo él y yo acuñamos la definición de esa red que figura en la portada (personas que son comunistas vascas independentistas, feministas y ecologistas radicales, interesadas en la información y la comunicación).Pero creo que ahora lo mejor es recordar unas palabras suyas. Una de las innumerables iniciativas cuya plasmación echó encima de sus hombros fue la celebración del LENIN EGUNA de 1996 en Zorrotza. Él escribió el manifiesto que llamaba al acto central. Este es su texto. Habla Justi:

LENIN EGUNA 96
Con los ecos del 1º de Mayo celebrado en Euskal Herria aún en nuestros oídos y ante la celebración del Lenin Eguna en nuestro barrio, al hilo de tales eventos, nos mueven a reflexión varias cuestiones:

abandono de toda referencia a la lucha de clases y a la superación de la misma mediante la confrontación con y posterior liquidación del bloque de clases dominantes y las fracciones de clase aliadas e integradas en el sistema de dominación como colaboradores necesarios.

2a. Consecuencia de lo anterior es la falsificación del lenguaje que impregna cualquier manifestación oral o escrita: al carcelero Ortega Lara le denominan compañero funcionario de prisiones, a los que nos reprimen y machacan en cualquier actividad antisistema les denominan compañeros de uniforme, acabarán llamando compañeros generalotes al Rodriguez Galindo, Armada, Milans del Bosch, Tejero, Pardo Zancada eta abar.... y caídos por Dios, por España y su Revolución Nacional Sindicalista a Franco, Primo de Rivera, Gil y Gil y al Real Madrid.

En Alemania, país del que el Estado español es cada vez más dependiente, a los explotadores y enajenadores de la plusvalía (la que generan los trabajadores o sea el trabajo no pagado) se les denomina dadores de trabajo. Y a los explotados tomadores de trabajo.

Los acontecimientos de Itoiz y la posterior reacción de los ganapanes y buscones que allí se ganaban el sustento son la prueba del nueve de que el sistema de dominación viene recuperando e integrando en el mismo a sectores importantes de la clase trabajadora (por lo menos importantes en cuanto a cantidad). Estos hijos de perros desclasados y esquiroles serían capaces de fabricar hornos crematorios para churruscar vascos insurgentes, gas sarín para fumigar kurdos alzados en armas o defoliantes para joder el tabaco a los compañeros y camaradas cubanos que todavía resisten el acoso y cerco de treinta años a los que les tiene sometidos el IV Reich como garante del nuevo desorden mundial.

En la presentación ante el juez de los compañeros responsables de la ekintza, que ha supuesto la paralización del monstruoso proyecto de Itoiz, estos alienados y descerebrados de la hamburguesa con coca-cola de sus hijos y las sesiones de "liftin" y culebrón mañanero de las doñas pretendían ser más represores que sus compañeros de uniforme (en este caso concreto los de color verde galosos). A este ganado ovino y a sus pastores, nuestro desprecio sinfónico. A los que, superando la contradicción individual que suponía su origen burgués, han aportado su teoría y su práctica para la supresión del Modo de Producción Capitalista, nuestro sentido homenaje.

En la persona de Lenin, que junto con Trotsky y otras y otros compañeras y compañeros revolucionarios boltxevikes dieron forma y materialización al hecho más importante acaecido en este siglo que se acaba (la Revolución Rusa de noviembre de 1917), queremos rendir homenaje a Karl Marx, Engels, Rosa Luxemburgo, Mao Ze Dong, Che Guevara, Clara Zetkin y a los cientos de miles de compañeras y compañeros que han dejado la vida en las barricadas, las cámaras de tortura, los campos de concentración y las cárceles en ese acto meditado y consciente que supone estar preparado para la revolución e incidir en la dirección correcta del proceso.

A Luis Arrarás, convecino nuestro, y Jesús Larrañaga, a todas y todos los militantes antifascistas que dejaron la piel en la mal llamada guerra civil de 1936 a 1939 y la posterior represión surgida como corolario de la victoria nazifascista (Luis Arrarás murió en el exilio en Uzbekistán y Jesús Larrañaga fue fusilado en Madrid en la década de los 40).

A Txabi y J.A. Etxebarrieta, Argala y "Txomin" Iturbe, a todas y todos los revolucionarios vascos caídos en el proceso de revolución nacional y social de Euskal Herria, a las y los deportados, exiliados y prisioneros políticos que el Estado Español mantiene como rehenes en sus cárceles de exterminio.

Esta tarde tenemos ocasión de mostrarles nuestra solidaridad, afecto y calor. A las 5, todas y todos a Bilbo.

Hace casi 80 años que Rosa Luxemburgo, ante el deterioro de las condiciones de vida de la clase trabajadora, soltó aquella soflama incendiaria de "¡Socialismo o barbarie!". Hoy, en 1996 y siguientes, cuando cada año mueren cuarenta millones de personas de hambre y más de la mitad de la población del planeta vive en condiciones infrahumanas, la consigna tiene que ser:

¡Comunismo o caos!
¡Socialismo o barbarie!

EL FUTURO ES DE COLOR ROJO CON NEGRO ENTREVERADO
¡GORA EUSKAL HERRIA GORRIA!

Bilbo 4 de mayo de 1996

Así hablaba y escribía Justi. Así era Justi.

¡GORA JUSTI!
¡GORA EUSKADI TA ASKATASUNA!

Zorrotza, Bilbo, 23 de diciembre de 2006
(texto leído en el homenaje del barrio de Zorrotza a Justi Etxebarria Lekunberri)

 

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